«Me molesta ser espectador»: Pablo Fábregas
Por Andrés Enríquez Dibós
Fotos: David Torres Bedoya
Enemigo íntimo del aburrimiento y las certezas, Pablo Fábregas busca sin querer desde hace tiempo sortear los convencionalismos. Es productor de radio y de teatro, hace stand up en #Canchero; es también guionista, actor y, como si fuera poco, todas las tardes le agrega su cuota de humor al éxito radial de Metro y Medio. Intentó (casi) todo para poder encontrar su rumbo en la vida y hoy, luego de tanto andar, está en un gran momento profesional y personal. En una entretenida y amena charla en una soleada tarde palermitana, nuestro versátil entrevistado habló de su amor por la comedia, las guitarreadas de madrugada, su profesión de astronauta y de algunos de sus – miles de – proyectos.
CRIADO ENTRE BENNY HILL Y LA REVISTA HUMOR
Viajemos a 1996, un joven Pablo Fábregas en la producción en Radio City. ¿Cómo llegás ahí? ¿Por qué elegís la radio? Yo no sabía qué quería hacer. Venía de Ingeniería y a su vez escribía mucho. Vengo de una casa muy politizada y pensé en periodismo. Entré a TEA y sentí que estaba cerca de algo, igualmente nunca sentí que el periodismo iba a ser lo mío. Recuerdo que en una clase viene a charlar Alejandro Rozitchner, me acerco a él y le digo “mirá, leí dos de tus libros, me re gusta lo que hacés así que me encantaría que me tengas en cuenta si algún día necesitas algún ayudante”. Creo que le sorprendió ese ofrecimiento siendo que no es un tipo que viene de los medios, así que me dice que me iba a llamar. Me llama Iván Velasco y me dice que están armando un programa de radio, así que tuve una entrevista informal pero exhaustiva, llena de preguntas que no tenían nada que ver con lo laboral pero muy interesantes. Y así arranqué. Esa fue mi primera experiencia como productor. Bah, como productor nada, ya que comencé atendiendo el teléfono. Fue un grandísimo programa de radio que se llamaba Te podés callarte, te podés que duró menos de un año porque después Iván pasa a hacerse cargo de La Rocka y me voy con él. Pero fue un programa megaproducido, lleno de ideas y creo que el ochenta por ciento que sé de producción lo aprendí en esos seis meses. Todo bajo la salvaje mirada de Iván que es un productor de la ostia.
¿Y cómo explicás que intentaste con Ingeniería? Mi viejo era un pequeño industrial y yo amaba eso. Lo sigo amando y me sigue gustando mucho. Yo hice industrial, soy técnico mecánico y cuando terminé me inscribí en la UTN. Hice el curso para Ingeniería Mecánica, curse un año con suerte dispar. Bah, con resultados dispares, la suerte no tiene nada que ver. En verdad o estudiás o no estudiás. Me pasé a la UBA y comencé a hacer Ingeniería Industrial. No me iba bien, no entendía nada y ahí empecé a pensar en Sociología. Ya era cualquier cosa. Es increíble, pero los resortes no se disparan hasta tarde en la elección de tu vida. En el secundario deberían llenarte la cabeza con cosas interesantes para que un pibe de entre 14 y 18 años pueda tener mínimamente una herramienta para elegir lo que después quiere hacer. Pero eso no pasa.
¿Cómo te das cuenta que lo tuyo era el humor? En mi vida no me doy cuenta de nada, las cosas me van pasando. Yo planeo mucho, me gusta planear y hago mucho esfuerzo por llevar adelante mis planes, pero ni bien veo que ese plan no está funcionando, cambio. No estoy apegado a ningún futuro ni a ningún presente. El humor siempre estuvo presente. Hoy a los 38, miro para atrás y te puedo decir que en mi casa se consumía muchísimo humor. Se paraba todo para ver a Benny Hill, leer Revista Humor y Sex Humor. Nunca hubo censura en casa, no había conflictos con eso. Woody Allen se lo quiso y estuvo en casa entre nosotros no sé desde qué película. Mel Brooks también. Y siempre estuvo dando vueltas eso. Pasa que me doy cuenta tarde de que era lo mío. Así que en algún momento en mi vida cuando comencé a ser guionista para radio se metió fuerte en mi vida, y de golpe comencé a producir teatro y de golpe dije “me subo a un escenario”. Entonces el humor se hizo fundamental. Pero todo de golpe, no planeé nada.
¿Cuándo decidís no quedarte sólo en el rol de productor, guionista y pasar a exponerte un poco más, ya sea en radio como en el teatro? Me molesta ser espectador. En todos los órdenes de la vida me molesta ser espectador. O ser solamente espectador. Me gusta estar, participar, me gusta la cocina más que comer. Es así. Y creo que el cambio se da ni bien comencé a producir teatro. Ahí paralelamente comencé a tomar la decisión de no ser sólo productor, sino de estar al frente en el aire en la radio. Se dio como todo junto, más o menos hace unos ocho años cuando comencé a querer hacer otras cosas. Quería irme de la seguridad de la producción de radio y también de la angustia, porque ser productor no te expone pero tampoco te da muchas palmadas en el hombro. Los productores son para cuidar, proteger y mimar. Y se lo digo a todo aquel que trabaja como productor.
STAND UP + HUMOR NEGRO, BAILE, LUCES, «ESA INTENCIÓN EXTRA»
Cambiando un poco de foco y yendo al teatro, ¿Por qué elegiste hacer stand up? Yo no sé cuánto elijo. Me gustó, lo tomé, lo agarré y avancé. Creo que ese tipo de humor estuvo presente en mi vida desde que tengo uso de razón. Así que más que una elección, estaba conmigo. Vuelvo a lo mismo… Mel Brooks, Woody Allen, Monty Python en sus películas, Benny Hill. Ese humor estaba dando vueltas. Antes en el secundario empezaba a consumir el humor inglés, pero mucho. Y después lo que era más natural, el humor norteamericano. En casa mi viejo siempre enamorado de los italianos. Así que el día que dije “vamos a hacerlo” me di cuenta que tenía un backround de veinte años.
Estaba en la esencia
Ya estaba ahí adentro. Y cuando me subí a un escenario dije “esto está buenísimo”. Aunque de principio no estuvo buenísimo.
¿Por qué?Porque no lo disfrutaba. Porque era el objetivo de la risa en lugar del placer de estar ahí arriba. Y al principio algo pasaba en mí que no generaba esa adrenalina con la que yo me desvelo. Y un día pasó. No sé qué día fue pero un día subir al escenario era la adrenalina de hacer un laburo genial y ver a la gente que la pase fantástico con esas caras dobladas de risa. No pasaba mucho, pero cuando pasaba era genial. Hoy en día termina la función y no me puedo ir a dormir hasta después de dos horas.
Existe una importante oferta de obras de stand up hoy en Buenos Aires, ¿en qué crees que se diferencia la obra #Canchero?En principio creo que tenemos un buen nivel. Tenemos un buen nivel de risas. No somos los mejores, ni nos la creemos. Pero tampoco creo que exista tampoco tal cosa como “el mejor” en el stand up. No sé si en alguna disciplina existe. Pero creo que conseguimos esta cosa de que te sentaste, empezó el show, te comenzás a reír y casi ininterrumpidamente con puntos más altos o más bajos te vas a reír hasta el final. Conseguimos una buena respuesta a base de laburo por supuesto. A base de “esto funciona, esto no, discutamos, trabajémoslo”. Eso creo que no se da en todos los espectáculos de stand up. Se da en bastante pocos y por suerte pertenecemos a ese grupito. Y también ofrecemos algo que siempre está en duda en el stand up. ¿Por qué? Y creo que porqué te sentaste, te bañaste y porque creo que me gusta tratar de darte otras cositas. Los chistecitos del teatro negro, esta cosa de que bailemos, de ponerle luces, de ponerle una intención extra. No creo que la gente se vaya diciendo “qué genial que fue todo eso que no fueron las risas”, pero creo que en el combo y para el esquema nacional o porteño si se quiere en el que se mueve el stand up, digo que es un formato raro pero me parece que sumamos. Es un plus. Me parece que cuando hiciste la cuenta de lo que pagaste, lo que te costó llegar y lo tarde que arrancamos, te vas más contento y te vas mejor predispuesto a recomendarlo.
¿Es nueva tu faceta de actor que vimos constantemente en la publicidad de Banco Macro? Y yo no tengo mucho plan. Me mato por conseguir lo que me va gustando. Me mato de laburo el triple de un ser humano normal. Pero me gusta, creo que es parte de lo mismo. Ojalá crezca. Le pongo mucha garra para que crezca, no estoy esperando que la vida me de nada. Yo creo que todo lo que querés hay que ir y buscarlo. Y me encantaría que se dé. Sí, me encanta. La pasé genial y apunto a que se dé mucho más.
LAS MENTIRAS MÁS GRANDES DE LA VIDA SON LA SOLEMNIDAD Y LA CERTEZA
Productor, guionista, humorista, standapero, columnista en Metro y Medio, y ahora también actor. ¿Qué te define más o dónde te sentís más identificado? Con el trabajo. Mi forma de definirme que me queda más cómoda es que soy un laburante. De lo que sea. Ya sea que hay que arreglar una cama o hay que subirse al escenario. Yo dones naturales no traje ninguno. No sé si alguien los trajo, yo no.
Parece que hoy gran parte de la vida de los medios pasa por Twitter. Ahora, teniendo profesiones para elegir, ¿explicame por qué elegiste poner “ex astronauta” en Twitter?Me causan gracia las biopics que son un mundo paralelo. Y todo lo que queremos decir, el definirse uno mismo en 140 caracteres es un problema, más allá de si las biopics sean o no de 140 caracteres. Para mi debería estar prohibido que nos definamos (risas). Me divierte esto de no definirme. Lo que vos pienses de mi me parece más acertado de lo que yo piense de mi mismo. No me va a modificar mucho, a salvo que me digas algo que me pegue un poco. Pero en líneas generales, me parece que uno es mucho más lo que el otro mira que lo que uno cree que es. Entonces cada vez que me tengo que definir o decir exactamente lo que pienso…qué se yo. Escuchame, fijate si te interesa un poco y sacá tus conclusiones. Con Twitter si estás teniendo miedo de qué van a pensar de vos, si decís o no algo…me parece que si te interesa un poco en el conjunto vas a sacar una idea de mi. Y si no está muy acertada, ¿a quién le importa?
Es un poco un juego
Para mi igual un poco es un juego todo. Si creés que tenés algo que es súper serio, más vale que estés salvando el mundo, el resto es una boludez. Sí, cuando un médico entra a hacer una intervención quirúrgica es un momento serio. Yo también cuando estoy pensando que voy a hacer para que el otro se divierta es un momento serio. Pero el noventa por ciento de nuestras vidas es dale para adelante que no pasa nada. Las mentiras más grandes del planeta son la solemnidad y las certezas. Esas cosas no te llevan a ningún lado. Esa es mi única seguridad.
Zygmunt Bauman habla de identidades flexibles y versátiles necesarias para enfrentar la vida, y escuchándote ahora y en algunas entrevistas percibo versatilidad en vos. En algún punto te incomoda lo sólido, la seguridad. Por ejemplo, no buscaste una formación tradicional, sino que hiciste tu propio camino. Lo mismo en las rutinas de stand up de #Canchero. Por más que la gente se ría, buscas mejorarlas, darle una vuelta o cambiarlas. Parece que te molesta encasillarte en un lugar.
Sí, totalmente. Si fuese algo concreto, creo que me aburriría. Tengo un problema con el aburrimiento, sin lugar a dudas. Encasillarte es como tener la certeza de tener algo. Yo no tengo ninguna certeza. Y encima soy padre primerizo. Tengo un hijo de tres años y un poquito, y lo primero que aprendés con eso es que las certezas tenés que guardártelas. Con lo que vos creías que ibas a educar a tu hijo, guardártelo, no sirve de nada. Va a dejar los pañales cuando él quiera. Vos influís, por supuesto. Pero hay otro del otro lado. Y me parece lo mismo con el laburo y la vida. Me molestaría despertarme un día y decirme “soy esto”. Me gusta mucho más ser algo que va mutando, modificando.
¿Podríamos decir que sos un inconformista?Conmigo mismo puede ser. Me parece como demasiado, pero puede ser. Sí, es cierto, tengo como un problema que cuando logré algo en lugar de disfrutarlo ya estoy disparando para un lugar nuevo. Es probable.
LA SINERGIA DE METRO Y MEDIO SE DA NATURALMENTE
¿Cómo te cambió profesionalmente formar parte de un programa tan exitoso de radio como Metro y Medio? Lo que más disfruto de eso es saber que hay un lugar a donde vuelvo, que ese lugar pide pocas horas de mi vida y que esas pocas horas la paso genial. Eso para mí es un éxito. Por supuesto está buenísimo que lo escuche muchísima gente, me abrió un montón de puertas y espero que me las siga abriendo. Me divierto y es lindo que la gente escuche lo que vos hacés y te diga “che, me copa”. Eso lo disfruto mucho. Pero la satisfacción más grande está en esto de que todos los días de mi vida entre tres y cuatro horas voy a hacer radio a un lugar que está buenísimo y me gusta mucho lo que hago. Esto versus un montón de años de hacer radio y no terminar de tener momentos de disfrute y sí tener mucho momento guerrero. La producción es eso. Y todo lo que Metro y Medio me da me encanta porque es un lugar de pertenencia, de alegría, de crecimiento. Eso lo disfruto enormemente.
Hay una sinergia muy particular que llega al público que logran vos, Sebastián Wainraich y Julieta Pink en Metro y Medio. ¿A qué crees que se debe?Yo creo que si pudiese responderte esa pregunta sabría mucho más de radio de lo que sé porque es una pregunta muy difícil. No sé si alguien puede responderte a qué se debe. Creo que son cosas que se tienen que dar un poco naturalmente y se tiene que alimentar entre todos. No creo que exista tal cosa de “meto esto con esto” y funciona. Y en el caso de Metro y Medio creo que fue eso. Seba y Juli muchos años juntos. Seba dando espacios y acompañando a Juli en su crecimiento muy de cerca. Y Juli muy inteligentemente buscando cómo sumar todo el tiempo. Hoy en día se ve y es mágico. Pero bueno, es un laburo de muchos años que me parece que es eso. Y creo que todos los que estamos alrededor nos dan un lugar y a la vez es entender qué lugar tengo que ocupar. Pero estoy ensayando la respuesta. La respuesta concreta es un poco se da y poco se hace.
Decís que una de las claves de hacer conexión con la gente en el stand up es contar cosas que te pasan en tu vida arriba del escenario. Pensándolo así, ¿no lo tomás como una especie de terapia personal cada vez que subís a escena?No. Yo pienso que por crudo que creas que estas siendo con vos mismo y con tus alrededores, eso no significa que vayas a resolver nada. Es mejor ser consciente que estar creyendo que te está pasando una vida que no es la tuya. Pero no, la comedia y resolver tus problemas no tiene nada que ver. Si se quiere puede ser una exteriorización o una forma cómoda de no guardarte los problemas, pero de ahí a que resuelvas algo a partir de lo que vos haces no lo creo.
RETIRARSE, LLEGADO EL CASO DE QUE YA NADIE SE RÍA
Me llamó la atención una frase tuya que dice que “la comedia legitima la ignorancia”. ¿Cómo es eso? Si yo te traigo un tipo muy inteligente, un filósofo muy profundo que vos no sabés quién es y se pone a decir cosas, y yo te digo lo mismo con un chiste muy preciso que te lo meto en el medio de la cabeza creo que le gané al señor formado. Y me parece que un poco es eso. Cualquier cosa dicha con inteligencia humorística legitima un pensamiento no tan profundo. Me parece que yo tengo mucho más razón haciendo un monólogo con buenos chistes o buenos fragmentos que un tipo diciendo lo mismo en una clase. Creo que un profesor que pueda manejar el humor, la materia te la mete y no te la vas a sacar nunca más de la cabeza. Y un poquito esto de que mucho de los que hacemos stand up o humor somos tipos inquietos pero básicamente con una formación medio a las piñas, leyendo un libro acá, otro allá, y el humor hace que parezcamos más inteligentes o más formados de lo que estamos.
Así como me imagino que una modelo puede temer levantarse un día y ver que la gravedad hizo efecto en su cuerpo, ¿vos no temés levantarte un día y dejar de hacer reír más a la gente?
En principio, no sé si yo divierto a todo el mundo. Entonces desde ya, hay una parte que la gravedad me la puso de entrada, que el paso del tiempo me segmenta. No se cuán efectivo puedo ser con un chico de trece años. Puedo ser simpático y gracioso, pero estoy seguro de que hay comediantes que le van a llegar mucho más a las fibras que yo por una cuestión de edades. Si me acompaña mi generación y puedo hacerlos reír, ya sería demasiado. Yo trato de ser gracioso con lo que soy. El día que me pase que no hago reír a nadie me imagino que me lo plantearé o me retiraré o simplemente haré el esfuerzo porque alguien pague una entrada para venir a verme. Igualmente creo que siempre puede haber gente que le puede interesar lo que vos decís.
¿Qué lugar ocupa el humor en tu vida personal? Sin humor no hay vida, sin música no hay vida, sin teatro no hay vida. Necesitamos un montón de otras cosas que por suerte no son el humor y gracias a Dios hay mucha gente que se dedica a esas cosas. Lo mismo nosotros de este lado le hacemos mucha falta a esa parte del mundo. Pero volviendo, sí, ocupa un lugar trascendental. Un poco la vida es comer, compartir, reír…pensar también. Y si le vas sacando esos condimentos se te transforma en un garronazo, en un conseguir guita hasta que me llegue la hora.
¿Cómo te definís?
Como laburante. Fui criado así y me gusta eso. El día de mañana con lo que me toque, lo que me va a mantener a flote va a ser el laburo. Ayer estaba Martín Bossi en la radio. Y uno dice: “¡este tipo, qué talento que tiene, cómo le salen las voces!”. Y vos le haces tres preguntas y este pibe, sí, evidentemente algo tiene, debe tener las cuerdas más anchas, lo que vos quieras. Pero además de eso, jugó al tenis y se mató hasta donde pudo por ser un profesional. También quiso ser jugador de futbol. Y todo eso es disciplina y disciplina. Voy a canto, foniatra, actuación. Talento sólo y con eso tirar…alguno lo tendrá pero no es un modelo de vida practicable.
LLEVAR EL EGO A LAS PIÑAS
Y además de hacer reír o buscar el humor constantemente, ¿qué más te gusta hacer fuera de lo laboral?Estar en casa con mi familia me encanta. Los sábados tiene que ser una obligación enorme como para que rompa esa tranquilidad de mi casa, mi hijo y mi mujer. Tocar la guitarra. Toco horrible. Pero toco, canto, grabo. Soy horrible, pero lo hago desde los quince. Pero lo hago en mis madrugadas tocando la guitarra que están buenísimas.
¿Tocaste en una banda?Tuve muchas. Bah, no tuve nada, participé de unas cuantas y en todas alguien se encargó de decirme que estaba por debajo del nivel mínimo esperado (risas). Pero sí, lo intenté y me divertía mucho. Y me lo tomo en serio como me tomo todo en la vida. Me gusta la actividad de la lectura. No sólo literatura, sino leer también digitalmente el diario o pasar por blogs. Son momentos de placer muy grandes. Libros leo mucho, cine ahora no mucho porque se me complica la salida con mi hijo. Pero en casa con mi mujer es un gran espacio eso de sentarse a destrozar un chocolate mientras vemos una película. Y en mi casa una película no se detiene, no se pone pausa, no se va al baño. Esos momentos son súper agradables.
¿Cómo te llevás con tu ego?De la única forma que puedo llevarme…mal. A veces siento que se va, se va solo y no me gusto nada, hay veces que lo tengo por el piso y tampoco me gusta nada. No sé, no me es fácil. No sé cómo se maneja el ego pero a veces lo noto desmedido para arriba o para abajo y me odio a mí y odio a mi ego. Pero está ahí, está muy presente, sino no subís a un escenario frente a 200 o 300 personas. Lo llevo, a las piñas, lo traigo, lo empujo, lo quiero, lo mimo, lo rechazo cuando me veo en esas situaciones de fanfarronería. Pero está. Por suerte tengo la capacidad de verme de afuera y decir “hace rato que sos un boludo Pablo, empezá de vuelta a bajar los decibeles”. Pero bueno, está ahí y la verdad es que si no estuviese no haría ni la mitad de las cosas que hago.
PASIÓN POR EL MUNDO DIGITAL
¿Nos podés contar alguno de tus proyectos?Siempre tengo un millón y medio de proyectos. De ahí a cuantos sean realizables…en principio en febrero en Paseo La Plaza vamos a reponer una producción nuestra con Diego Reinhold que va a estar los sábados. Se llama Yo (una historia de amor), es un unipersonal. Ahí estamos los dos como productores. Estamos muy contentos por el hecho de que se reponga porque nos costó mucho producirla. Va a estar muy bien, está renovada. Con #Canchero vamos los viernes en la misma sala, en la sala Pablo Neruda de Paseo La Plaza que también va renovado, le pusimos garra y laburamos muy fuerte con Enrique Federman. Y después vivimos escribiendo guiones. El mundo digital es algo que me apasiona, los canales de video, la distribución por social media, empiezo a ver algo ahí que espero que en algún momento se transforme en algo, en lo que hacemos, pero llevado al video.
Para cerrar, teniendo tantos caminos que podés recorrer, ¿hoy cuál es tu mayor deseo o anhelo en lo profesional? Vivir de lo que me gusta. No tengo una vida muy cara pero tampoco tan barata. Pero me encantaría mantener esto, la familia, la alegría y el vivir de esto. Con eso ya está, se acabó. Firmo un contrato mañana.