Con inspiración del diseño gráfico, de la publicidad y con obras optimistas llenas de colores, es uno de los artistas jóvenes más interesantes de su generación/Valentin Gatica (Aquiles) recibió a Maleva en su hogar en las alturas y nos contó qué es lo que le gusta de vivir allí, porqué se considera un «recolector», cuál es el amuleto de la suerte que lleva a cada muestra y porqué le gusta la vista industrial y europea de su departamento/Además: «soy bastante prolijo con mi desorden ordenado».
En su loft tipo duplex, Aquiles usa la planta de abajo como taller y duerme en la de arriba.
Casa de artista: así es el duplex – mitad taller, mitad dormitorio – de Aquiles en Las Cañitas. Por Azul Zorraquin (texto y fotos).
Valentín Gatica (Aquiles) es artista y su obra tiene una fuerte impronta publicitaria, enraizada en el diseño gráfico. MALEVA llegó a su loft en Cañitas, que funciona como casa y taller, y que hace de mirador hacia la icónica Abadía de San Benito, la verde barranca de la Embajada alemana y el shopping El Solar, con un toque “industrial”. Conocimos sus objetos más bizarros, los más preciados, y descubrimos que es un “recolector” de objetos callejeros. Adelante.
¿Cómo llegaste acá?
En plena pandemia, esto era un estudio de arquitectura y por una cuestión de que se dejaron de usar las oficinas, encontré este lugar y lo adapté como casa y estudio.
¿Cómo es vivir en «la oficina»?
Resigné lo que sería el living, el silloncito, y lo convertí en taller. Como es un loft, arriba está la cama y mi lugar de ocio…Cuando termino de hacer mis cosas, apago las luces y subo. Así lo divido.
¿Te inspira el barrio?
Sí, enfrente está la Embajada de Alemania que tiene árboles, naturaleza, el Solar de la Abadía, en diagonal, trae un tono europeo y por último el shopping, es como la pata más industrial, del metal, el fierro y la estructura.
¿Cuál es el objeto más raro que tenés?
Este “sacacorcho” gigante (se ríe), no sé bien que es, era de mi abuelo, después fue de mi viejo, y ahora cayó al estudio. Tiene tres generaciones de Gatica y todavía nadie sabe bien qué es.
¿Y el más preciado?
Una caja que encontré hace siete, ocho años, en una feria americana. Era un transformador antiguo; siempre me llamaron la atención los logos de las marcas, las tipografías. Llamó mi atención desde el minuto uno, y la uso tanto para dirección de arte, como cortos, o incluso para inspirarme.
«En plena pandemia, esto era un estudio de arquitectura y por una cuestión de que se dejaron de usar las oficinas, encontré este lugar y lo adapté como casa y estudio. Resigné lo que sería el living, el silloncito, y lo convertí en taller. Como es un loft, arriba está la cama y mi lugar de ocio…Cuando termino de hacer mis cosas, apago las luces y subo. Así lo divido…»
¿Hay alguna obra tuya muy especial, que te haya costado vender?
¡Justamente hoy vendí mi obra más preciada!
¿Y por qué?
Decidí soltar porque me voy de viaje y tengo que empezar a soltar mis pequeños bebés. Se llama “El Alquimista”, y la obra hace honor a su nombre; la usé para experimentar texturas y técnicas durante toda la serie “La Curva”, en el 2021.
¿Y tenés obras muy especiales, de otros artistas?
Si, tengo un par que me regalaron artistas que quiero y admiro mucho. A mi izquierda, tengo una de Gaby Walter, un colega que expuso conmigo en la última expo, y en la cocina, un huevo frito hecho por un artista que se llama igual pero sin h. Uevo Frito.
¿Cómo es la historia de tu logo en neón?
Nació cuando creé la serie “La Curva”; en él se puede ver una curva que rodea un círculo que me representa a mí, también representa una casa y una “A” de Aquiles. Y tiene mis colores favoritos, el amarillo y el rojo.
«Estoy en modo soltar, dejar todo y arrancar de cero. Pero si tuviera que llevarme algo, serían los cuadernos de anotaciones que sigo hace diez años. Cuando estoy flojo de inspiración, siempre vuelvo a ellos…»
¿Y por qué “Aquiles”?
Nació cuando tenía diecinueve, buscaba ponerle una cara al proyecto y dibujando una sandalia, apareció un pie y una flecha incrustada en su talón. De ahí surgió “Talón de Aquiles”, que después devino en Aquiles.
¿Cómo definirías la estética que tiene tu casa?
“Recolector” (se ríe). Me gusta agarrar piezas de diferentes lugares a los que voy, ya sea un proyecto, el basurero, o la calle. Hay cosas que me llaman la atención y me las llevo.
¿Tenés acá, algún elemento que hayas traído de la calle?
Sí, hay una lámpara que está incrustada dentro de una lata y hace como una escultura en sí misma. La encontré así, y hoy es parte de mi casa.
Hay muchos carteles y “post-its” en tus paredes… ¿Es tu agenda?
Sí, no soy nada fanático del celular. Anoto en papeles y los pego en la pared, incluso a veces escribo sobre la pared. Soy un fiel practicante de que para que se haga, tengo que escribirlo de puño y letra.
«Tengo un cerdito que me regalaron como amuleto de la suerte para mi primera muestra. Desde entonces, lo llevo conmigo siempre…»
¿Algún amuleto?
Sí, un cerdito que me regalaron como amuleto de la suerte para mi primera muestra. Desde entonces, lo llevo conmigo siempre.
¿Cómo hacés para mantener ordenada tu casa, entre tanta pintura y lienzos?
Soy bastante prolijo con mi desorden ordenado (se ríe).
Ahora te vas, a explorar nuevos horizontes en el exterior… ¿Algo que te vas a llevar, sin dudas?
Estoy en modo soltar, dejar todo y arrancar de cero. Pero si tuviera que llevarme algo, serían los cuadernos de anotaciones que sigo hace diez años. Cuando estoy flojo de inspiración, siempre vuelvo a ellos.