Calle Arroyo: dónde tomarte una copa de vino, un trago diez puntos, un café (y probar una hamburguesa a otro nivel)

¿Cómo ser feliz con tres coordenadas en la más parisina de las calles porteñas y alrededores? Un bar de vinos con todo el estilo, un «bar de inmigrantes» que no baja el nivel que le dio fama mundial y un bar de hotel con estilo cosmopolita que renovó su estupenda carta de cócteles

Foto gentileza Pro.Vin.Cia

Calle Arroyo: dónde tomarte una copa de vino, un trago diez puntos, un café (y probar hamburguesa a otro nivel). Por María Delfina Carmona.

Hace unos días les contamos sobre lo nuevo de La Recova. Pero cruzando la 9 de Julio están las cuadras de Arroyo. Arquitectura parisina, charme, arte. En esta calle de Retiro que siempre sabe renovarse, les contamos sobre dos propuestas imperdibles (una con fama mundial) y además nos pegamos una vuelta por Pony Line, a ver en qué anda el bar de hotel más célebre de la ciudad. 

1) PRO.VIN.CIA: vino con estilo, detalle a detalle / Arroyo 826 – Retiro.

 

Pro.Vin.Cia es “producto del vino y compañía”. Es una vinoteca chiquita con una estética mega cuidada sobre la calle Arroyo – una de las cuadras más artísticas de Buenos Aires – que, además, tiene el plus de ofrecer una selección siempre distinta de vino por copa (¡a precio vinoteca!) para tomar en su barra o en las mesitas de mármol de su vereda. Tiene una pequeña selección de vinos y espumantes nacionales siempre de gran calidad, más allá de sin son proyectos conocidos. 

“Es una experiencia, un espacio creado detalle a detalle con mucha delicadeza pensando siempre en el viaje, las sensaciones, todo lo que significa el vino argentino tanto para nosotros como para ofrecérselo a un público”, nos cuenta la sommelier Sandra Acuña. “Todo esto despiertan los sentidos, se romantiza con el espacio sumado a la asesoría y la compañía, razón por la cual seleccionamos copas que podamos abrir dependiendo el momento”, agrega Sandra. Van cambiando las copas disponibles diariamente con la intención de que se pueda probar un producto distinto,  siempre ligados al momento de la semana o del año. De todas formas, siempre van a encontrar una opción de espumante, un blanco, un naranjo, un tinto, rosado de distintas bodegas y gamas también. Los precios de las copas van generalmente desde $380 a $700. 

El estrellato absoluto se lo lleva el vino. Los acompañamientos están pensados para que se luzca la bebida: ofrecen olivas, tortilla de papa bien española y fría, tabla de quesos (una horma o media horma de brie que es un lujo) y pan de masa madre. “Cada uno de los productos que elegimos son de productores específicos. Nada es industrial, por ejemplo, traemos el aceite de oliva y aceitunas de la Patagonia y la tortilla de papa es de un productor español”, agrega Sandra. “Son cositas básicas pero con una selección muy específica que además marida a la perfección con nuestros vinos”, suma la sommelier. 

Arroyo es una de las cuadras más artísticas y parisinas que hay en Buenos Aires: “Es un espacio increíble que mucha gente no conoce. Con el paso del tiempo se ha conservado como un espacio muy delicado, muy abstracto”, sintetiza Sandra.

Dato no menor: arriba de la vinoteca se esconde Kissaten Tostador, un cafecito de especialidad con mesitas blancas y madera ideal para cortar la semana. No solo ofrecen café de especialidad, sino que también uno puede comprar en su mercadito café en  grano, bowls y tazas. 

2) Florería Atlántico: el «bar» de inmigrantes que no para de hacer historia con su barra de dieciocho metros / Arroyo 872 .- Retiro. 

Una florería en un edificio histórico con el sello de los Hermanos Bencich sobre la calle Arroyo: la puerta de entrada a uno de los 50 mejores bares del mundo, de los 10 mejores de Latinoamérica y emblema indiscutido en el podio de la coctelería argentina. ¿Qué tiene de especial? Más allá de la firma, cabeza y corazón del gran Tato Giovannoni, lo que protagoniza Florería Atlántico es su concepto. “Somos un bar de inmigrantes, eso es lo importante, ahí está la esencia”, nos dice el sommelier y encargado del salón, Gastón Sosa. “Tenemos otro estilo que los de la zona, nuestro bar es más rock, es más del under. Queremos ser un clásico, apuntamos a eso: a que si venís a Buenos Aires tenes que venir a Floreria”, agrega. 

Suele confundirse con un speakeasy al estar escondido a la calle, pero Gastón nos cuenta que no lo son: “Quedamos ocultos en un sótano por esas cosas que se le ocurren a Tato porque cuando alquilás, alquilás todo y se le ocurrió la idea hermosa de poner la florería adelante, de separar el bar de la tienda. La pego. Pero nos confunden con un speakeasy cuando no es así, ese término nace en Estados Unidos con la Ley Seca”.

Los tragos están inspirados en colonias extranjeras del siglo 20 desde el norte al sur de la Argentina, pasando también por países europeos como colonias galesas, irlandesas, niponas. Siempre con productos 100% argentinos porque buscan destacar el producto nacional desde la chica morada del norte a la torta galesa de una colonia del sur en Neuquén. La carta por mucho tiempo estuvo separada en camadas de inmigrantes porque fueron muchas las que fueron llegando a nuestro país.

Empezaron con españoles, italianos, ingleses, polacos, franceses y  un apartado de criollos. Durante 7 años la carta estuvo dividida así hasta que hace poco crearon un cambio que se llama ‘Pueblos originarios’, honrando a los americanos que llegaron pero que se fueron instalando en diferentes provincias y creando comunidades. “Por ejemplo, podés encontrar un trago que se llama ‘Aymaras y Quechuas’ para que te des una idea. Se puede volar en imaginación, siempre respetando nuestro concepto y sabiendo que tenemos al número 10 del mundo, a Tato, hay que aprovecharlo. Es un creativo, tiene una cabeza hermosa, está todo el día creando. Despierta mucha admiración”, confiesa Gastón. 

Si tenemos que recomendarte 2 tragos, son La Gallega y el Dorado. La Gallega es una reversión de autor del gin tonic a base de jugo de uva macerado en ruda con ginger ale de la casa con pomelo y romero, es un cocktail de tinte fresco y dulce. Para la banda que prefiere los frutales, El Dorado es la que va: está inspirado en una colonia indígena de misiones a base de jugo de mandarina, banana, mango con cachaça y Jagermeister.

La comida sigue con la misma impronta de la inmigracion. El pulpo español no puede faltar entre los elegidos. Y esta semana incorporaron un plato que es un lujazo: almejas frescas al vino blanco sobre cremoso de papa. De lo mejor que probé en el último tiempo. 

Dato de color: la barra del bar mide 18 metros y se rumorea que es la más larga de todo Buenos Aires. 

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Y cruzando la avenida…

3) Pony Line Bar: un rincón cosmopolita con excelente coctelería y una hamburguesa que te vuela la peluca. / Hotel Four Seasons – Posadas 1086.

Si vamos a hablar de alta coctelería por esta zona, coronamos la lista con Pony Line Bar en el Four Seasons. Ambientado como un bar de polo haciéndole honor a Buenos Aires como cuna del polo y con un equipo joven de bartenders que buscan constantemente actualizar la propuesta, es un must en los imperdibles. 

“Es un bar cosmopolita, juvenil, divertido”, nos resume Juan Gaffuri, el chef ejecutivo. Destaca la buena música y la clave de que tenga puerta a la calle en el hotel: “La apuesta es hacia el público local, hoy es el mayor afluente”. Sobre la sinergia con el Four Seasons, agregó: “Para el hotel fue un plus el bar porque pudo ofrecer  a los huéspedes un lugar con mucha onda y vibra bien característica porteña. Le genera mucha vida al hotel y también el hotel le aporta al bar”.

En la carta hay nueva coctelería. La estrella son sus clásicos reversionados como ‘No es otro Bloody Mary’ clarificado con jugo de zanahoria, barbacoa, es translúcido pero tiene un sabor muy particular. Otro que merece ser probado es su  Negroni fusionado con queso y membrillo: “La gente alucina”, relata Juan Gaffuri. “Por parte de la comida tenemos la mejor hamburguesa de Buenos Aires y muchos bocados para poder compartir porque esa es la esencia del bar”, agrega. Probamos la famosa hamburguesa y nos voló la peluca: una bomba de sabor con carne dry aged 45 días en pan brioche con lechuga, tomate, relish cashero, queso y tomeya acompañando sutilmente para resaltar el sabor muy logrado de la carne.