El patio de Fedra´s junto al río, perfecto para una cita por el norte
Admitilo, tenés Tinder. En el 2018, ser parte de la red social de la llamita ya no es un pecado ni un tabú. Muy por el contrario, es casi raro estar soltero y no haberte bajado la app. Amigos comparan cantidad de matchs, deslizás a la izquierda frenéticamente cuando te cruzás a un compañero del trabajo, te reís cuando se te escapa un Súper Like y te debatís si escribir algo en la biografía, o si vincular tu Instagram. Mejor no, estás dando demasiada información. Mejor sí, tal vez tengas más likes. Leés frases graciosas, otras algo perturbadoras: “cualquier cosa nos conocimos en el súper” o “vacunas al día” y amagás a eliminar la aplicación. Y cuando por fin diste match, te cayó bien y decidieron encontrarse, llega la encrucijada en la que nadie quiere decidir: dónde encontrarse. Nada demasiado privado, no sabés quien es. Nada demasiado alborotado, querés poder hablar tranquilo. Un lugar en el que no haya que esperar (evitemos ese momento incómodo en el que llegás al bar y no hay mesas disponibles), donde el menú sea variado (no sabés que le gusta), que no esté demasiado lejos, en pocas palabras, un lugar copado donde poder pasarla bien. Las recomendaciones de MALEVA, para cada cita de tinder.
Para aquellos que amplían las millas de distancia en sus preferencias en un intento desesperado por encontrar más perfiles a los que darle like, y para aquellos que aprovechan que se acercaron a capital –o a zona norte- para deslizar un poco mientras esperan a sus amigos -y que dan match. Pegan onda, pasan a WhatsApp y cuando por fin deciden verse, uno vive en Palermo y el otro en San Isidro. Allí es cuando se presenta el eterno dilema, dónde ir y ni hablar si ninguno tiene auto. En estas situaciones, lo mejor es encontrar un punto medio, un bar al que para llegar nadie tarde más de una hora, usualmente encontrado en Núñez o Belgrano, dos barrios que, a pesar de no tener la misma oferta que Palermo, cada vez proponen más. POE (3 de febrero 2772), ubicado en Núñez –el verdadero punto medio- es una gran opción. ¿Por qué? Varios pisos, rincones que atrapan –y esconden por si la cita va muy bien-, muebles de todos los estilos, simpáticos livings y una increíble terraza (que sí, ya está haciendo frío pero no hay mejor “táctica” que culpar a las bajas temperaturas para acercarse más a tu pretendiente) lo hacen perfecto para todos los gustos, es cuestión de explorar aquella antigua casona y encontrar el spot ideal. Buena birra, tapas y, para los que se dieron like porque sus artistas en spotify coincidían, ciclos de música con bandas en vivo.
En un plan que cada vez se elige menos, se animaron a comer juntos. Para muchos, una movida jugada para la primera vez que se ven. Que se te metió algo entre los dientes, que te manchaste, que sos vegetariano, que tu comida tenía ajo, que no te podés pedir una ensalada -nada menos sensual que se te escape una lechuga. Los percances pueden ser varios. Por eso, aquí la mejor decisión es elegir un bar donde haya de todo, y si son tapas mejor (la comida más fácil de comer). Cervelar, un clásico que encontrás en casi todos lados (desde San Isidro hasta Caballito y San Telmo, pasando por Villa Crespo y tantos más barrios), es un bar tranquilo, sin esperas -¡ni siquiera en el de Palermo!-y muy cómodo para comer. Además de su extensa carta de cervezas –otro buen tema de conversación para los amantes de la birra es probar alguna importada- su carta de tablas y tapas asegura satisfacer todos los gustos. Desde fiambres, papas fritas de todo tipo, “bites” fritos, hasta una super completa tabla vegetariana, la oferta es variada. También hay burgers, sándwiches, ensaladas y panchos, para los más atrevidos.
Ya sos un experto en Tinder, pero todavía no encontraste a tu media naranja. Y te das cuenta que tu cita también, no la/lo podes llevar al típico lugar. Buscás sorprender, pero sin nada demasiado extravagante, todavía querés que sea algo relajado. Santos Vega es la combinación perfecta. En nada menos que el primer draught bar del país (y tal vez de Latinoamérica), sirven tragos de autor por canilla. Se trata de un descontracturado hidden bar con un escenario que se inunda con rock, jazz y blues. Escondido en un edificio, de martes a domingo abre sus puertas con una barra muy canchera, cómodos sillones, intrincados grafitis en las paredes y un segundo piso un poco más privado.
Si hay algo que los unió, es que no les gusta la birra (seamos honestos, son pocos los de su clase). Para quienes una copa de vino o un buen trago de autor es el centro de mesa ideal ustedes y su “match”, Trova (Honduras 5903) es el lugar. Cuando se habla de vinos, no siempre es fácil encontrar un bar canchero y relajado con tragos accesibles, por lo que una esquina muy cool que ofrece vino por copa es la opción ideal. Con tres pisos –entre ellos una terraza romántica-, a Trova también se le atribuyen cocktails super originales como la Caipiwine (lima, azúcar, vino y jugo de naranja). Además, para cuando se necesita un empujoncito y derribar la timidez, aquí también hay un poco de fiesta. Ciclos de música y su ya clásico “afterwine” (su happy hour de vinos) de 18h. a 21h., siempre prometen hacer que la conversación fluya (y basta solo con subir un piso para alejarse del alboroto).
Este/a te gustó, y mucho. Ya sabes que no va a ser solo otra cita de Tinder. La/o querés llevar a un lugar lindo, donde todo en la atmósfera complote con tu plan maestro de conquistarlo/a. Qué mejor para eso que un patio de madera frente al río con guirnaldas de luces que iluminan el amplio verde alrededor. Enredaderas y flores decoran cada rincón y los tragos son tan lindos (y ricos) como la ambientación. Además, huerta propia, horno de barro y un menú para comer más que bien, lo hacen el spot ideal para una cita romántica, en un punto clave para todos los zona nortenses (que si buscan algo más de bajo perfil, Lowell´s Biergarten es el jardín cervecero perfecto). Nada mejor que charlar con el sonido del río detrás y las luces de la ciudad en el horizonte para los inicios de algo que muchos dicen se da una vez en un millón: “una relación nacida de Tinder”.
Fotos: gentileza Fedra´s, Trova, Santos Vega, Cervelar y Poe.