CABALLITOS DE CARRUSEL: LOS NUEVOS OBJETOS COOL QUE TODOS QUIEREN TENER

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El ex caballito de calesita, devenido en un objeto fetiche del circuito cool porteño, aquí en una muestra de arte

 

CABALLITOS DE CARRUSEL: LOS NUEVOS OBJETOS COOL QUE TODOS QUIEREN TENER

Según el psicoanalista Carl Jung, “el caballo es la expresión del lado mágico que hay en el hombre”. Y esto fue lo que explotaron los chicos de Carne Hueso, el bar Pony Line del Four Seasons y los escultores de Polito. Todos entendieron que el caballo tenía que salir del establo y le dieron una vuelta a su veta más lúdica, simbólica, elegante pero también rural, para generar piezas que hoy galopan en bares, galerías de arte, bodegas y museos. Y el caballo de calesita pasó de ser un objeto retro y casi de anticuario a convertirse en la pieza cool que todos quieren tener.
 

«Según el psicoanalista Carl Jung, “el caballo es la expresión del lado mágico que hay en el hombre”. Y esto fue lo que explotaron los chicos de Carne Hueso, el bar Pony Line del Four Seasons y los escultores de Polito. Todos entendieron que el caballo tenía que salir del establo y le dieron una vuelta a su veta más lúdica, simbólica, elegante pero también rural, para generar piezas que hoy galopan en bares, galerías de arte, bodegas y museos.»

Mariano Sidoni y Leo Bajo Moreno son dos diseñadores que crearon Carne Hueso, un proyecto-taller-espacio que recibió su nombre en un asado, en el que ambos decidieron poner mucho esfuerzo físico y energía humanas para resignificar el taller de carruseles del calesitero de raza del abuelo de Leo, Héctor Rodríguez, y darle una impronta contemporánea a este imaginario de objetos ligados al carrousel y al juego. Con una mirada que recorre el estrecho límite entre arte, nostalgia pop y objetualismo, desempolvaron moldes de piezas de calesitas y comenzaron a darle vida propia a cada figura.
Poniéndoles un nombre, un espíritu y una personalidad, se animaron a crear caballos y ciervos que se escapan del carrusel y encarnan una nueva historia de colores y símbolos. Caballos de Troya de madera que ocultan historias, caballos Vaivén con estilo italiano que remiten a aquellos creados inicialmente para que jueguen los hijos de los reyes, caballos decorativos que representan misteriosos mitos como el del Dios Pan y la Ninfa, otros “San Bordolinos”, que mezclan el espíritu sacro de los pueblos europeos con el fileteado proveniente de la cultura rioplatense, “Bambidos”, bambis transformados en bandidos o inocentes vestidos con pijamas, burros que homenajean a Molina Campos. El mundo de Carne Hueso está en constante revolución.

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Leo Bajo Moreno y Mariano Sidoni en su taller

«Los chicos del Taller Carne y Hueso, aseguran que uno de los atractivos de sus caballos es que el que se lleva una figura sabe que no va a haber otra igual, ni nadie que haga algo así, con una historia por detrás, una herencia mezclada con un diseño que se pone en juego.»

¿Cómo es el proceso de armado de cada pieza?
M.S: No todas las figuras surgen de la misma forma. Las que pertenecen a series limitadas son más pensadas, y las piezas únicas surgen más por una “calentura”. Pero a cada una la trabajamos con moldes italianos originales, de mediados del siglo XX; todo es heredado, pero nosotros le agregamos nuestro know how desde el diseño. Reproducimos los moldes en fibra de vidrio o el material que sea y después los mandamos a pintar con una mujer que trabaja hace 50 años en San Telmo. Finalmente, el animal cobra personalidad realmente cuando definimos su mirada.
¿Y quién se encariña con sus creaciones y llega a hacer un pedido?
M.S: Nuestro público es muy variado. Desde padres primerizos que vienen con la idea de regalarle un juguete a un hijo para que lo disfrute toda la vida, hasta coleccionistas que los ponen al lado de un cuadro de Diego Gravinese, dueños de casas de decoración y curadores de museos. Cada uno le da un valor distinto. Unos le ponen la energía de un juguete, otros le dan un valor artístico.
¿Y qué es lo que fascina de estas figuras?Yo creo que es algo que trasciende las generaciones, creo que generan en la gente una mezcla de nostalgia, de que la calesita no se perdió, por un lado, pero por el otro, atrae la originalidad: el que se lleva una figura sabe que no va a haber otra igual, ni nadie que haga algo así, con una historia por detrás, una herencia mezclada con un diseño que se pone en juego. Y también está la idiosincracia argentina y rural que representa el caballo. Además creo que el carrousel es como una metáfora de la vida; uno se sube a una calesita de chico, se aleja de sus padres y empieza a interpretar cómo es el mundo y a elegir, por ejemplo, en qué caballo se quiere sentar.

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El muy genial metegol de Polito, presente en los abiertos de polo más importantes (Tortuguitas, Hurlingham, Palermo)

 

«Serge Bensimon, parisino erudito de la moda, el diseño de interiores y el arte, gran cazador de talentos, alojó al Caballo de Troya en su galería de París, la S. Bensimon Gallery.»

Afortunadamente, muchos fueron los que eligieron sentarse en los caballos de Carne Hueso. Serge Bensimon, parisino erudito de la moda, el diseño de interiores y el arte, gran cazador de talentos, alojó al Caballo de Troya en su galería de París, la S. Bensimon Gallery. En el año 2013 descubrió el trabajo de Leo y Mariano y los convocó para el D’Days, el ciclo que organizaba la galería. Este caballito vaivén de madera, que tal como el original, oculta un baúl para guardar o esconder cosas, viajó a Paris y fue presa de miradas y elogios.

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Los caballitos de Troya fueron adquiridos por la S.Bensimon Gallery de París

«También Gabriel Miremont, curador del Museo Evita, pidió el caballo Pinto de Perón, para ubicarlo en el hall de bienvenida.»

También Gabriel Miremont, curador del Museo Evita, pidió el caballo Pinto de Perón, para ubicarlo en el hall de bienvenida. Ellos lo fabricaron con felicidad, ya que les divierte representar símbolos e historias a través de una figura. “El caballo Pinto es uno de los íconos de Perón. Es casi sanmartiniano. Al trasladarlo al mundo infantil de un caballo de calesita, la magia aumenta; por eso suscita admiración y deseo a la gente cuando lo ve, logra una conexión directa. Además el modelado es impecable, los chicos de Carne Hueso lograron reproducir las mismas manchas que tenía el caballo original” se enorgullece Miremont.
 

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El caballito de Perón en la entrada del Museo Evita

«Y la noche se puso celosa; por eso pidió a gritos que los equinos se despierten para poner toda su estirpe en juego; Es el caso de Pony Line, o “Palenque”, el bar del Four Seasons, anfitrión del elegante zoólogico de Carne Hueso, que expuso su último trabajo apropiándose de los diferentes espacios del bar.»

Casas de decoración como Fradusco, del Buenos Aires Design, eligen Bambis y Caballos Vaivén para impresionar a quien se acerque. Espacio Cetol ha pedido recrear el universo de las calesitas en madera para irrumpir en una de sus vidrieras.
Y la noche se puso celosa; por eso pidió a gritos que los equinos se despierten para poner toda su estirpe en juego; Es el caso de Pony Line, o “Palenque”, el bar del Four Seasons, anfitrión del elegante zoólogico de Carne Hueso, que expuso su último trabajo apropiándose de los diferentes espacios del bar. Cada caballo se lució de una forma particular y glamourosa, combinada con el estilo que ya de por sí lleva Pony Line como insignia: caballerizas que remiten al siglo XVIII, pieles, géneros, motivos hípicos, cueros, pinturas de Alejandro Moy y elementos campestres como troncos revestidos. Todo fue ideado por el estudio neoyorquino EDG, pura vanguardia chic.
Para seguir ampliando el sentido hípico lúdico, nació Polito, la primera y única obra escultórica para jugar al polo de mesa, creado por la inspiración del escultor Fernando Moy, acompañado de un grupo de diseñadores, artistas y artesanos locales, que armaron cada uno de los caballitos de batalla de un tradicional juego, casi adictivo: el metegol. La diferencia entre el clásico y Polito está en su unicidad y su diseño: el arte y el polo se conjugan en una pieza que provoca amor a primera vista.
Cada uno de los caballos que componen los equipos de este metegol polístico, tiene un espíritu, una expresión y un movimiento propios, engendrados por la escultora Margarita Gordyn, que trabajó en varios bocetos fundidos en aluminio hasta poder encontrar el equilibrio exacto entre arte y función.

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Cuatro ejemplares nuevos de Carne y Hueso

 «También nació Polito, la primera y única obra escultórica para jugar al polo de mesa, creado por la inspiración del escultor Fernando Moy…la gente se acerca a maniobrarlo y jugarlo cual metegol de cantina, pero trasladado a Abiertos de Polo como el de Tortugas, el de Hurlingham y el de Palermo, la Copa de Oro de la Ellerstina, la Tribuna Real y a bodegas y eventos artísticos.»

La fuerza de Polito termina de definirse con las maderas de cedro y guindo que lo sostienen y el cuero que reviste la superficie del campo, sobre el que se lucen los “jugadores”. Y como jugar es casi algo intrínseco en el ser humano desde que nace, esta miniatura del polo cobra vida cada vez que la gente se acerca a maniobrarlo y jugarlo cual metegol de cantina, pero trasladado a Abiertos de Polo como el de Tortugas, el de Hurlingham y el de Palermo, la Copa de Oro de la Ellerstina, la Tribuna Real y a bodegas y eventos artísticos.
De noche, de día, en galerías, espacios, bares, los caballos, cuando se sueltan son salvajes. Tal vez por eso nos atraigan, al invitarnos a ser más instintivos, a despertar nuestro lado más mágico, soltar riendas y simplemente, galopar.
 

 

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Todas las fotos son gentileza de Carne y Hueso, Polito y Pony Line
Fotos destacada y caballo amarillo: gentileza Carne y Hueso PH: Eze Barrella.