La barra del flamante Negroni Recova
Siempre parece que el auge de la coctelería está a punto de ser historia: entre tantos speakeasy, bartenders famosos y cervecerías desbordadas, no es difícil pensar que pudimos haber alcanzado el tope de crecimiento de la tendencia. Pero no: el horizonte coctelero de Buenos Aires permanece en expansión con nuevas barras de restaurantes, nuevos bares de vino, nuevas sucursales de algunos conocidos, nuevos bares de hotel y, claro, infaltables nuevas birrerías. En esta lista, una recopilación de las aperturas de los últimos meses que tenés que poner en el radar.
De 75 cm3, de 150 cm3, de 250 cm3 o en botella: en el nuevísimo wine bar de Aldo Graziani (Aldo’s, Bebop, Casa Cruz) el vino se puede beber en más formatos que en cualquier otro rincón de Buenos Aires. Con la idea de relajar la situación de consumo, a Graziani se le dio por crear un espacio con grandes etiquetas como protagonistas (imposible nombrarlas a todas, pero muchas son de bodegas boutique o poco accesibles en los circuitos tradicionales) que a la vez fuera distendido, sofisticado y donde se pudiera acompañar al vino con picoteos y sándwiches (hay quesos, fiambres, hamburguesa, bondiola, tapas españolas, empanadas, algunas ensaladas). Sin muchas vueltas pero con lo necesario: rica comida, excelente selección de botellas y un ambiente espectacular.
La nueva moda, sobre todo en Palermo, son los bares temáticos: Boticario, con su estética farmacéutica, y Uptown, que viaja a los subtes de Nueva York, son dos ejemplos claros de los últimos tiempos. Ahora se sumó Parque, que se define como “bar botánico” y cumple bastante bien con la premisa. Ambientado con plantas artificiales, murales de flores y hamacas, tiene un patio con vegetación, snacks de pochoclos de cortesía y ponchos para el frío, pero lo más importante está en la barra: en los tragos siempre hay alguna hierba, vegetal o fruta dando el toque, como el Hyde Park (gin, limón, pepino, tónica, almíbar, romero) o el Bolshoi Basil (vodka, albahaca, azúcar orgánica, soda). Para comer, hamburguesas, papas, choclos, chips.
Anclado en una zona de muchísimo movimiento, cerca del shopping Alto Palermo, el nuevo bar de Hernán Calliari (ex Gran Bar Danzón) rinde justos honores a Michael Faraday, un científico británico de perfil bajo que hizo importantes descubrimientos relacionados al electromagnetismo y la electroquímica. Entre otros logros, es suya la jaula de Faraday, un recinto metálico a salvo de cargas eléctricas. Algo así es este bar: un escondite del frenesí citadino donde se pueden beber buenos tragos, algunos tradicionales y otros de elaboración simple, pero no por eso menos logrados. La calidad coctelera se acompaña con excelentes platos de Julieta Oriolo (La Alacena), como los jalapeños con queso de cabra y chutney de tomates o los devil eggs con la clara frita.
No debería sorprender demasiado que Negroni inaugure una sucursal: el bar, que nació en 2012 en Palermo Hollywood, ya tiene domicilio en Buenos Aires, Rosario, Pilar, Montevideo, Punta del Este y Asunción. Su nueva locación en La Recova, en pleno Recoleta, es parte de una camada de aperturas que se va a completar con dos Negroni más, uno en La Plata y otro en Miami. La fórmula siempre es similar: una barra correcta a la que suelen llegar bartenders invitados + sushi y fast food gourmet (hamburguesas, pizzas) + celebrities desfilando por el salón, sobre todo en este nuevo local de ubicación estratégica para los eventos sociales.
Mar del Plata es el principal polo productor de cerveza artesanal de Argentina, y de allí viene Baum: una marca que tiene varios adeptos y más de 10 franquicias distribuidas en la ciudad costera, en Capital, GBA y el interior del país. Hace un mes sumó un local en San Telmo que bien podría haber estado en el Chelsea neoyorquino: con ladrillos a la vista, columnas de hierro negro, superficies en cemento alisado y madera, se parece bastante a ese loft en el que todos quisiéramos vivir, aunque poblado de banquetas, mesas y, claro, gente. Para beber, todos los estilos de Baum y algunos de cervecerías invitadas. Para comer, lo típico: papas, hamburguesas, fajitas, pizzas, picadas, pork fingers.
Las calles que están cerca de Parque Las Heras, del lado de Recoleta, son una preciosidad, principalmente por la arquitectura de la zona y por los grandes árboles que la acompañan. En ese contexto acaba de abrir Lincoln, un bistró con una carta bien breve (cuatro tapas, cuatro entradas, cuatro principales, tres postres) y una barra a cargo de Ramiro Martin (ex Champagne Bar en el Alvear). Todo es lindo: el espacio es amplio, moderno y cálido, y tiene un gran patio cubierto junto al sector de bar, además de un jardín de invierno y patio al aire libre. Los tragos son de autor, combinados con algunos clásicos reversionados. Ideal para cenar y quedarse a tomar algo después.
En el histórico Pasaje Belgrano, a mitad de cuadra sobre Bolívar entre la Avenida Belgrano y la Moreno, está Puerta del Inca: un restaurante peruano dentro de una construcción colonial, donde pronto funcionará, además, el hotel Casa Lapege. En un lindo ambiente, se pueden probar clásicos peruanos como ceviches y suspiros de limeña, pero también buenos tragos pensados por el conocido bartender Ramiro Ferreri, frutales y frescos: vayan como ejemplo el INCA I (Torrontés, Hesperidina, maracuyá y frutos rojos), INCA VII (Jim Beam, banana, mango y lima) e INCA IIX (sake, pisco Mistral, uvas y pomelo).
Desde junio pasado, Alvear Icon está en pleno funcionamiento. Es el primer hotel cinco estrellas que se inaugura después de una década en Buenos Aires, propiedad del grupo Sutton (mismos dueños del Alvear Palace y el Alvear Art, entre otros). Está en Puerto Madero y pretende aprovechar su ubicación privilegiada para ofrecer a sus huéspedes y visitantes las mejores vistas de la ciudad. Aunque sus puertas están abiertas, algunos de sus atractivos aún están en desarrollo: es el caso del futuro Crystal Bar, que promete estar listo para octubre, en el piso 32 del hotel. Va a ser el bar porteño más alto y va a tener espacio para 70 personas en un entorno completamente vidriado. Mientras tanto, en estos meses ya se puede acceder al wine bar del hotel, revestido en madera y con detalles de categoría, para beber una copa y probar algunas tapas y appetizers.
Fotos: gentileza bares mencionados.