La McWay Fall, una cascada de 24 metros que cae directamente en la playa
Casi todo el mundo sabe algo de California, sea porque se tomó el tranvía en San Francisco, sacó fotos de la vuelta al mundo en Santa Mónica, la asocia con Silicon Valley o la tiene en su lista de lugares a los que ir antes de morir. Pero pocos conocen Big Sur, ese tramo entre Carmel-by-the-Sea y San Simeón que los que toman la ruta 1 en su roadtrip la pasan de largo, sin sospechar lo que dejan atrás.
Big Sur es una región compuesta por 145 km de acantilados con vistas alucinantes del Océano Pacífico. Fue refugio de artistas a mediados del siglo XX que escapaban de la vida moderna que se comenzaba a gestar en las grandes ciudades. Llegaban a Big Sur atraídos por su naturaleza y la inspiración que otras mentes creativas contagiaban. Los llamados “bohemios” convivían en aislamiento rodeados de un paisaje que hoy sigue intacto: las olas del Pacífico que rompen a los pies de los acantilados, las flores silvestres por doquier, las cascadas escondidas y las sequoias gigantes que continúan conquistando metros y metros de altura.
Henry Miller, autor de “Trópico de Cáncer” y otros libros que escandalizaron a la sociedad norteamericana de esa época, vivió veinte años en Big Sur: “Por primera vez desde mi viaje a Grecia me siento en completa comunión con la naturaleza, el infinito y los dioses.” Llegó al lugar a través de Jean “Yanko” Varda, maestro del collage y mosaiquismo, y a su vez animó a Jack Kerouac a instalarse ahí. El movimiento beat estaba emergiendo, y tanto Kerouac como Ginsberg y Ferlinghetti admiraban a Miller y se dejaban influir por él.
Otros residentes famosos fueron el escritor y fundador del periodismo gonzo Hunter S. Thompson, el artista Emile Norman y el fotógrafo Ansel Adams. Hasta Elizabeth Taylor estuvo allí mientras filmaba la película “Almas en conflicto” (1965).
Para conocer lo mejor de Big Sur y experimentar la esencia que tanto fascinó a estos talentos, solo hace falta alquilar un auto y tomar nota de las paradas que mencionamos acá:
Bixby Bridge es la primera parada yendo hacia el sur desde Carmel y se puede ver desde el mirador Castle Rock. El puente fue construido en 1932 y alcanza 79 metros de altura.
Point Sur Lighthouse es un faro que vigila las aguas salvajes del Pacífico desde 1886. Guía a los navegantes desde arriba de una roca volcánica.
Pfeiffer Beach es una playa con arena violeta donde la protagonista es una roca gigante y arqueada sobre la orilla. No hay carteles que indiquen cómo llegar, pero lo averiguamos: hay que doblar en la primera calle pavimentada que aparece entre una oficina de correo y el Pfeiffer Big Sur State Park y continuar manejando por esta calle de nombre Sycamore Canyon Road durante 3.5 km. Se desemboca en el área de estacionamiento de la playa.
Paradas gastronómicas hay varias. Adentrándose por esta zona hay algunos lugarcitos para frenar y comer algo. Algunos de ellos son Big Sur River Inn, el primer hotel de la zona que data de 1934; Big Sur Bakery, ideal para tomar el té; Sierra Mar y su espectacular vista del Pacífico; Nepenthe, frecuentado por Miller y Kerouac; y Coast Gallery & Cafe.
Henry Miller Memorial Library es imperdible para los admiradores de Miller y bibliófilos en general. Si bien el escritor estaba en contra de los memoriales porque según él, “Solo viviendo tu propia vida al máximo puedes honrar la memoria de alguien”, su mejor amigo y pintor Emil White no le hizo caso y creó la librería en 1981. Hoy funciona además como centro cultural, con eventos relacionados a la música, lecturas, firma de libros, exhibición de películas y narraciones.
Pfeiffer Big Sur State Park es otro parque para acampar y se lo compara frecuentemente con el Yosemite por sus sequoias gigantes, aunque es mucho más pequeño.
Julia Pfeiffer Burns State Park lleva el nombre de la legendaria pionera de Big Sur y es el parque donde se encuentran las McWay Falls, una cascada de 24 metros de altura que cae directamente en la playa. Si bien la playa está cerrada al público, hay lindos miradores que además sirven para avistar las ballenas que visitan de diciembre a abril.
El Instituto Esalen es conocido por sus retiros espirituales y las aguas termales de propiedades curativas que desde hace más de 6000 años eran utilizadas por los indígenas de la región. Se puede disfrutar un baño nocturno público con reserva previa mientras se escucha el mar al otro lado del acantilado.
El calendario de actividades de Big Sur es corto pero interesante: según la época en que se visite pueden haber eventos gastronómicos con chefs de renombre, música en vivo en algunos de los hoteles, la maratón internacional de abril, festivales para degustar vinos y ferias de artesanías.
Antes de viajar es importante chequear cuáles tramos de la ruta 1 están abiertos, porque esto varía según las condiciones climáticas. Una de las páginas que recomendamos es: http://www.bigsurvisitorguide.com/road-conditions/
Fotos: gentileza Giussepe Milo (Flick R Creative Commons); Dawn Ellner, Harod Litwiter, Ranch Inn (Facebook) y Henry Miller Library (Facebook).