"HAY MUCHA GENTE QUE HACE ARTE Y POCOS ARTISTAS": DIEGO PERROTTA



 
«Hay mucha gente que hace arte y pocos artistas»: Diego Perrotta
Por Pitu Freixas
Fotos: Anita Rojas Silveyra
«Hoy en día todo es más rápido, siento que poca gente sabe de arte» reflexiona, punzante, Diego Perrotta, uno de los artistas plásticos más premiados – Gran Premio de Pintura del Salón Nacional 2010, Gran Premio del Salón Nacional de Artes Visuales 2011 – . Sus cuadros cuelgan de las paredes de lugares como el Banco Central, el Palais de Glace o colecciones privadas de muchos países como Japón, Estados Unidos, Francia y la lista sigue. Desde el 2000 que es editor de la colección de arte, Orbital. Recibió a Maleva una tarde en su taller (casa) de Almagro. Una casa antigua típica, totalmente remodelada. Mates de por medio, repasó su notable carrera.
¿Dónde naciste, de dónde sos?Nací en Palermo en el año 73, viví hasta los 4 años en caballito, luego hasta los 22 en Liniers. Gané una beca del Fondo Nacional de las Artes y viví en México. Cuando volví pasé por Villa Crespo y hace dos años pude comprar mi casa en Almagro, donde tengo mi taller. Mi casa en Liniers (donde mi mamá todavía vive) está en la misma cuadra que la Iglesia San Cayetano, ahí esta el límite entre provincia, Ciudadela, General Paz, Av. Rivadavia. Todo ese mundo tiene que ver con mi imagen. Es un lugar bastante caótico, barroco, ruidoso, tiene encanto y es pintoresco. Cerca de ahí está el barrio boliviano, donde se venden especias, hay ruido, cumbia. Después, todas las santerías, que eran un paisaje habitual desde los 5 años. Ver esas santerías, donde entrabas y estaban todos los yesos de San Cayetano, la virgen Maria, todo católico y en frente tenés los negocios con diablos Umbandas, disfraces. Una mezcla de imágenes que llamaba mucho la atención: velas de colores, olores, inciensos. Los días siete se juntan por el patrono del trabajo en la Iglesia de San Cayetano. Entonces toda esa cosa de barroco y urbano se ve en mi trabajo.
¿Cuánto tiempo viviste en México?Un poco más de un año. En ese momento estaban las becas directorio. Yo me anoté para un subsidio de investigación, que te daba X cantidad de dinero para un proyecto que había que realizarlo en el exterior. Me interesaba México por la historia del arte urbano y callejero. Y también porque mi novia se iba a vivir a México.
¿Con quién estudiaste?Estudié con Tessarolo, desde los 14 hasta los 17 años. Caí ahí de casualidad por un vecino del barrio. Pasando cerca de mi manzana de Liniers, vi unos cuadros colgados que me llamaron la atención, me quedé mirándolos, salió un señor y me dijo que eran del hijo, que pasara a conocerlo. El hijo me dijo que le mostrara mis obras, y cuando se las mostré me recomendó empezar un taller. Y le hice caso.Caí en el taller de un pintor también autodidacta, no académico, fue una suerte caer ahí. Vos le llevabas lo que habías pintado en la semana. Él tenía 84 años, pintor, súper correcto, la apreciación que hacía era dirigida a sus alumnos, lo que decía, cómo te iba guiando, con mucho respeto, severo pero metiéndose en cada persona sin molestar. Fue increíble, estaba en una casa con todas las paredes llenas de pinturas, veía la obra de los 30 alumnos. Con sus avances, sus dudas. Todos llevaban libros, charlaban, hablaban de política.
Cuando terminé la secundaria le pregunté si debía anotarme en la Pueyrredón y me dijo que no, porque ya había encontrado mi imagen y me podían confundir: iba a tener que manejar bien mis tiempos como artista. Entonces empecé a ir a inauguraciones de muestras y así fui conociendo gente. Empecé mis primeras muestras, a ganar premios. Empecé a trabajar en la calle (murales), porque sentía que mis personajes tenían que ver mucho con la calle. Desde los 17 hasta el viaje a México trabajaba en una empresa, tuve la suerte de que quedaba a la vuelta de la Cárcova y al mediodía me iba a la escuela mientras comía un sándwich, porque había pintores y me ponía a dibujar. Ahí conocí a Benavides Bedoya (grabador) que era el rector. Cuando hice mi primera muestra en el Centro Cultural Recoleta le pedí que me escribiera el texto para el catálogo. Luego me contó que su galerista Alberto Elía había pasado por la muestra y que le gustó. Ese fue para mi un muy buen encuentro. Una persona que sabe mucho, un referente de los años ’80, un galerista importante, en su galería veía a artistas que me interesaban.
¿Tenés influencia de Xul Solar?Sí, me gusta mucho el sincretismo, tiene esa cosa mágica, astrológica, simbolista. Hago foco en los maestros de la pintura Argentina: Xul Solar, Berni, Aizenberg, la nueva figuración, Noé, Deira, Macció. A Xul Solar lo estudié mucho, me gusta su mundo muy personal para la época de 1914. Yo respeto muchísimo a esos artistas que son inclasificables, cuesta mucho ponerlos en un casillero, armaron algo personalísimo. Me interesa saber la historia de los artistas argentinos, sus vidas, quiebres, me coloca en un mapa. Reconocer a los referentes, de donde venimos.Una de las influencias más grandes son los viajes, los lugares, el contacto con la gente, su cultura, lo que les pasa, sus creencias, sueños. Todo esto después va cayendo.
¿Sentís que está cambiando la manera de comercializar el arte, o de mostrarlo?Te diría que hace unos 5 años fuertemente, está raro…yo no sé bien qué pasa, pero cada vez me siento más independiente y más aislado, tiene sus cosas buenas y otras que no. Alberto Elía se manejaba como un excelente galerista, fue el galerista que recibió a los artista de los ’80, el espíritu de esa gente fue para mí muy importante. Tenía cierta pasión por sus artistas, por la calidad de las muestras, por descubrir artistas no conocidos, abrir las puertas, no pensar en el negocio rápido sino en un trabajo de equipo, sólido. Galeristas que confían, saben y son cultos. Jugándosela y tomando tendencias que para ellos son importantes. Hoy en día todo es rápido, fácil, siento que poca gente sabe de arte. Se han metido en el negocio de las consultoras de arte, gente que no entiende nada de arte y tiene inversores, han empezado a armar contratos donde siempre pierde el artista. Yo jamás firmé nada, hay ciertos manejos que dan bronca. Y si no estás bien centrado es complicado. Pueden hacer mucho daño, me parece que los artistas están más domesticados.
La gente joven, no toda, llega más rápido a los museos, pero así se va de la misma manera. Tenés que estar centrado, concentrarte para estar fuerte y darte cuenta de lo que querés hacer con tus imágenes, sino corre peligro tu cabeza. Creo que hay mucha gente que hace arte y pocos artistas, 15, 20, 30 años de producción no se la banca cualquiera: con algo sostenido, ¿cómo desarrolló su imagen? ¿cómo fue con sus pares? ¿en qué contexto histórico hizo esas obras? Me gusta seguir en el tiempo a los artistas, me pasó de gente que vi obra y pensar que se había abierto algo, y no los vi más. Hay otros mas silenciosos, con muchas fallas, que fueron mejorando poco a poco… y a los 5 años hicieron algo muy bueno. Obras que no son perfectas… pero sentidas, peleadas, que ves fisuras, pero fisuras propias.
¿Qué consejo le darías a un joven para que no caiga en esto?Cada uno está todo el tiempo tomando decisiones. Le diría que no se apure, disfrutar del hacer, no perder el eje del hacer. Por ahí están todos más “flasheados” con tener lo que mostrar, del museo, la beca y no tienen obra. Ponete a laburar y sé feliz con eso, sin pensarlo, porque si ese cuerpo de obra crece vas a ver que tenés algo muy importante. Vas haciendo y hay cosas que bajan después. Por ahí pasan 3 años y me cae la ficha, y empiezo a entender. Cuando dejo de disfrutar siento que hago las macanas más grandes. Y me doy cuenta. Que sea sentido, y eso se nota en el resultado. Si no lo pasaste bien, se nota.