Alteré la matrix de Facebook


 
Por Bárbara Lichtman
Estar frente al espejo de chica implicaba no abrir la puerta del baño por horas. Mi propio reflejo me incentivaba a practicar diversos números artísticos en los que me convertía en Grecia Colmenares o en alguna bailarina de “Jugate Conmigo” que lloraba porque sus padres no la dejaban salir con el reo del colegio. Los peinados también ayudaban a que mi hermana no pudiera entrar a bañarse: brotada de rulos, me gustaba creer que esos bucles eran la recompensa divina por pensar rebuscadas y preciosas ideas. “Que las demás se planchen el pelo”, decía al sacudir la cabeza, “Yo me quedo con mis medallas peludas”.
 


 
Y con los años me encontré con espejos más complejos donde perderme. Hoy paso más horas en mi perfil de FB que supervisando mis rulos.
La red social llegó a ser el muro de los lamentos de muchos y el escenario iluminado de otros. Un cristal donde preguntamos y las respuestas brotan. Un espejo donde nos hablamos a nosotros mismos y los demás aplauden. La biografía de Facebook resultó ser algo más que un capricho de Mark. Es un tender virtual en el que colgamos nuestros mejores trapitos al sol: fotos, videos y lo que pensamos a cada momento. Esta biografía es mucho más que el reflejo de quienes somos (o quien nos gustaría ser).
Días atrás, hice un click nostálgico en mi álbum de fotos “México 2009”. Me etiqueté en una de las imágenes y el sistema colocó esta última actualización arriba de mi biografía y lo replicó en las novedades de mis contactos. Los mensajes no tardaron en llegar: “Qué bueno estar allá con este frío en Buenos Aires” “¿Cuándo volvés?”. Nadie se detuvo a ver el año en el que había sacado la foto (2009). Fue entonces que decidí alterar la Matrix: cambié la fecha por 2012. Ese día, volví a las playas de agua transparente y arenas blancas desde mi escritorio.
Pero no sólo nuestros recuerdos pueden viajar al futuro. Gracias a que el sistema permite que publiquemos imágenes, eventos y hasta estados en el pasado hoy todos podemos ser Marty McFly y manipular lo que mostramos como sucedido.
Y así, sólo cinco centímetros de scroll separan tu nacimiento de la salida del sábado. El pasado nunca pareció estar tan presente. Para bien o para mal, Mark lo hizo: logró que nuestras experiencias viajen en el tiempo.