«Acá puede pasar de todo»: así es Barrakesch, el «club de amigos» que aloja proyectos artísticos independientes y renueva el circuito arty de Buenos Aires

Detrás del proyecto: cinco amigos de espíritu creativo que venían de mundos muy distintos. 

«Acá puede pasar de todo»: así es Barrakesch, el «club de amigos» que aloja proyectos artísticos independientes y renueva el circuito arty de Buenos Aires. Por Candelaria Penido. Fotos: Alexis García Sánchez para MALEVA.

Para adentrarse y conocer esta nueva coordenada arty – en Barracas, calle California 1672 – primero hay que descifrar qué es Barrakesh. “Un espacio cultural auto gestionado que da lugar a galerías nómades o proyectos artísticos independientes”, nos contó Carlos Carabia, uno de sus socios. Los otros nombres que resuenan detrás del proyecto son: Javier Pita, Dafne Cejas, Sara Stewart y Gabriela Yaceszen.

Esta iniciativa se ocupa de dar visibilidad a proyectos que de otra forma no tendrían posibilidad de mostrarse en la Capital Federal. En mayo de 2023, por ejemplo, con su primera exposición, Novias, alojó a la galería mendocina Valerie´s Factory junto con la Revista Balam. Ahora —en su cuarta exposición desde su apertura—, las salas de exhibición presentan Quinta esencia de Cloe Galasso, artista argentina radicada en Nueva York.

Pero Barrakesh también es algo más. Es un lugar de encuentro. “Mucha gente viene simplemente a vivir la experiencia” nos confiaba Javier Pita, diseñador, ambientador, event planner y la persona que ideó el proyecto.

“Venimos todos de mundos muy diversos, lo que hace de esto algo tan desafiante como enriquecedor”, afirmó entre sonrisas el mastermind del proyecto. Uno que surgió en la mente de Pita mientras buscaba una locación para su depósito. En el camino terminó restaurando una antigua casona y alojando un espacio cultural de lo más variado. Esta propuesta tomó vida entre copas con amigos en el bar de Retiro Dadá…»

¿Cómo definirían la experiencia Barrakesh?

JV: Inclusiva, todos son bienvenidos.
GY: Comunitaria.
SS: Y divertida.
DC: Descontracturada y desconcertante.
CC: Somos como un club de amigos donde puede pasar de todo, hasta celebramos un casamiento.

Una casa de pisos azulejados y un patio central. Escaleras, copas y manteles entran y salen a la calle. Una enorme escultura blanda cuelga de las ventanas de un segundo piso, un pasillo en azul y risas que se elevan por los aires junto con conversaciones entre amigos que son socios; personas unidas por el arte. Elemento que amalgama distintos universos. “Venimos todos de mundos muy diversos, lo que hace de esto algo tan desafiante como enriquecedor”, afirmó entre sonrisas el mastermind del proyecto. Uno que surgió en la mente de Pita mientras buscaba una locación para su depósito. En el camino terminó restaurando una antigua casona y alojando un espacio cultural de lo más variado. Esta propuesta tomó vida entre copas con amigos en el bar de Retiro Dadá. Javi se acercó a ellos de uno y les fue proponiendo la idea. Todos, al instante se subieron a la aventura. “Los cinco tenemos backgrounds, personalidades y acercamientos al arte muy diferentes. La diversidad hace todo muy complejo, pero a la vez genera algo muy mega”, confirma Gabriela. “Cuando vibramos y vamos para un mismo lugar somos una topadora” agrega Pita.

Barrakesh es un espacio colectivo que habilita situaciones, conexiones e ideas. Es un espacio distendido donde la puerta siempre está abierta para sus vecinos y visitantes. Hoy suenan villancicos y las chicas bailan en el patio.

«Uno de los pilares de Barrakesh es generar nuevas audiencias en el arte. Porque a ver, en la escena nacional hay una gran cantidad de artistas pero el nivel de coleccionismo es muy pequeño. Nos gustaría ayudar a cambiar esa situación. Por eso, cuando invitamos a galerías del interior, nómades o virtuales, les pedimos que dentro del portfolio de obra que van a exhibir debe haber alguna cuyo valor ronde los 300 dólares…»

Barrakesh emana un espíritu relajado y hasta familiar. ¿Puede ser?

GY: Exactamente. Es un lugar feliz donde pasan un montón de cosas. Por ejemplo el que nos visite hoy puede venir a ver la muestra o a amasar pan dulce.

¿Amasar pan dulce?

GY: Sí, organizamos una amasada en donde alrededor de 15 personas vamos a estar cocinando para luego donar al comedor Los Niños Primero de Barracas.
SS: La idea de nuestro proyecto es poder conjugar el arte con otras cosas, como en este caso el trabajo por la comunidad.

¿Por eso concibieron Barrakesh como un espacio cultural y no como una galería?

GY: Queríamos que sea un proyecto mucho más abarcativo. El ser un lugar cultural nos da más cintura para agrandar nuestros horizontes de acción a actividades que no son puramente artísticas. Y además, podemos exponer obras que no estén a la venta; como sucedió con las piezas del Archivo de la Memoria Trans en Novias.

DC: Nos interesaba también achicar la distancia que existe entre el público de una gale y los galeristas o artistas. Queríamos dar lugar a otro tipo de encuentros.

JP: Y a otro tipo de charlas.

Aún así, sí comparten el objetivo comercial de las galerías, es decir la compra y venta de obra. ¿Verdad?

GY: Así es. Uno de los pilares de Barrakesh es generar nuevas audiencias en el arte. Porque a ver, en la escena nacional hay una gran cantidad de artistas pero el nivel de coleccionismo es muy pequeño. Nos gustaría ayudar a cambiar esa situación. Por eso, cuando invitamos a galerías del interior, nómades o virtuales, les pedimos que dentro del portfolio de obra que van a exhibir debe haber alguna cuyo valor ronde los 300 dólares.

CC: Que en el arte es un valor bajito. Para intentar así tentar y fomentar el espíritu coleccionista.

«Los visitantes siempre pueden charlar con alguien ya sea el artista, los curadores o con nosotros. Y pasa que muchas veces mientras se dan esas conversaciones hay gente pintando una escenografía para alguna fiesta de Javi, o alguien cocinando algo en la cocina o llega un amigo y sale un cafecito…»

¿Cuál sería su fórmula para incentivar el nuevo coleccionismo?

JP: Para mí tiene mucho que ver con el desacartonamiento que tiene el espacio. Es el diálogo que habilita el lugar con la persona que viene.

DC: Los visitantes siempre pueden charlar con alguien ya sea el artista, los curadores o con nosotros. Y pasa que muchas veces mientras se dan esas conversaciones hay gente pintando una escenografía para alguna fiesta de Javi, o alguien cocinando algo en la cocina o llega un amigo y sale un cafecito.

CC: Como decía Javi, que la charla pierda esa seriedad asociada al mundo del arte.

GY: También ayudamos a habilitar la idea. Tal vez al público no se le ocurre que puede comprar una obra, pero nosotros se lo comentamos, le decimos el precio de una sin vueltas y hasta a veces arreglamos descuentos.

Barrakesh vino a renovar el circuito artístico porteño. Aporta novedad con su esquema de funcionamiento, con su forma de relacionarse con el arte y su circuito, con su intención de acercar eso que puede parecer lejano, con su sinergia por momentos caótica pero siempre divertida, con su propuesta e intención.

¿Cuándo se podrá volver a vivir su experiencia? El 24 de febrero en su próxima inauguración donde presentará a siete artistas con la curaduría de Laura Spivak.

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