Un viaje a Bali le cambió la vida y se convirtió en una de las más interesantes referentes (e influenciadoras) del bienestar en el país/Un duelo, una maestra espiritual, un emprendimiento, el surf, y un libro inminente/¿Por qué asegura que pese al vértigo de la vida actual «se puede vivir de otra forma»?
Para Agustina el Yoga es una más de las prácticas que permiten empoderar al espíritu
Bali, yoga, felicidad (y un libro): entrevista a Agustina Echegoyen, referente del «healthy life» en Argentina. Por Cata Cavallo.
Fortalecer el cuerpo, enriquecer la mente, y empoderar el espíritu. Esa es una de las ideas más potentes de bienestar en nuestros días. Lo difícil está en buscar esa meta día a día sin desistir, encontrando el equilibrio con la vida cotidiana. Frente a este panorama, MALEVA entrevistó a una de las nuevas referentes de este estilo de vida en Argentina: Agustina Echegoyen, oriunda de Mar del Plata pero ciudadana del mundo, profesora de yoga y marcada a fuego por sus experiencias en la isla de Bali. Agustina, una de las embajadoras actuales de la marca Roxy, quien además es surfista, coach ontológica y comunicadora social, es hoy una influencer del «healthy life goal» y está a punto de publicar un libro en la editorial Lea con sus vivencias y transformaciones, su duelo frente a la muerte de su madre, su proyecto de «Mujeres Conscientes», y una multiplicidad de referentes voces femeninas que la inspiran todos los días.
¿En qué momento surgió tu necesidad por promulgar todo lo que estabas aprendiendo e incorporando en tu nueva vida, y cuál fue el proceso que te hizo crear «Mujeres Conscientes»?
Cuando volví de Bali por primera vez, ya no era la misma que era antes. Fui después de haber perdido a mi mamá, necesitaba encontrar una respuesta, algo que me hiciera sentir viva. Y entrar en su cultura, con sus valores, el contacto tan directo con la naturaleza… Fue un viaje transformador donde empecé a vivir y el sentir el momento. Me encontré conmigo misma. Me ayudó a superar el dolor, a despegarme de mis miedos, a cambiar mi alimentación, a vivir de forma más sustentable, a mejorar mis hábitos.
Ya estando de vuelta en Buenos Aires, supe que tenía que promover y expandir todo eso. Así surgió Mujeres Conscientes. Son encuentros de conciencia en los cuales uno aprende a quererse más, a aceptarse, y a buscar un cambio interno, que para mí fue super importante y radical en mi vida. Empezamos en Uruguay, donde combinamos los encuentros de yoga con stand up paddle, y viajamos también a Costa Rica con el surf; el agua cumple un rol fundamental. Después seguí por Argentina con retiros, clases y charlas. De a poco se fue creando un comunidad de mujeres con una energía muy especial.
«Cuando llegué a Ubud, empecé con mi profesorado de yoga, y lo primero que hice fue ir a ver a Wayan Nuriasih, la curandera del libro (Comer, Rezar, Amar), que hoy en día es mi gurú espiritual. A ella le dije: «Wayan, algún día voy a escribir un libro”, pero nunca pensé que realmente lo podía materializar…»
¿Cómo surgió la idea de escribir tu propio libro?
Fue en un momento de búsqueda inspiracional. Después de un año movido, tanto como profesora de yoga como también alumna, me fui unas semanas de enero a Costa Rica con una amiga a surfear tranquila, a buscar un poco de esa inspiración y armar mi nueva agenda anual. Un día, estando allá, me llaman de una editorial: estaban interesados en mi historia, en quién soy y qué es lo que hago, y querían que la contara. Imaginate que al día siguiente ya estaba de vuelta en Buenos Aires programando reuniones. ¡Tenía un libro que escribir!
¿De qué se va a tratar? ¿Nos podes dar un adelanto?
El libro se trata justamente de todo lo que llevo a los retiros y encuentros de Mujeres Conscientes. Esto de volvernos más responsables y conscientes con respecto a nuestros pensamientos, nuestros consumos, nuestras relaciones, y más que nada con vivir el momento. No tiene que ver exclusivamente con el yoga, pero sí traigo muchos ejercicios que practico diariamente para poder lograr ese estado de conciencia.
Lo interesante del libro es que participan muchas mujeres que fui conociendo a lo largo de mi vida y que me inspiran. En cada uno de los capítulos las traje para que den también sus testimonios, como Emilia Attias, Maru Rivero, Iou Oyhanarte, Tini Debucourt. Todas significaron algo para mí y por eso las invité a participar. También hay voces de nutricionistas, por toda la consciencia que trabajé sobre mi propia alimentación, que fue algo muy importante porque hay que saber cómo equilibrar todo. Así que es un libro de mujeres para mujeres.
¿Te imaginabas contando tu propia historia de esta manera?
Sabía que tenía que ir a conocer Bali porque con mamá siempre soñábamos ir ahí. Nos encantaba el libro Comer, Rezar, Amar, y la cultura de allá. Así que fui por ella, pero estando allá me encontré con mi verdadero propósito.
Cuando llegué a Ubud, empecé con mi profesorado de yoga, y lo primero que hice fue ir a ver a Wayan Nuriasih, la curandera del libro, que hoy en día es mi gurú espiritual. A ella le dije: «Wayan, algún día voy a escribir un libro”, pero nunca pensé que realmente lo podía materializar. Y pasaron dos años. Lo soñé y acá estoy. No sé qué esperar y a veces la ansiedad me mata, pero me dejo llevar por lo que vaya surgiendo. Lo vamos a publicar en octubre en el día de la Madre… fuerte.
«Hoy en día todos estamos corriendo de acá para allá, pero se puede vivir de otra forma. La vida pasa rápido, pero hay tiempo para todo, podés pasar de las calzas a los tacos en un segundo. La gente piensa que el yoga es algo totalmente espiritual, pero seguís siendo cool…»
¿Cuál fue tu mayor inspiración?
Bali es lo que más inspira, es como Disney para mí. La cultura, la energía, la luz de la gente, los aromas, la comida, la limpieza interior. Trato de guardarme todo lo que me dan y aprendo, para después poder dárselo a los demás. Esa es mi mayor inspiración. Allá aprendí muchísimo, como la ceremonia del cacao por ejemplo, que ahora la aplico a todos mis retiros. Es un círculo que forman en el cual cantan mantras, y focalizás en lo que querés traer a tu vida, y qué dejar. Es muy lindo porque el cacao hace que te abras, y se crea un espacio único. Después de mi primer viaje, trato de volver todos los años para seguir aprendiendo e inspirándome.
¿Por qué pensás que es tan importante esta conexión para las mujeres?
El yoga de la mujer es muy diferente al de los hombres porque los cuerpos ya de por sí son muy diferentes. Además de los encuentros de Mujeres Conscientes, hoy en día estoy trabajando también con una clínica de fertilidad porque la mujer tiene que trabajar bien el vientre, el piso pélvico. Es algo muy importante que todas las mujeres necesitan saber y es un tema que mucho no se toca pero hay que hablarlo.
«Un día, estando en Costa Rica, me llaman de una editorial: estaban interesados en mi historia, en quién soy y qué es lo que hago, y querían que la contara. Imaginate que al día siguiente ya estaba de vuelta en Buenos Aires programando reuniones. ¡Tenía un libro que escribir!»
¿Algún mensaje que le quieras dejar a la mujer actual?
Sí. Conectarse con una misma puede mejorar las relaciones con los demás, el humor, sentirse más saludables, todo. Es increíble, pero es fundamental hacer lo que a uno le hace bien y poner la energía ahí. Hoy en día todos estamos corriendo de acá para allá, pero se puede vivir de otra forma. La vida pasa rápido, pero hay tiempo para todo, podés pasar de las calzas a los tacos en un segundo. ¡Es lo que hago yo todos los días! La gente piensa que el yoga es algo totalmente espiritual, pero seguís siendo cool. Se puede convivir desde los dos lugares, practicando yoga y llevando una vida normal activa social. Hay que estar abierto a que la vida te sorprenda. Y si las cosas van por el lado que no te esperás, no resistirse, darle la bienvenida también.
Galería:
Fotos: son todas gentileza de Agus Echegoyen.