Una periodista y un emprendedor que son pareja crearon durante la cuarentena un muy original juego de cartas que no pasa desapercibido y reinventa el concepto del juego en estos tiempos/La premisa: dejar la represión de lado y conocerse/Preguntas existenciales, reflexivas e íntimas/Sexo, religión, amor/¿Quién gana? El que más se abre ¿Cómo conseguirlo?/Entrevistamos a los creadores/Además: su versión online
«Salvaje» remite a los animales que no fueron domesticados, le explican a MALEVA los creadores de estas 180 cartas que ya están dando que hablar
Cartas Salvajes: ¿cómo es el provocador juego que te sacude con preguntas al hueso? ¿Por qué puede convertirse en una sensación? Por Azul Zorraquin.
Cartas Salvajes es un juego de cartas que fue creado durante el confinamiento obligatorio por la pandemia, y se abre como un abanico de posibilidades de conectar con el otro, y de conocer una arista nueva de uno mismo. Alguna vez le preguntaste a alguien: ¿En qué pensás durante el sexo? O, tuviste la oportunidad de saber…¿Qué es lo que más le cuesta al otro comprender sobre vos?
Candela Ini, periodista, y Ezequiel Churba, emprendedor y dueño de Casa Fight, son los artífices de este mágico mazo.
Salvaje es una palabra que remite a los animales que tuvieron la suerte de no ser domesticados y en este caso, “viene de no reprimir lo que te surja decir. Hay algo espontáneo, que tiene como premisa abrirse al juego y a las preguntas, sin censurar”, explica Candela.
Ezequiel Churba y Candela Ini, las mentes detrás del fenómeno «Cartas Salvajes»
«El juego se juega como mínimo, de a dos, y no tiene tope máximo. “La idea es que vos pongas la cajita con las cartas en el medio, y cada jugador saca una, la lee en voz alta, y el resto responde. Así sucesivamente. Las cartas te pueden llevar desde un minuto, hasta ¡una hora! Ha pasado que las preguntas generen debates y charlas largas”, explica su jugadora estrella, Candela…»
Las ciento ochenta cartas se agrupan dentro de tres categorías: conexión, percepción, y reflexión. En el primer nivel, le preguntás al otro sobre vos; ¿cuál es mi relación con la fe, pensás que soy una persona que cree en Dios?, en el segundo, lo indagás sobre sí mismo; ¿Qué sueño tenías y dejaste ir?, y en el tercero, hay un mix de preguntas reflexivas que incluyen cartas como ¿Qué aprendiste sobre la charla hoy? Y por eso, se sugiere abarcar el último nivel después de haber jugado un rato.
Además de estas cartas, hay un grupo reducido de verdad/consecuencia, que plantean desafíos, y dos tarjetas transparentes que leen “profundizá”, y pueden ser utilizadas por cualquier jugador para desarrollar una idea interesante. No hay una manera rígida de jugar, la partida es libre. Los niveles se pueden jugar de forma aleatoria, o ir salteándose de cinco en cinco, por ejemplo.
«¿Cómo ganar? Abriéndose. No hay ganadores reales; “lo que te llevás no es ni plata por haber apostado, ni puntos, sino conocerse. La idea es aprender sobre el otro, o sorprenderte sobre vos mismo, porque de pronto te escuchás diciendo cosas que nunca habías dicho, o jamás te habías preguntado…»
El juego se juega como mínimo, de a dos, y no tiene tope máximo. “La idea es que vos pongas la cajita con las cartas en el medio, y cada jugador saca una, la lee en voz alta, y el resto responde. Así sucesivamente. Las cartas te pueden llevar desde un minuto, hasta ¡una hora! Ha pasado que las preguntas generen debates y charlas largas”, explica su jugadora estrella, Candela. Los temas que se plantean son desde divertidos y superficiales, hasta profundos, e incluso “muchas veces en la superficie se develan aspectos interesantes de la personalidad”, remata.
¿Cómo ganar? Abriéndose. No hay ganadores reales; “lo que te llevás no es ni plata por haber apostado, ni puntos, sino conocerse. La idea es aprender sobre el otro, o sorprenderte sobre vos mismo, porque de pronto te escuchás diciendo cosas que nunca habías dicho, o jamás te habías preguntado”, cuenta desde su propia experiencia, Candela.
«Las ciento ochenta cartas se agrupan dentro de tres categorías: conexión, percepción, y reflexión. En el primer nivel, le preguntás al otro sobre vos; ¿cuál es mi relación con la fe, pensás que soy una persona que cree en Dios?, en el segundo, lo indagás sobre sí mismo; ¿Qué sueño tenías y dejaste ir?, y en el tercero, hay un mix de preguntas reflexivas…»
Si bien la primera impresión, es que es un juego para jugar entre amigos o personas cercanas, también funciona bien entre desconocidos, o “primeras citas”, porque uno se conoce desde un lugar más profundo y atípico. Además, la aplicación para smartphones, permite jugar de manera remota; “tiene siete idiomas cargados y te permite invitar a jugar a alguien por WhatsApp y a través de un código, te conecta por Zoom”. De esta manera, llegan historias de duplas que se conocen a través de las cartas, a miles de kilómetros de distancia.
El juego se consigue de manera virtual, en las plataformas de descarga de apps en los teléfonos smartphones, y en forma de mazo (que tiene otra mística, por supuesto), en Casa Fight, Mercado Libre y pronto, en Jenny. “Si bien tenemos la app, es tan lindo abrir la caja, sacar las preguntas y que el mazo protagonice la noche en el corazón de la mesa”, dice su creadora.
«Las ciento cincuenta cartas se agrupan dentro de tres categorías: conexión, percepción, y reflexión. En el primer nivel, le preguntás al otro sobre vos; ¿cuál es mi relación con la fe, pensás que soy una persona que cree en Dios?, en el segundo, lo indagás sobre sí mismo; ¿Qué sueño tenías y dejaste ir?, y en el tercero, hay un mix de preguntas reflexivas…»
Candela y Ezequiel son pareja, y combinaron la pata periodística de ella, con la faceta emprendedora de él, que también es el artesano de las locas Empanadas Salvajes, para crear este mazo que hurga en lo más profundo de la experiencia y pretende responder a grandes interrogantes de la vida, que a todos nos gustaría entender, como: ¿Cómo se cura un corazón roto?