Belgrano, cada vez más dulce: siete propuestas que elevan la vara pastelera del barrio

Desde un flamante rincón parisino hasta una propuesta de harinas saludables, pasando por un take away de cookies bomba, los alrededores de Barrancas están viendo nacer locales que le rinden pleitesía a lo dulce/¿Qué pedirte en cada uno?/Además: el placer de la autora de la nota de pasear (y antojarse) por un barrio cada día más lindo (que para ella es único).


Belgrano, cada vez más dulce: siete propuestas que elevan la vara pastelera del barrio. Por Vicky Guazzone di Passalacqua. Fotos: Sophie Starzenski.

Siempre pensé que Belgrano lo tenía – casi – todo. Cuadras silenciosas con arboledas que hacen un juego de luces de lo más bucólico, casonas antiguas que resisten, torres sin fanfarria y mucha estirpe. Salir a pasear por el barrio siempre fue de mis placeres recurrentes. Pero más allá de algunas confiterías típicas (tan demodé como el término confitería), tengo que admitir que no es un barrio que se caracterice por sus propuestas gourmet. No abundan los delis simpáticos en los que cerrar estos paseos con un buen café y algo dulce. O al menos así era hasta hace algunos meses. De un tiempo a esta parte, muy interesantes locales que le rinden pleitesía al azúcar y sus derivados han ido surgiendo por la zona cercana a Barrancas. A continuación, siete opciones para encarar una buena caminata por las callecitas arboladas con rumbo certero a una recompensa dulce. 

1) Gontran Cherrier: a tono con la elegancia del barrio / Zabala 1901

“Nuestra idea es ir instalándonos en los barrios más representativos de la ciudad que se identifiquen con la marca”, le revelan a MALEVA desde Gontran Cherrier, la reconocida boulangerie francesa que encontró en la esquina de Zabala y Arribeños, en la planta baja de una casa diseñada en 1943 y recientemente puesta en valor, el espacio ideal para su segundo local. Aquí es posible deleitarse con panes tradicionales hechos en el día, pastelería clásica y de autor, desayunos completos y almuerzos de platos simples o elaborados, todo bajo la indiscutible impronta gala.

Recomendamos sentarse en la vereda, en sus mesas de estilo bistrot y sillas Rotin, y pedir un café como el Comme à París, no sin antes hacer un pispeo y selección previa por las vitrinas plenas de viennoiserie y patisserie que son el sello de la marca.

2) Brownie Planet: una bomba / Soldado de la Independencia 1480

No hay adjetivo que le caiga mejor a este local que generoso. Así son sus cookies, bien al estilo norteamericano: crocantes por fuera y blandas y húmedas por dentro, con trozos reales de chocolate y otros agregados. Las ofrecen con doble chocolate, con “big chunks”, con el tamaño digno de las películas y con mucho de todo ingrediente, sea una Red Velvet, una S’More con malvaviscos o una tradicional de vainilla. Y mejor ni les cuento si piden las Supernovas, en tamaño gigante. Otra opción no apta para empalagables son sus cookies cuchareables, rellenas y con toppings a elección. Y el broche de oro lo da su helado Big Bang, con crema americana, trozos de brownie húmedo, cookies y salsa a elección. 

El local es chiquito pero rendidor. Está preparado para pasar, tentarse y llevarse a casa o en la mano, disfrutando el camino con buena compañía. 

3) Brooklyn Bakery: el roll de canela más genuino / Zabala 1736

De haber clases presenciales universitarias, los alumnos de la UB estarían de parabienes, porque les bastaría cruzar la calle para encontrarse con una de las pastelerías más dedicadas del barrio. Un proyecto que surgió en un viaje, cuando sus creadores se enamoraron del ambiente cool y distendido de las cafeterías de Brooklyn Heights, y quisieron transmitir esa misma atmósfera y atención aquí. “Quisimos traer un pedacito de esas vacaciones de regreso a Buenos Aires, una ciudad cosmopolita que disfruta del sabor de las experiencias internacionales”, apuntan. Así, crearon un espacio en el que el roll de canela verdaderamente desprende aroma a canela y un leve y agradable picor, y en el que el hojaldre de frutos rojos se deshace en la boca. Uno en el que también hay lugar para panes de masa madre especiales horneados en el día, ideales para llevarse a casa y convertir en buenas tostadas o sándwiches: los hay de brioche, centeno, sarraceno, de campo, y también hay bagels, chipás y ciabattas, entre otros. Todo esto puede acompañarse con todo tipo de cafés, pensados para un público que “cada vez entiende más de capuccinos, lattes, macchiatos y espressos”, así como smoothies y milkshakes. 

La invitación puede ser a sentarse en la vereda, justo sobre la pendiente de Zabala, o a aprovechar el coworking Workeando, donde se encuentra inserta la propuesta. O, por qué no, a embarcarse en una linda caminata bajo una zona plena de túneles de árboles. 

4) Santal y «Espacio Pirámide»: reincidir en la zona en una esquina clásica lindísima/ Virrey Loreto 2103

A dos cuadras de su local original en Belgrano, este nuevo Santal abrió las puertas hace unos pocos meses. Y aunque sorprende a los vecinos con su cercanía entre ambas propuestas, la verdad es que no ofrecen lo mismo. “Son dos cartas distintas en las que el Avo Toast es lo único que se repite. La de este local tiene más productos veganos, un menú del día saludable y una propuesta de tapas y vinos para después de las 19 hs”, detalla Patricio Siconolfi, creador. Aquí, el producto estrella es el tostado de lomito y queso en pan de chipá, aunque siguiendo la línea dulce de la nota, otra novedad interesante es el affogato pannacotta, con un shot de café de especialidad listo para revolver con un biscotti de almendras.   

La nueva ubicación surgió gracias a los dueños de la casona antigua en la que se emplaza, clientes habituales del local inicial. Y así, mientras abajo funciona el café, encima se ubica Espacio Pirámide, un concept store de diseño. “Nos llevamos muy bien con Belgrano, conocemos a su público. Y aunque ambos locales estén a dos cuadras, cada uno tiene su encanto y energía únicos”, sintetizan desde el emprendimiento. 

5) Don Blanco: más de 300 productos para elegir / Arcos 1191

Aunque en su esquina convergen tres calles (Arcos, Palpa y O’higgins), es un espacio tranquilo. Uno en el que es posible sentarse adentro o afuera y leer un buen libro mientras se cata alguna de sus especialidades. A saber: su tarta toffee con frutos secos y caramelo, su cheesecake de frambuesa, su lingote de chocolate, o tal vez algo tan simple como una buena medialuna, hecha con el expertise de Luciano García, su chef pastelero. Además, hace poco lanzaron su línea de helados artesanales, con tan buena recepción que están abriendo una heladería ad hoc en Palermo.

“Nos definimos por una pastelería de autor y el más alto cuidado de las materias primas”, indican desde la marca, enorgulleciéndose además de trasladar este concepto a más de 300 productos, un hito que lo convierte en un infalible para toda edad y paladar. 

6) Nemoral: sabroso y saludable / Vuelta de Obligado 1814

Es de las aperturas más recientes de la nota. Aunque llevaba dos años soñando con el proyecto, el hijo pródigo de Lali Moledo abrió a mediados de agosto, después de un buen tiempo de prueba de materias primas, armado de recetas y desarrollo de marca. Es que la propuesta no es tan simple, y requería perfeccionamiento: aquí se ofrece una pastelería libre de harinas refinadas y azúcar. “Usamos harinas de frutos secos que nosotros mismos activamos, deshidratamos y molemos semanalmente. También huevos de campo, ghee de pastura, xilitol, queso crema sin almidones modificados ni gelatinas y polvo de hornear libre de aluminio”, detalla su creadora. Los únicos productos con harina orgánica son los panes de masa madre, fermentados 48 horas en frío antes de la cocción. De estas premisas nacieron hits como el alfajor de masa sablée de almendras relleno con dulce de leche y el cheesecake de frutos rojos, que no resignan ni sabor ni salud. La propuesta se completa con café de especialidad de Café Registrado y un almacén de productos saludables. 

En modalidad take away y con algunas mesas en la vereda, se notó enseguida la necesidad de una propuesta similar en la zona, dado el éxito de compra y consulta de los vecinos. “Además de nuestro despacho diario, hacemos tortas enteras a pedido con 48 horas de anticipación”, agregan desde el local. 

7) Divino Budín: para un antojo boutique / La Pampa 2142

Después de varios años en Recoleta, los creadores de Divino Budín decidieron hacerle caso a sus clientes oriundos de Belgrano que reclamaban un local allí. Y dos meses después de la apertura, el balance es más que positivo. “El público es familiar y con un paladar exigente, perfecto para lo que vendemos”, relata Rose Coutinho, chef y parte de la dupla creadora. 

¿Qué encontrar en este local? Exactamente lo que su nombre indica, budines artesanales sin conservantes con una cuidada estética, tan lindos que a veces da lástima cortarlos. “Son budines que encontrás en una boutique especializada pero que tienen un sabor súper casero y fresco”, tienta la chef. Más allá de los sabores clásicos, se distinguen por variantes como maracuyá con chocolate, banana con canela, pera con chips, zanahoria con nueces y limón con frutos rojos. Para los tentados que tienen miedo de no poder comer uno entero, grandes noticias: tienen versiones individuales y unas intermedias perfectas para darse un gusto de a dos. 

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