La barra de Fedra´s, con vista al río, al toque de la barranca de Alvear
Entre vías y ribera, un terreno que no es novedad con propuestas que sí lo son. El bajo de San Isidro hace rato se las trae y siempre está que explota. Este barrio no se cansa de inaugurar cada vez más variadas opciones a la hora de tomar un café, almorzar o salir de copas. Para toda hora del día y cualquier momento de la semana, el bajo tiene algo para ofrecer. Comer con amigos, brunchear con un amor, hacer tiempo con un café o pasear el fin de semana. ¿Quién dijo que el invierno y el río no hacen buena pareja?
Desde su apertura hace un mes, quedó clarísimo que este biergarten -hit absoluto- es parada obligada de todos los sanisidrenses. Tiene 18 canillas de cerveza de todo tipo para saborear en las mesas comunales a lo europeo y un repertorio tremendo de hamburguesas gourmet que crean un perfecto maridaje: simples, dobles, de salmón, de bife de chorizo y hasta de bondiola. Ensaladas, tablas y pizzas completan una propuesta irresistible. Hierro y madera reinan en la estética de este cálido oasis cervecero, donde el verde es protagonista. Un árbol enorme atraviesa el techo del recinto principal y afuera, además de miles de plantas, hay una laguna con peces. Son Mateo Bindelli y Gonzalo Torres Agüero quienes se inspiraron en un viaje por los países cerveceros de Europa para crear Löwell’s. “Después de recorrer diferentes rooftops y jardines cerveceros, llegamos a Berlín y nos dimos cuenta de que teníamos que olvidarnos de la idea de poner una cervecería y recrear, en vez de eso, un auténtico biergarten alemán”, explica Mateo. Y así fue. Löwell’s abre de martes a domingos, desde el happyhour hasta la madrugada.
El décimo (¿y quizás más esperado?) local de la cadena que se ganó el corazón de los porteños y ahora está conquistando también Zona Norte. Dentro del anticuario de Gabriel del Campo y rodeado de un patio con una fuente,se emplaza el nuevo café y mercado, en un entorno mágico con aires coloniales y espíritu de río. El menú ya es conocido por sus pastas, ensaladas, repostería casera y los infalibles croques en todas sus variantes: Madame, Monsieur, de pollo, salmón o vegetariano. Abierto todos los días desde las 10 de la mañana hasta la medianoche, es un destino ideal para toda hora.
El día que a Lula’s Cakes el negocio de tortas le quedó chico y decidió asociarse con un amigo para inaugurar Lulas, San Isidro fue feliz. Es que al bajo le estaba faltando un café de esos que en Palermo abundan. Canchero y luminoso, con plantas a la venta, mesas comunitarias en el piso de arriba, comida caserísima y productos de primera calidad. Hay desayunos con granola y açaí, panes artesanales y waffles, huevos y omelettes. Hay almuerzos con ensaladas y sándwiches, tartas y sopas del día. Hay pastelería, cocktails, café Illy y una carta de tés diseñada especialmente por Tealosophy. Y por supuesto:más de 20 tortas, todas para el infarto y que se pueden encargar para llevar, y un brunch imperdible para compartir. Esta magia ocurre de martes a domingo de 8 a 20.
Ambiente bohemio, tropical y buena onda, si los hay. Un bar playero donde automáticamente la mente se relaja y piensa que está de vacaciones. Este clima tan especial se encuentra solo en Viajera, que además es un espacio cultural donde funcionan una radio y talleres de guitarra, dibujo, pintura, percusión, literatura, fotografía y muchos más. Entre murales y música, mucha vegetación, una ambientación rústica y un patio cervecero con calefactores para combatir el frío, pasa de todo. Que nada te sorprenda: un día puede haber pizzas a la parrilla a la gorra, otro día un show acústico en vivo. Por supuesto que hay cerveza artesanal y tragos. También súper hamburguesas (la Viajera es la vedette), pastas caseras, rabas, ensaladas y especialidades como berenjenas en escabeche y empanadas de langostinos. Ideal para trasnochadores: abren a las 6 de la tarde hasta bien entrada la noche.
De los mismos dueños de Malloy’s (el bar costero con alma de surf que convirtió la orilla del río en un punto de encuentro en constante ebullición), llegó Fedra’s Garden, un patio y jardín con cocktails, cerveza tirada y rica comida, rodeado de mucho verde. Entre enredaderas, árboles, flores y todo tipo de plantas hay mesas y rincones ideales para llevar una cita o ponerse al día con un amigo mientras suena música copada de fondo. Con el río a unos pasos, huerta propia, horno de barro y una ambientación de cuento, este spot tiene verdaderas delicias para probar, desde pizzas, hamburguesas y ensaladas hasta risottos, tapas y cazuelas. La frutilla del postre es el horno de barro, con manjares como la cipoleta, lalasaña y la bondiola braseada.
Porque no podía no haber un deli en el bajo. Por su propuesta de comida fresca para comer ahí mismo o hacer takeaway, es una opción perfecta para quienes andan por la zona y quieren almorzar algo rico. Además de bagels, picadas, ensaladas, sándwiches y bruschettas, sorprende la oferta gourmet, con un menú del día que puede alegrarte la jornada con unas ribs o una bondiola. También hay limonadas, licuados, cerveza artesanal y un fabuloso brunch que se puede pedir todos los días de 12 a 16. Y para los que quieran stockear su despensa con cosas piolas, está el market, que vende especias, aderezos, mermeladas, frutos secos, conservas, vinos y fiambres. Dato no menor: ¡son pet friendly! Así que las mascotas son bienvenidas, todos los días, desde las 10 de la mañana hasta las 12 de la noche.