Marina Furlanetto (29), Timoteo Lacroze (29) y Melisa Boratyn (25), coleccionistas precoces
Tienen menos de treinta años, algo de plata ahorrada y una pasión en común: la costumbre de comprar obras de arte siempre que el bolsillo lo permita. Eso sí, cada uno con su propio estilo. Sin embargo, hay puntos en común. Los tres entrevistados – Melisa Boratyn (25), Timoteo Lacroze (29) y Marina Furlanetto (29) – coinciden en que no es necesario gastar millones para adquirir una obra de calidad. Para evitar precios elevados suelen elegir obras de artistas emergentes. Pero, recomiendan, antes de siquiera pensar en comprar es fundamental recorrer galerías y entrenar el ojo.
Ninguno lo hace con el fin de ganar dinero pero, reconocen, el arte suele rendir a futuro. El primer paso, aunque suene cliché, lo hacen por “amor”. Es decir, se enamoran de la obra hasta el punto en que no hay vuelta atrás y, cuentan, la necesidad sólo puede ser cubierta una vez que el cuadro, foto o dibujo, cuelgue de la pared de sus casas.
También aconsejan tomarse un buen tiempo para elegir. Ya que una obra no es como un sillón o un plasma, es “algo que te acompaña toda la vida”. La conversación transcurrió en la galería “Elsi del Río”, ubicada en Palermo, en el marco de la muestra “Bestiario”. Una de las participantes es Boratyn (ML), curadora de la galería y también de varios artistas independientes; Timoteo Lacroze (TL), pintor y fundador de La Real, una organización que agrupa artistas emergentes latinoamericanos; y Marina Furlanetto (MF), del equipo organizador de La Real.
«Ninguno lo hace con el fin de ganar dinero pero, reconocen, el arte suele rendir a futuro. El primer paso, aunque suene cliché, lo hacen por “amor”. Es decir, se enamoran de la obra hasta el punto en que no hay vuelta atrás.»
Rodeados de cuadros, Maleva conversó con ellos y derribó algunos preconceptos que se puede llegar a tener. Entre ellos, que no es necesario ser un experto y que con $500 se puede conseguir algo bueno. También algunas claves para no perder el rumbo en el intento: desarrollar un criterio propio (¡lo que más te gusta!), asistir a exposiciones, visitar galerías online, ojear catálogos, informarse, caminar, buscar, tomar medidas de dónde podría ir la obra, definir colores y, sobre todo, animarse.
Para adquirir una obra excelente hay que saber entrenar el ojo (no siempre es cuestión de precio)
¿Cuál fue su primera obra?MF: Estaba en San Pablo por un viaje de trabajo. Tenía tiempo libre y para no quedarme en el hotel salí a hacer unos tours. Hice uno de “Street Art”, que es un estilo muy fuerte en esa ciudad. De hecho, cada dos años se realiza la Bienal de arte moderno. Cuestión que al final del recorrido llegamos a una galería dónde había varios artistas. En ese momento me dio un poco de vergüenza comprar (risas), no sabía bien cómo hacer. Hasta que en voz baja le consulte a una persona cómo funcionaba. Se pusieron felices. La obra que adquirí es de un francés que se apoda “Mimi The Clown”.
MB: Mi primera obra salió diez euros y la compré sin pensar. Estaba en Madrid, en una plaza cerca del museo Reina Sofía. Un tipo en la calle vendía dibujos. Cuando pasé cerca me enamoré de lo que hacía, pero recién a la tercera vez que me acerqué me anime a comprarle el dibujo que era de un paisaje sencillo de Sevilla. El artista se llamaba David y era un trotamundos que vivía de su obra.
TL: En especial recuerdo la primera obra que tuve en casa. Me acababa de mudar sólo y se acercaba mi cumpleaños. Sin que yo sepa nada, un amigo artista se subió a un colectivo con un cuadro realizado por él que medía casi dos metros por uno de ancho y me lo regaló. Fue un gran gesto.
¿Siguen algún criterio de estilo o sólo compran lo que les gusta?TL: Me gusta tener en casa cosas de personas que aprecio, con las que tenga algún tipo de vínculo cercano. Es una manera de tenerlos cerca. No sigo un criterio necesariamente ni planeo tener una colección en el futuro.
MB: Soy pura intuición. Suelo comprar fotografías o dibujos de artistas jóvenes. Siempre me pasa lo mismo, veo una obra, me enamoro perdidamente y la compro. A la vez, intento generar un vínculo y conocer al artista o la galería. Me parece fundamental.
MF: No lo pienso mucho. Si me gusta y me alcanza, entonces compro.
«No es necesario ser un experto y con $500 se puede conseguir algo bueno. También algunas claves para no perder el rumbo en el intento: desarrollar un criterio propio (¡lo que más te gusta!), asistir a exposiciones, visitar galerías online, ojear catálogos, informarse, caminar, buscar, tomar medidas de dónde podría ir la obra, definir colores y, sobre todo, animarse.»
¿Lo consideran una inversión?MF: Más que nada lo veo como un objeto de amor. El día que quiera invertir lo haré, pero hoy lo hago por satisfacción. Lo tengo en casa, lo miro y me da orgullo, además de que pienso en todo lo que hice para obtenerlo.
TL: Sé que se toma como inversión el arte. Yo no lo veo así. Igual, me parece que el efecto económico se da de manera natural. Las personas a las que compro o canjeo son artistas que me gustan, que tienen un buen presente por lo que seguramente también tengan un buen futuro.
Es muy importante comprar por amor, por intuición, no por un rédito comercial (aunque exista)
¿Es necesario tener mucha plata para acceder a obras buenas?MB: ¡Para nada! Hay una idea de que el arte es para pocos y yo creo que es para cualquiera. Con $500 podes conseguir obras excelentes. Sobretodo de artistas jóvenes talentosos o de pintores más reconocidos con obra accesible. Se puede comprar un grabado, serigrafía o una foto… lo importante es que te guste.
TL: Si sabés lo que querés, lo de la plata es relativo. Además, siempre se puede conversar con los artistas. No creo que sea una barrera.
¿Hay que ser un experto para comprar?TL: Creo que es una necesidad que alguien puede tener o no. En mi opinión, el arte no deja de ser decorativo pese a que ésta palabra está muy mal vista en el ambiente. Para mí, si algo no es decorativo no funciona ya que a la gente le tiene que gustar y generar un impacto. Tiene que quedar estético.
MB: Acá en Buenos Aires no es tan común que se visiten galerías. Pero hay veces que los que vienen les encanta la obra y no son especialistas. Es cuestión de probar. Así como las muestras de grandes pintores son interesantes, creo que es importante conocer las pequeñas.
¿Cómo se dan cuenta de que una obra les gusta?MB: Cuando una obra realmente me encanta me agarra necesidad de tenerla. Estoy en casa y sólo puedo pensar en eso. No es un sillón o una televisión, es algo que te va acompañar el resto de tu vida. Tenes que estar dispuesto a convivir con la obra. Están los que le gustan que lo incomode, lo satisfaga, sea estética o tenga un mensaje. Lo mío es instintivo.
¿Cuál es su obra preferida de las que tienen?MB: Es una de Luciana Randolini que es un dibujo sobre papel de una pareja dándose un beso. Conocí su trabajo el año pasado en arteBA. Después de un tiempo la llamé, y le dije que quería una obra suya. Luego la compré.
TL: Un cuadro que me regaló mi hermana luego de un viaje por Latinoamérica y uno que realicé hace mucho tiempo y que es importante para mí.
¿Qué le dirían a los que piensan que el mundo del arte es snob?TL: ¡Que están equivocados! (risas) Hay de todo. Por ejemplo en La Real encontrás arte que ocurre en el momento, no es “caretaje”, se trata de vivir una experiencia y de paso conocer artistas emergentes.
Hay que comprar una obra con la uno se sienta cómodo conviviendo
¿Qué consejo le darían a alguien que recién arranca?TL: Que empiece a recorrer un poco, a sumergirse en este mundo que es muy amplio y está lleno de matices. Hay un montón de cosas que te ayudan a abrir la cabeza. Es importante salir del frasco y animarse. Al hacerse el ojo, uno empieza a proyectar las obras en su propia vida.
Si pudieran comprar el cuadro que quieran sin importar el precio ¿Cuál sería?MF: El Beso de Gustav Klimt. (¡Uno de los más caros de la historia!)
TL: Cualquiera de Jackson Pollock.
MB: “Los Zapatos” de Van Gogh. Cuando lo ves se te llenan los ojos de lágrimas.
«Cuando una obra realmente me encanta me agarra necesidad de tenerla. Estoy en casa y sólo puedo pensar en eso. No es un sillón o una televisión, es algo que te va acompañar el resto de tu vida. Tenes que estar dispuesto a convivir con la obra.»
¿Con qué artista (vivo o muerto) se sentarían a tomar un café?MB: Con Grete Stern (fotógrafa y diseñadora) y con Francis Bacon (pintor). De los argentinos con Alberto Greco, porque es lo que yo llamaría un artista con todas las letras. Hace arte porque si deja de hacerlo no puede respirar.
TL: Con Leonardo Da Vinci.