En una nueva edición de la gran feria de arte de Argentina, la curadora y cronista de arte Meli Boratyn revela qué tener en cuenta (y hacia qué galerías apuntar) para animarse a adquirir obras desde 500 dólares sin fallar en el intento/Además: las ventajas del nuevo predio en Costa Salguero.
En Costa Salguero: una feria depurada y fácil de transitar.
arteba 2022: ¿Podemos comprar una obra si no somos grandes coleccionistas? Consejos, galerías y artistas que lo confirman. Por Melisa Boratyn. Fotos: gentileza prensa arteba y Azul Zorraquin.
arteba volvió al ruedo en su nueva sede en Costa Salguero. Nos encontramos con una feria depurada y fácil de transitar, con fuerte presencia nacional y de galerías emergentes. Con ganas de destrabar algunas suposiciones, nos acercamos a ellas con la siguiente pregunta. ¿Podemos comprar una obra si no somos grandes coleccionistas, teniendo en cuenta que el arte suele venderse en dólares y que para muchas personas entrar a una galería es una costumbre poca habitual?
Visitamos a Constitución, sin antes pasar por Piedras, que este año trae un solo show de Mónica Heller, la artista que representó a la Argentina en la Bienal de Venecia. Una oportunidad para ver esta serie de videos en el país. Ya en Constitución hablamos con Antonio Villa acerca de su percepción de la feria.
«El mercado responde a lo que está sucediendo y por eso se detiene y espera, como sucede con las inversiones en general. A su vez tiene la particularidad de que se encuentra en un momento de expansión, ya que ha crecido mucho gracias a la profesionalización de pequeñas y medianas galerías. En cuanto a arteba creo que hay mucho entusiasmo y que está volviendo a recuperar su perfil después del parate de la pandemia. Creo que todos vaticinamos que va a ser una buena feria».
Obra de Luis Enrique Zela-Koort en Galería Revolver
«Sylvie Argerich de Sputnik le explica a MALEVA que «mientras acá hay entre 20 y 50 coleccionistas importantes, en Francia son más de 3000, por lo que cuesta mucho más insertar las obras y se aprecian más los vínculo que el factor comercial en el arte. Lo bueno de ferias como arteba es que viene gente que no circula por las galerías el resto del año y que de verdad se animan a comprar…»
En relación a cómo hacer crecer el número de compradores Antonio dice: «tratamos de no hacer del mercado del arte un tabú, sino que buscamos hablar de forma clara de precios, explicar cómo suceden las cosas y romper con el aspecto críptico de las galerías. Charlar de esto con naturalidad puede parecer una pavada pero ayuda a destrabar».
Seguimos hacia la galería Revolver, un proyecto ambicioso que difunde a artistas del continente en Perú, Argentina y Estados Unidos. Hablamos con Micaela Vindman acerca de la obra de Luis Enrique Zela-Koort, un artista peruano que trabaja con el terreno de la tecnología, la anatomía y cómo ambas se pueden mezclar y transformar. «Trajimos dos tapices que presentan figuras que se encuentran en pinturas medievales. Son seres que no tienen género, obras que plantean la idea de que no existe el cielo separado del infierno y que dios es el caos y no el orden». El valor de cada obra es US 1800, un precio que si bien es alto en nuestra moneda, es modesto para un artista insertado en el mercado internacional. Revolver, así como también la galería Vigil Gonzales de Cusco, nos permite conocer a artistas de la región y como bien explica Micaela, «el mercado local siempre se manifestó de forma positiva con nosotros y por eso Revolver continúa apostando al país».
Seguimos nuestro recorrido con dos objetivos en mente, sacarnos la vergüenza de preguntar y conocer a nuevos proyectos y artistas. Así es como llegamos a Acéfala y a las pinturas de Nana Schlez, una joven artista que explora los vínculos entre las materialidades de la ciudad, la naturaleza y el ámbito digital. Barbara Echeverría nos invita a recorrer el stand, mientras reflexionamos acerca del rol del coleccionista y los mitos y fantasía que se generan alrededor. «Creo que el gran desafío que tenemos por delante es abrirnos a nuevos compradores, un trabajo que estamos encarando, aunque todavía falta un largo camino por recorrer».
Mientras que hasta hace poco el foco estaba puesto en el exterior, para que el arte argentino fuera conocido en el mundo, hoy una de las metas es asentarse y abrir las puertas de las galerías para transformarlas en lugares cotidianos, donde las personas al fin se sientan cómodas. Sobre eso Bárbara coincide que es un aspecto clave. «Definitivamente queremos romper el concepto de que el coleccionista es un ser de élite y volverlo más accesible. Con la cantidad de galerías que existen y la variada oferta de precios que ofrecen, si no empezamos a conquistar nuevos mercados no vamos a crecer como sector». En Acéfala se pueden encontrar obras a partir de los 500 dólares.
Vamos a visitar a Sputnik, un proyecto liderado por Sylvie Argerich, una francesa que vive en Argentina hace más de veinte años. Le pedimos que nos recomiende a algún artista y nos habla acerca de Juan Gugger, que si bien tiene obra muy importante no es reconocido, algo que a veces en este circuito tan cerrado puede parecer una desventaja. Sus obras parten de los 750 dólares. Este es el primer año que Sylvie y Juan trabajan juntos, primero yendo a la Micro Feria en Rosario y ahora a arteba. Un sabio consejo que nos deja la galerista es que no hay que ir atrás de la figurita deseada o lo que está de moda, sino que hay muchísimos artistas talentosos para descubrir.
Mientras hablamos de la diferencia entre el mercado local y el internacional, Sylvie explica que «mientras acá hay entre 20 y 50 coleccionistas importantes, en Francia son más de 3000, por lo que cuesta mucho más insertar las obras y se aprecian más los vínculo que el factor comercial en el arte. Lo bueno de ferias como arteba es que viene gente que no circula por las galerías el resto del año y que de verdad se animan a comprar».
Obra de Amparo Viau en Galería Grasa
«Grasa presenta trabajos de Antonella Agesta, Amparo Viau y Natalia Cristo, que van de los 300 hasta los 1400 dólares (una gran obra en papel de Amparo que se vendió antes del comienzo de la feria), con posibilidad de financiamiento para aquellos que lo necesiten. Carolina Martínez Pedemonte asegura que hay nuevos compradores que se están animando a vivir con arte…»
En la galería Calvaresi nos encontramos con Paola Vega, una artista de mucha trayectoria, que decidió crear una obra que pudiera venderse tanto de forma completa como fragmentada. De esta manera mientras que las esculturas que forman parte de la instalación salen 300 y 600 dólares, las pinturas parten de los 1000 dólares. Es una oportunidad para comprar una obra con historia, ya que la instalación es un homenaje al artista fallecido Jorge Gumier Maier, su gran amigo. «Está basada en una obra inconclusa de él, que me encantó y que tiene 12 gatitos hechos en cerámica, porque él tenía muchos gatos. Cuando pensé la obra trate de ser realista y me pareció que hacer algo que pudiera venderse tanto en su conjunto como por separado hacía sentido, ya que por su tamaño sólo podría ser comprada como adquisición de un museo o colección importante». Así, muchas personas pueden tener una parte.
Para terminar, pasamos a saludar a dos galerías jóvenes, por un lado Grasa, que presenta trabajos de Antonella Agesta, Amparo Viau y Natalia Cristo, que van de los 300 a los 1400 dólares (una gran obra en papel de Amparo que se vendió antes del comienzo de la feria), con posibilidad de financiamiento para aquellos que lo necesiten. Carolina Martínez Pedemonte asegura que hay nuevos compradores que se están animando a vivir con arte.
Lucia Evangelista, directora de Moria, nos cuenta que la propuesta que traen (también de tres artistas, Celina Eceiza, Aurora Castillo y Juliana Iriart) tiene un rango de precios de entre 500 y 2700 dólares. «Lo que solemos hacer, cuando se trata de alguien que compra por primera vez o con clientes de confianza, es armar un plan de cuotas o pesificar. De hecho en una de las muestras que estamos presentando en la galería de Laura Ojeda Bar, hicimos eso y funcionó muy bien, porque llevó a que colegas y personas que no son coleccionistas adquirieran las obras, haciendo que esa posibilidad se sienta más cercana al estar en moneda local».