Buenos Aires arrancó el año imparable, creativa y cosmopolita/ Desde Palermo, Chacarita y Colegiales, hasta propuestas que encienden Almagro, Devoto y Villa Ortúzar/ Cafés, sandwicherías, menús de autor, bodegones, pastas con ADN italiano y una salumería tipo bistró/ Además, el after office perfecto en un histórico edificio de Microcentro.
A pasos de la Facultad de Medicina, Báhn Mi Company, trae los sándwiches clásicos del street food de Vietnam.
Buenos Aires se disfruta y se reinventa: once aperturas con identidad en lo que va del 2025/ Desde sándwiches vietnamitas hasta un bar con mística en Microcentro. Por Fiamma Zampino.
La ciudad no deja de sorprender, sobre todo a los que siempre están buscando lo nuevo y lo inédito. Las aperturas de este verano 2025 son el reflejo de una Buenos Aires que se reinventa cada día, donde la comida se disfruta de maneras innovadoras y con un aire de frescura que da ganas de salir disparado a descubrir lo que está por llegar. Y como siempre, MALEVA trae las últimas once aperturas – o las primeras del año – que están marcando la pauta en la ciudad.
1) Café Dadá: un universo ecléctico de cafés, djs y percheros vintage, donde se respira arte y donde «todo vale»./ Federico Lacroze 2816 – Colegiales.
Abierto desde enero y hasta las 21 pm, Café Dadá es el sueño de Sabri Meré, quien desde los 12 años imaginaba un espacio donde el arte y lo cotidiano se fusionaran sin reglas.
Como en el dadaísmo, acá todo vale: platos reutilizados con criterio estético, un menú dinámico que cambia cada fin de semana y un ambiente donde siempre está pasando algo. Las mesas en la vereda, las barras y los sillones son los espacios aliados para disfrutar de un blueberry matcha latte con syrup de arándanos o un tostón de pan de molde con queso crema, ciboulette, portobellos salteados y alcaparras, mientras los DJs en vivo, la ropa vintage en venta y las lecturas de tarot hacen de cada visita una experiencia única.
2) El Colmo: ¿quién dice que no pueden existir los sándwiches de autor? (Y ocho versiones de tiramisú). / Costa Rica 5972 Palermo.
El chef de la tele, Ariel Rodríguez Palacios, junto a sus hijos, Felipe y Máximo, y su esposa Valeria Palazzo, abrieron las puertas de un restaurante familiar que eleva lo simple al punto sofisticado, como nos tiene acostumbrados.
El menú ofrece ocho opciones que combinan sabores y texturas como el BBQ Ribs con puré de papas crocantes y la propuesta veggie de fainá, con pasta de girasol y hummus. Y si de postres se trata, en El Colmo el tiramisú se reinventa en ocho versiones que van desde el clásico hasta opciones como piña colada y banana split, todas con mascarpone auténtico. La cocina a la vista y el ambiente cálido, con decoración que fusiona la rapidez americana con un bistró francés, hacen de El Colmo un destino obligado para quienes buscan algo más que un simple bocado.
3) Buche Salumería: el ritual de la picada se convierte en el centro de la experiencia. / Asunción 4085 – Villa Devoto.
Sin lugar a dudas, Devoto se está consolidando como un epicentro gastronómico, y el chef cordobés Julio Figueroa apuesta fuerte en el barrio. Tras el desembarco de Ávito el año pasado, Figueroa abrió ahora un nuevo local de tres pisos, con terraza incluida, a solo una cuadra de la Plaza Arenales y que promete transformar el tradicional ritual de la picada en una experiencia gourmet.
La propuesta combina el encanto de un mercado, para llevarte lo que quieras a tu casa, con el estilo contemporáneo de un bistró que ofrece una selecta variedad de charcutería y quesos artesanales de todo el país, pensados para maridar con una carta de vermuts y aperitivos. El menú incluye tablas como la Buche Quesos (con Parmesano, pecorino Romano y Gorgonzola) o la Buche Salumi, con mortadela con pistachos, prosciutto Italiano y bresaola. También hay platitos que te hacen viajar al Mediterráneo, como el tatin de tomate reliquia con burrata o el plato vermutero con salame criollo y alubias escabechadas.
4) Fraga: revuelto gramajo, pastas caseras y las milanesas de los domingos combinados con la carta joven de Veredita de Vinos./ Dorrego 1194 – Chacarita.
En la esquina de Fraga y Dorrego, donde las casas bajas y las veredas pobladas de vecinos marcan el ritmo del barrio, abrió Fraga, un bodegón que, aunque tiene solo un mes, parece de toda la vida. Manteles blancos, sillas de madera, menú plastificado y una carta que revive las mesas familiares de siempre: revuelto gramajo, milanesas completas con jamón, arvejas, banana frita y salsa Maryland, carnes con papas españolas o noisette, pastas caseras y postres infalibles como el vigilante y el flan mixto. Pero este bodegón no se queda en la nostalgia: su propuesta combina lo clásico con un aire renovado, apostando por vinos jóvenes y de baja intervención de Veredita de Vinos.
5) Gramo café: blends propios, platos con vueltas inesperadas y la promesa de una de las mejores tortas vascas de la ciudad. / Av. Dorrego 2517 – Palermo.
Desde su propio blend de café de especialidad hasta platos que rompen la rutina con ingredientes inesperados, Mariana Grosman y Romina Mileguir le dicen hola a su hijo: Gramo Café. Un avocado “party” con paltas, lluvia de sardo, hot honey y pickles o la ensalada marruecos, con kale, queso azul, frutos secos y dátiles, son dos imperdibles. También hay tartas con masa de polenta o sarraceno, crackers crocantes sin gluten y una pastelería en constante rotación que deja huella: como el bombón de higos con tahine y cajú o el cuadrado de limón, almendra y maíz. Y atención, porque afirman que su tarta vasca es de las mejores de la ciudad; sale con confitura de frutas que cambia con la temporada.
6) Diez Treinta Restaurante: cocina de autor, vinilos y fuerte identidad propia (con las mejores papitas crocantes)./ Cramer 1030 – Colegiales.
En una calle tranquila, frente a la estación Colegiales y a metros de Ruda Cramer, Diez Treinta es el reflejo de la impronta de Eliseo Martínez, chef y socio de ambos proyectos. Con una trayectoria que incluye años de experiencia en el Caribe, su cocina fusiona técnicas y sabores que desafían lo predecible, en un ambiente donde todo está pensado al detalle. Acá, la cocina de autor convive con una selección de vinos de baja intervención química y alta intervención humana, todo acompañado por vinilos cuidadosamente elegidos, lejos de las playlists genéricas.
Dentro del local, con paredes de ladrillo y una cocina abierta que invita a ver cada paso del proceso, los platos sorprenden tanto en sabor como en texturas: berenjenas glaseadas con alioli de cenizas, hierbas y sésamo negro; papas crocantes con emulsión de pimientos, ciboulette y sal marina; o chauchas salteadas con chiles secos y aceite de sésamo.
7) Acuario Bar: historia, tragos y un after office con mística – de lunes a viernes – en un edificio icónico del microcentro./ Paraguay 900 – Microcentro.
En el corazón del microcentro porteño, un espacio lleno de historia se reinventa. Acuario Bar abrió en el emblemático Atelier Bonet, un edificio que nació en los años 30 como refugio de artistas, con un diseño modernista que lo convierte en un verdadero ícono de la ciudad. Hoy, el lugar cobra nueva vida gracias a la visión de los tres hermanos García de Onrubia, quienes fusionaron sus pasiones por el vino natural, la coctelería y el diseño para crear un bar que combina tapas y platos icónicos de bistró, bar y bodegón; como el tartar de lomo y el vitel toné.
Con su nombre evocando la fluidez del agua, Acuario se adapta, ofreciendo el lugar perfecto para un after office con estilo o una noche que se alarga hasta la madrugada. “Abrimos de lunes a viernes, de 17 a 01 hs, reivindicando la hora del aperitivo como un ritual esencial: el momento dorado del encuentro, cuando la ciudad cambia de velocidad y la noche empieza a cobrar vida”, cuenta Mateo, el alma creativa detrás de esta nueva joyita.
8) Pepe Di Roma: como los domingos en la casa del nonno, con manos enharinadas y ollas humeantes. / Av. Francisco Beiró 3701 – Villa Devoto.
Hay restaurantes que nacen de una idea y otros que vienen con historia en el ADN. Pepe Di Roma es de los segundos. Inspirado en la infancia de José Cicchinelli —el verdadero «Pepe»—, este lugar rescata las raíces de una familia romana que, tras la guerra, encontró un nuevo hogar en Buenos Aires, pero nunca dejó atrás sus tradiciones.
Cada plato es un tributo a esa memoria: pastas caseras amasadas con paciencia, salsas que huelen a hogar y pan recién horneado para acompañar. Como en la casa de los abuelos, acá la cocina está a la vista: un gran ventanal deja ver todo el detrás de escena, con ollas humeantes y manos enharinadas que preparan cada bocado con dedicación. La experiencia cierra con un tiramisú de pistacho que es pura gloria. Y como en cualquier casa italiana, también podés llevarte pastas y salsas para seguir el ritual a tu manera.
9) Bánh Mi Company: sándwiches vietnamitas y spring rolls a pasos de la Facultad de Medicina./ Paraguay 2041 – Recoleta.
Como en las calles de Hanói o de la ciudad sureña de Ho Chi Minh, este espacio vino a acercar los sándwiches típicos de Vietnam – los Báhn Mì – y sus icónicos spring rolls al barrio de Recoleta. Baguettes de pan blanco rellenos de tofu, carnes marinadas, pickles de cebolla, nabo, cilantro y pepino; donde convive lo más auténtico del país asiático con su historial de colonia francesa. Abierto desde febrero junto a la Facultad de Medicina, este local es una parada obligada para quienes buscan sabores exóticos en un formato práctico y al paso.
10) Calma Chica: un café con espíritu de barrio, que desacelera el tiempo y te hace sentir único./ Tucumán 3699 – Almagro.
En una ciudad donde las cafeterías se multiplican casi por cada esquina, Federico Severino decidió crear un espacio “para los vecinos del barrio” donde cada persona, sin importar el momento o el estado de ánimo, se sienta entendida. Ubicado en la esquina de Tucumán y Bulnes, Calma Chica nació con una premisa poderosa: ser ese lugar al que siempre querés volver. Un café para llevar o un tostón de peras caramelizadas, jamón crudo, queso brie, tomate seco y pickles de pepinos; todo encuentra su momento. La luz que entra por los ventanales, las lámparas redondas que suavizan el ambiente y la calidez de quienes atienden hacen que cruzar la puerta sea, siempre, un buen plan.
11) Café Villazón: laminados y pastelería, vinos y cervezas artesanales en un barrio que está sumando cada vez más opciones. / Charlone 2199 – Villa Ortúzar.
Lucas Signato se enamoró tanto de Villazón, la ciudad boliviana que limita con La Quiaca, en el norte de Argentina, que usó su nombre en su primera incursión en el mundo gastronómico. A unas cuadras del segundo local de La Kitchen –ojo con este barrio que viene creciendo- y con una estética que mezcla azulejos, madera, hierro y plantas con las sillas del colegio, el espacio busca generar un clima distendido y amigable para todos.
En la carta, las tortas como el cheesecake y la key lime pie se destacan, pero también hay opciones sin TACC –ni contaminación cruzada- como el muffin de limón y arándanos o la bomba vegana con base de frutos secos, mantequilla de maní y ganache de chocolate que son muy necesarias. Además cuentan con una selección de vinos jóvenes y cervezas de Strange, para acompañar una tarde diferente. “Queremos ir paso a paso ampliando la carta y cuando el clima lo permita, tenemos planes de organizar eventos culturales en la vereda”, adelanta Lucas, con la mirada puesta en el futuro.
///
Las fotos: son todas gentileza para prensa de los lugares mencionados.