Con vistas impactantes de la ciudad, el agua cálida para hacerle frente al invierno y features originales, las piscinas climatizadas de los hoteles pueden ser un programa ideal para un día diferente en la ciudad. Junto a amigos, en plan after office o para disfrutar en pareja, sentarse al costado de una pileta siempre sirve para relajar. Pero las bajas temperaturas no impiden sumergirse y salir del agua en otra sintonía: estas son las mejores piletas de lujo para disfrutar cuando afuera hace frío.
Abajo, el frenesí de autos, colectivos y peatones no para. Arriba, la combinación de reflejos hipnotiza. La estructura vidriada permite que la luz entre a sus anchas; los azulejos blancos y negros de las paredes y el fondo de la pileta, acomodados como damero, producen un juego visual único. El agua a 32 grados invita a un baño reparador, rodeada de la imponente vista que entrega el nivel 23 del Hotel Panamericano. Destacado como uno de los miradores de Buenos Aires más atractivos (hay tours para visitar este balcón privilegiado), eso también lo hace un lugar ideal para el descanso. Alrededor de la pileta hay unos cómodos camastros con almohadones y hasta cortinas -todo blanco, impoluto- que se pueden cerrar para lograr un espacio aún más íntimo. Como parte del plan detox hay aguas saborizadas caseras y frutas a disposición, y se pueden pedir los aperitivos, bebidas sin alcohol, ensaladas y sándwiches que preparan en la cafetería del hotel (para los próximos meses se viene una carta especial, con cócteles y finger food), con algunas mesas junto al área de descanso de la pileta. Como original after office (el área está abierto hasta las 21), hay planes para ir con amigas, disfrutar del atardecer desde las alturas combinado con un masaje o máscara, el uso de las amenities y, por supuesto, la piscina. Durante los fines de semana hay diferentes pases por 3 o 5 horas o todo el día, siempre con acceso a la ansiada agua climatizada.
La pileta es cubierta pero adentro el sistema especial de iluminación en el cielorraso simula la resolana de la mañana o tarde, o una tenue oscuridad durante la noche, según el momento del día. Ubicada en el interior del histórico y distinguido Palacio Duhau – Park Hyatt Buenos Aires, la pileta forma parte de los 750 metros cuadrados que ocupa allí el Ahín Wllness&Spa. Climatizada y de dimensiones semiolímpicas (25 metros de largo), posee agua con tratamiento de ozono, lo que evita el daño de la piel, el cabello y los ojos de quien se sumerge. La piscina abre muy temprano por la mañana -a las 6 de lunes a sábados, a las 8 los domingos-, por lo que es un programa para arrancar el día diferente. Además de los huéspedes del hotel, pueden acceder a la piscina quienes posean la membresía de Ahín y aquellos que contraten alguno de esos tratamientos, basados en los antiguos rituales mapuches (y realizados en preciosas e íntimas suites con vista a los jardines). Con los interiores del gran espacio revestidos de mármol travertino, el agua refleja turquesa; en los laterales hay sillones bajos para descansar a poca distancia de la piscina, rodeada del encanto francés del Duhau.
El deck de madera rodea la piscina y se extiende hacia la terraza: desde allí, en el noveno piso, la imagen de la ciudad impacta. Con el Río de la Plata a las espaldas y una vista abierta hacia Puerto Madero Oeste y el casco histórico de la ciudad, desde adentro del agua se pueden contemplar los colores del cielo, gracias al cerramiento de vidrio tanto en los laterales como en la cúpula. Climatizada, de 11 por 4 metros y una profundidad que va de 1.40 a 1.60 metros, la pileta del Hotel Madero comparte piso con el resto del spa, en donde los amenities incluyen jacuzzi -con una pared verde y una panorámica especial-, gimnasio con equipamiento Life Fitness y sauna seco. Las reposeras son otra opción para el descanso, con blanquería lista impecable para usar después del chapuzón. Música, ambientación y atención están enfocados en la desconexión por un rato de lo que pasa afuera y el acceso es posible a través de diferentes packs que combinan tratamientos corporales con la gastronomía del White Bar o a través de las membresías que permiten el acceso por días o por todo el mes. El agua de la pileta se mantiene a 36 grados, aproximadamente, lo que garantiza un baño reconfortante para las temperaturas exteriores del invierno, en el barrio más moderno de Buenos Aires.
En el piso 16 del Alvear Art Hotel el tiempo cambia: suena música instrumental y los ventanales entregan una vista abierta de la Ciudad y del horizonte del Río de la Plata, de esas panorámicas que quedan grabadas. El techo, abierto durante el verano, está cerrado para crear el clima ideal. La piscina no es demasiado grande (mide 8 metros de largo, 4 de ancho y tiene 1,20 de profundidad) pero tiene varios features interesantes: el agua está a 32 grados, tiene una máquina de nado contracorriente que permite bracear en el lugar -como si fuera una cinta para correr en el agua-, cascada y cuello de cisne (para recibir agua desde arriba), jet de hidromasaje en el mismo espacio y música debajo del agua. Junto a la pileta está el jacuzzi, de 2 metros cuadrados y 37-38°C, para una breve inmersión aún más cálida. El Spa&Fitness Center, dentro del que está la pileta, tiene un menú de platos sencillos pero no por ello menos sabrosos, como ensaladas, sándwiches y algunos postres. Además de los pases de spa -hay masajes y programas de belleza-, se puede disfrutar de la pileta con un programa sin tratamientos, especial para acceder al salón de fitness, jacuzzi, saunas, ducha escocesa y área de relax, por supuesto junto a la piscina.
5) INTERCONTINENTAL: OASIS EN EL CENTRO / MORENO 809 – MONSERRAT
Los ventanales superiores permiten que la luz natural entre y bañe la pileta del Intercontinental, ubicada en el primer piso y recostada sobre un jardín interno que durante el verano se puede disfrutar para tomar sol. En el invierno, la temperatura interna del Racket Club&Spa en donde funciona la pileta la hace ideal para un descanso de turista en pleno centro porteño. En uno de los extremos están los sillones para descansar, leer o escuchar música, sobre uno de los laterales hay livings en los que comer algo -hay variedad de aguas y té para hidratarse-, y sobre el otro costado está el detalle más original del lugar: un enorme espejo que da una dimensión diferente (¡y da otro enfoque para las fotos!). El Circuito Spa, que permite el acceso a la piscina climatizada cubierta, incluye también los baños de vapor -para hombres- y sauna seco, ropa blanca, gimnasio y clases para hacer actividad física en grupo, y se puede visitar a través de las membresías, el pase al circuito que tiene a la piscina como estrella, o el menú (amplísimo) de días, que combinan el acceso a la pileta con tratamientos, masajes, obsequios de belleza y desayunos, brunchs y meriendas.
BONUS TRACK (UNA OPCIÓN CERQUITA)
El piso más alto del Wyndham Nordelta guarda el refugio acuático. De cara a la Bahía Grande de Nordelta, la calma que rodea el edificio se traslada al interior de este hotel, ubicado a 40 minutos del centro porteño. La piscina es in/out, por lo que los más valientes pueden pasar a la terraza exterior para disfrutar de la vista pero sin salir del agua cálida. En diferentes rincones de la piscina están los jets y cascadas para recibir el impacto del agua direccionada al cuerpo, poltronas de ozono y jazuzzi interno, y puede estar activado el sistema de cromoterapia, que colorea de diferentes tonos el agua. El área de relax tiene también tumbonas térmicas (se regula la temperatura para no tener frío luego de salir del agua). El circuito hídrico se amplía en el spa, donde funcionan los saunas húmedo y seco y la ducha escocesa, además de los tratamientos anti estrés, para pasar un día de desconexión completa.
Fotos: gentileza hoteles mencionados.