Así fue Peglam International Pasteup, la construcción de un mural colaborativo entre artistas nacionales e internacionales

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El mural de Buenos Aires se hizo en uno de los laterales del Mercado de las Pulgas, este pasado 27 y 28 de octubre

ASÍ FUE PEGLAM INTERNATIONAL PASTEUP, LA CONSTRUCCIÓN DE UN MURAL DE PASTE UP COLABORATIVO ENTRE ARTISTAS NACIONALES E INTERNACIONALES / POR MELISA BORATYN Y FOTOS POR  VICKY ELIZALDE 

PEGLAM INTERNATIONAL PASTEUP es la unión de dos mundos, formas de trabajo y manifestaciones artísticas que tienen una cosa en común: la técnica del pasteup (como bien lo indica su nombre). PEGLAM es una abreviación que une dos maneras de decir una misma cosa, PEGATINA en español y LAMBE LAMBE en portugés. Es el evento más grande del año en torno a esta técnica, dedicado a la construcción de un mural público en las ciudades de Buenos Aires, en uno de los laterales del emblemático Mercado de las Pulgas, y San Pablo que reúne la obra e invita a participar a artistas de todas partes del mundo. Organizada en dos etapas por los artistas Ale Giorgga (@alegiorgga) y Gerdy Harapos (@gerdyharapos) de Argentina y Alberto Pereira (@albertopereira), D1scord (@d.1.5.s.c.o.r.d) y Magosh (@magosh_vr) de Brasil. La primera edición se realizó en San Pablo, en la zona de Sorocaba en el mes de septiembre. Allí fue el primer encuentro y la posibilidad de convivir durante una semana, a pesar de las muchas barreras que los separaban (como, por ejemplo, el idioma). Instalaron una fuerte presencia de pegatinas en cada calle, esquina y barrio que visitaron y demostraron que si se comparte una pasión y dedicación, los límites no existen. El resultado final fue un muro de 120 metros que unía, en una especie de unión fraternal, la obra de 240 artistas de 17 países diferentes.
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Un mes y medio más tarde llegó la hora de juntarse por segunda vez, ahora en Buenos Aires, para continuar el desafío de dejar una verdadera huella, un paredón gigante que gritaba «¡acá estamos para quedarnos!» y evidenciaba que el arte urbano está más vigente que nunca. Los chicos, junto a más de cincuenta artistas amigos y colegas invitados, algunos con años de trabajo en la calle, otros que recién comienzan a incursionar, se plantearon el enorme desafío de hacer este trabajo en apenas dos días.
Pedro Giannini fue quien colaboró en la gestión de prestar el gigantesco muro del Mercado de las Pulgas. Es el responsable de aportar una impronta urbana al predio desde 2011, invitando a distintos artistas. Y, a pesar de que esta vez el desafío era enorme, nunca dudó en acompañarlos. Esa es la magia de la autogestión.
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Como describe Giorgga «lograron intervenirlo rotando entre todos, trabajando en altura y disfrutando de la acción de pegar y no solo hacer. La composición es espontánea ya que depende de quien pega y en qué contexto lo hace, por eso la cooperación de todos ellos fue crucial porque nos permitió cumplir con el objetivo, logrando que muchos colegas se conocieran. Fomentamos la concepción del arte urbano como algo en pleno crecimiento».

Desde la mañana del sábado cada uno llegó de manera espontánea con obras bajo el brazo y ganas de pegar, eligiendo una parte de la pared que quisieran intervenir, con lo propio y lo ajeno, ya que la consigna principal de este tipo de acciones es que las individualidades se dejan de lado en pos de darle vida al proceso colectivo. El pasteup es, por sobre todo, una expresión democrática, donde los artistas disfrutan de la colaboración mutua.
Con respecto a lo que significa llevar a cabo este tipo de eventos, Ale Giorgga nos explicó: «Fue una oportunidad, no sólo para generar uno de los muros de pasteup más grandes del que tengamos conocimiento a nivel mundial, sino de fomentar redes. Nosotros desde Buenos Aires y los colegas de Brasil fuimos muy receptivos a que formaran parte todos los artistas que quisieran. Ambos muros dieron lugar a una situación de carácter cultural inclusivo, no solo por la presencia de artistas de tantos países, sino por la confluencia de nuestras culturas como organizadores, rompiendo barreras de prejuicios y demostrando que la unión potencia».
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«Guille Pachelo: la escena del street art acá es única, porque hay mucha libertad, más que nada con la pegatina, esto que nosotros llamamos pasteup. En otras partes del mundo no se hacen murales de gran escala ni se trabaja en conjunto y eso hace que Buenos Aires se vuelva un punto único. Además, en lugares como USA o Europa, por ejemplo, hay más persecución y las multas a los artistas son muy altas».

De esta jornada participaron representantes del Gran Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Uruguay que viajaron especialmente, trayendo su propia impronta y apropiándose activamente del espacio. Como describe Giorgga «lograron intervenirlo rotando entre todos, trabajando en altura y disfrutando de la acción de pegar y no solo hacer. La composición es espontánea ya que depende de quien pega y en qué contexto lo hace, por eso la cooperación de todos ellos fue crucial porque nos permitió cumplir con el objetivo, logrando que muchos colegas se conocieran. Fomentamos la concepción del arte urbano como algo en pleno crecimiento».
A medida que pasaron las horas, el muro comenzó a tomar más notoriedad, la gente que pasaba se quedaba a ver lo que estaba sucediendo, se sacaba fotos y hacía preguntas, la interacción estaba sucediendo sin que nadie lo forzara. Las enormes dimensiones de la propuesta generaban dudas: ¿Cuáles habrán sido los desafíos más grandes? ¿Cuáles son las satisfacciones que quedan después de tanto esfuerzo y adrenalina depositada? Gerdy Harapos, co-organizador de PEGLAM, comenta que «los desafíos más grandes fueron la convocatoria de los artistas, que se hizo de forma personal y no de manera distante por medio de un comunicado de prensa. Eso es bastante desgastante por los cambios de idioma y la distancia geográfica. La recepción de los colegas no solo de Brasil, sino los que venían de otras provincias, buscarles hospedaje, acompañar y estar de acuerdo con lo que queríamos hacer. Hay que estar, porque no se puede dejar al que vino de lado. El tercer gran desafío fue el tema de las importaciones, así que descentralizamos los envíos de las obras, que llegaron de Brasil, Alemania, España e Inglaterra». Sin embargo, afirma orgulloso que lo más valioso del proyecto fue la parte humana y la energía que se vivió entre todos. Un clima súper positivo que unió a muchos artistas que no se conocían, además de la primera experiencia de haber podido viajar a Brasil.
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Por último, Guille Pachelo, artista urbano y uno de los co-fundadores de BApasteup nos dio su visión como participante activo del medio urbano en Buenos Aires de por qué aquí se logran este tipo de proyectos tan ambiciosos. «La escena del street art acá es única, porque hay mucha libertad, más que nada con la pegatina, esto que nosotros llamamos pasteup. En otras partes del mundo no se hacen murales de gran escala ni se trabaja en conjunto y eso hace que Buenos Aires se vuelva un punto único. Además, en lugares como USA o Europa, por ejemplo, hay más persecución y las multas a los artistas son muy altas».
Este tipo de eventos son los que cambian la percepción de la gente de entender y disfrutar del arte. La escena urbana expande las fronteras, además de enriquecer el potencial cultural de la ciudad.

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