Fotógrafo y creador de la tienda de arte Quórum, Santiago es un enamorado del barrio del sur, en el que vive desde hace diez años. En esta nota salimos a patear sus calles, conversando sobre todo, y con una parada en cada mural que valga la pena/Desde el de un artista cubano que pinta enormes paredes desgastadas por el tiempo hasta el de un californiano que deja su huella por todo el planeta, incluida Buenos Aires
Santiago Carrera es un enamorado de San Telmo, donde vive desde hace una década y tiene su tienda «Quórum»
Arte a pie: recorrimos San Telmo junto al artista Santiago Carrera en busca de los murales más impactantes. Por Melisa Boratyn. Fotos: Azul Zorraquin.
Santiago Carrera es fotógrafo y un emprendedor nato, lo que lo llevó a crear Quórum (ubicada en Defensa 894) en 2015, una tienda que dirige junto a su hermana y cuñado dedicada al arte con foco en creadores locales. Empezamos nuestro recorrido por San Telmo, barrio del que se enamoró hace más de diez años, frente a un mural de Diego Roa, un artista con sello propio que comenzó interviniendo tachos de basura de manera anónima. Hoy sus trabajos forman parte de campañas publicitarias de grandes marcas así como también pueden encontrarse mientras caminamos por la ciudad.
Cada vez que tengo ganas de viajar, aunque sea mentalmente, vengo a San Telmo porque me pone en modo turista. Más allá de que viviste acá durante más de diez años, ¿dirías que te pasa algo parecido?
Vengo a San Telmo todos los días y todavía tengo esa misma sensación, lo que demuestra que este barrio tiene algo único. Internamente entre los que la habitamos está esa duda de que si algún día se va a transformar en una especie de Palermo pero creería que no y si llegara a suceder va a llevar mucho tiempo porque es un lugar con una impronta muy marcada que los vecinos defienden.
Acá pasaste tus veintes después de haber vivido toda la vida en zona norte. ¿Cómo llegaste al barrio?
Fue de casualidad en el 2008 cuando vine a visitar a una amiga que se había mudado a un piso compartido en la calle Finochietto y al día siguiente ya me había instalado. Vivíamos abajo de la casa del artista Marcos López y así fue como nos conocimos. Además ese año gané el Tercer premio del Salón Nacional con mi obra «La pelopincho» y él había ganado el primero. Hacíamos fiestas todo el tiempo y Marcos se quejaba mientras que a nosotros nos molestaba que sus hijos andaban en patines todo el día. En esa casa conocí a personas con las que mantengo vínculos muy cercanos sin importar donde estén viviendo.
El mural deDiego Roa en Balcarce y San Lorenzo, primera parada del recorrido
También armaste tu proyecto formando parte de una nueva generación que se animó a emprender trayendo un aire novedoso a un barrio con tanta historia. ¿Cómo surgió Quórum y cuáles fueron los mayores desafíos?
Previo a la situación actual por la calle Defensa, pasaban 50.000 personas durante el fin de semana algo que me parecía impresionante. Viviendo en esa casa conocí al dueño del local donde estamos actualmente y le propuse a él y un amigo armar algo juntos. Finalmente eso no salió pero como seguía con ganas les ofrecí alquilar el lugar y me mandé a emprender con mi hermana y cuñado sin mucha experiencia. En menos de dos meses habíamos abierto y mostrábamos obras de algunos artistas conocidos y fotógrafos amigos. Al principio ninguno se animaban a darnos obra por lo que nos costó ganarnos la confianza y demostrar que éramos serios, pero cuando empezaron a ver que vendíamos y éramos profesionales y prolijos la cosa cambió y se fueron sumando muchos más.
«Caminamos por la calle Tacuarí hasta a la esquina con Venezuela donde Santiago nos muestra un mural de Jorge Rodríguez Gerada, un artista cubano que vive en Barcelona y hace retratos de persona reales, llevándolas a un plano inmenso sobre paredes viejas y edificios abandonados, logrando que la obra se mezcle con la degradación urbana natural…»
Esa identidad que mencionabas antes se ve en muchos de los barrios de la zona lo que hace que a veces los proyectos nuevos, en especial los culturales, tengan dificultad para insertarse. ¿A ustedes cómo los recibió San Telmo?
Justo hablaba de eso con algunos colegas que están en La Boca a quienes les está costando generar una verdadera integración. Nosotros no tuvimos problemas porque acá hay una mezcla muy grande a nivel cultural por la particularidad de que conviven los porteños, los turistas que viajan y los extranjeros que se instalan de forma permanente, por lo que constantemente hay movimiento. Durante los años que viví en San Telmo conocí a personas de todo el mundo y tengo amigos de Nueva Zelanda, Francia y Estados Unidos. Nos la pasamos armando bienvenidas y despedidas, pero eso hace que la apertura por lo nuevo sea diferente.
El increíble mural del cubano Jorge Rodríguez Gerada (su especialidad es hacer obras sobre paredes viejas y desgastadas) / En Tacuarí y Venezuela
Después de que ustedes y algunos otros proyectos se instalaron en el barrio, tengo que confesar que empecé a mirar a San Telmo con otros ojos ya que la parte cultural había quedado un tanto relegada después de que muchas galerías que estaban acá cerraron. Si bien ustedes se identifican como tienda creo que ayudaron a visibilizar a una nueva generación de artistas locales. ¿Cuál es tu visión en relación a esto?
Hay un factor que no podemos ignorar y es que antes no había tanto turismo como ahora. Fue después del 2002 que empezó a haber otro tipo de movimiento y por eso hoy existen más espacios relacionados a la cultura, el arte y el diseño. En otra época había algunos eventos, como micro ferias pero eran proyectos que estaban un poco más relegados. Lentamente aparecieron proyectos como Fundación El Mirador que trajo residencias o la galería Big Sur que estuvo mucho tiempo y así se empezó a formar un pequeño circuito. Esto hizo que los artistas se entusiasmaran cada vez más con lo que San Telmo tiene para ofrecer. A mí me gusta decir que somos una primera vidriera para el arte local.
Caminamos por la calle Tacuarí hasta a la esquina con Venezuela donde Santiago nos muestra un mural de Jorge Rodríguez Gerada, un artista cubano que vive en Barcelona y hace retratos de persona reales, llevándolas a un plano inmenso sobre paredes viejas y edificios abandonados, logrando que la obra se mezcle con la degradación urbana natural.
Al igual que La Boca, San Telmo está llena de joyitas del street art porteño
¿Cómo describirías la impronta de Quórum a alguien que nunca vino? ¿Qué la hace un proyecto único?
Quórum invita a lo cotidiano y acá el arte está metido en todos los rincones si bien tiene un aire distinto al de una galería. Es un proyecto para todo público, donde los precios están anotados y la gente no tiene vergüenza de preguntar. Como decía, nosotros funcionamos como una vidriera para muchos artistas, en especial con los extranjeros. Muchas veces sucede que como artista uno produce, invierte, hace una muestra pero después las obras no quedan insertas en el circuito y se genera frustración. Cuando esos trabajos ingresan en espacios como el nuestro se desarrolla otra dinámica y son vistas por otro público que tiene otra moneda y un vínculo diferente con la compra de arte.
¿Dirías que los extranjeros apuestan al arte local?
Hay muchos extranjeros que vienen a San Telmo interesados en encontrar a artistas locales y nos preguntan por ellos ni bien entran al local. De hecho yo estoy representado por una galería en Lugano, Suiza porque los directores me conocieron cuando de casualidad visitaron Quórum durante un viaje. A su regreso nos siguieron, les gustó una de mis obras y no sólo se animaron a comprarla sino que empezamos a trabajar juntos.
«Quórum invita a lo cotidiano y acá el arte está metido en todos los rincones si bien tiene un aire distinto al de una galería. Es un proyecto para todo público, donde los precios están anotados y la gente no tiene vergüenza de preguntar. Como decía, nosotros funcionamos como una vidriera para muchos artistas, en especial con los extranjeros…»
No fue un año fácil pero ustedes lograron sostenerse e incluso ya están abiertos, si bien el flujo de gente debe ser distinto como bien dicen todos los vecinos que nos encontremos durante el recorrido. Me gustaría preguntarte qué proyectos tienen en mente a futuro.
Queremos empezar a producir obras de artistas pero que sólo puedas encontrar acá, como una especie de serie cápsula, porque nos pasa que muchas de las obras que tenemos en el local también se encuentra en otros espacios y sentimos que llegó el momento de gestar una colección propia, lo que también sería un mimo para nosotros y una forma de seguir apostando.
«Caballo en Bicicleta», Mural de Aryz, artista de California que dejó su huella en paredes de todo el planeta (incluido Madagascar) / Independencia y Chacabuco
Cerramos el día comiendo en El banco rojo (Bolívar 866), un espacio gastronómico que ofrece una carta novedosa de excelente calidad. Hace años que Santiago conoce a los dueños. Acá todo es así, los emprendedores se conocen, se saludan y no sólo se apoyan sino que se contienen y comparten sus experiencias.
Mientras comemos me cuenta acerca del mural en el patio de ARYZ, un artista que nació en Palo Alto, se crió en Barcelona y ha realizado murales en Madagascar, Alemania, Venezuela y China. Este artista nómade se dedica al muralismo y la ilustración y si bien ya no vive en Argentina, ha dejado como tantos otros, su huella en este mágico barrio.