Asato, en Olivos, ganó una reputación como uno de los mejores restaurantes de sushi nikkei del país (y con platos muy instagrameables)
En medio de la vorágine por la cultura asiática y la cantidad de restó-bares que resaltan las joyitas de la cocina oriental, la experiencia de disfrutar de una simple y tradicional pieza de sushi trascendió clásicos. Y claro, tanto furor por el sushi nos convirtió en expertos de las piezas y el pescado entre arroz. Llegó en versiones como hamburguesa o ensalada, pero no hay nada como un auténtico y exquisito roll. Por eso, seleccionamos espacios donde esta delicia de pescado encuentra sus mejores versiones y que ningún amante del sushi puede dejar de conocer. Algunos nuevitos, con recetas osadas y de vanguardia, otros más clásicos pero igual de buenos. En esta nota, seis lugares que comprueban por qué comer sushi nunca va a dejar de cool.
Para ellos, el sushi no se define ni limita por los rolls rellenos de salmón y philadelphia, sino que con que tenga arroz ya clasifica. Así se destaca la auténtica propuesta de los hermanos Matías y Nicolás Totake en el primer proyecto que encaran como socios: Mirutaki. “Esto es lo más parecido al típico restaurante que vas a encontrar si viajas a Japón”, explica Nicolás mientras prepara artesanalmente las cintas de tinta de calamar para su picante y muy aplaudido Black Karai Ramen (un espectáculo sin igual). Toda la filosofía del lugar quedó clara en esa oración. Lejos de la cocina fusión o de cualquier experiencia que haya habido antes en restaurantes porteños, el concepto de este escenario – decorado por grandes posters de personajes animé en las paredes, altas butacas de madera maciza, y una larga barra informal para casi veinte personas – es transportase, por momentos, a un rincón de Tokio. ¿A quién no le intriga la cocina japonesa? Acá es posible probar recetas que el público local quizás nunca escuchó. Nada de sushirolls ni queso crema para esta dupla familiar, capos del ramen y el sushi nigiri. Productos de los más frescos, presentaciones minimalistas y platos idealmente individuales. Los Totake siempre detrás de la gran barra que sigue el formato de una “open table”, seleccionan los mejores productos del día, elaboran sus salsas caseras, hablan con su cliente y le explican con detalle en qué consiste el plato que sin dudas los deslumbrará.
¿Sus hits? Además del Nigiri Moriawase – una tabla de 10 variedades distintas de nigiri, con surtidos de pescados y mariscos frescos de temporada – y el ramen con black noodles, hacen unas bolitas rellenas de pulpo aderezadas con mayonesa japonesa llamadas Tacoyaki, que son un verdadero clásico de la cocina callejera asiática. Ideales para acompañar con una cerveza japonesa bien helada y viajar al otro lado del mapa.
DATO: No toman reservas. “Porque así es en Japón: cuando hay un lugar donde hay fila para entrar, el lugar sí o sí es bueno”, asegura Matías. Y, aunque aún sólo hayan pasado dos meses desde su apertura, ¡vayan antes de las ocho si quieren asegurarse la entrada!
Para disfrutar del buen sushi japonés, Nare es una de las últimas joyitas que se pueden encontrar a pocos metros del corazón del Barrio Chino. Una barra de mármol, pocas mesas (ideal para ir en pareja) y una onda muy canchera para relajar, dejarse sugerir y compartir un Omakase Set con deliciosos nigiris de anchoa, y unos rolls de vieiras y cilantro que emocionan. A solo 7 meses desde su apertura, este nuevo sushi bar llegó para despedir al tan aclamado nikkei de su zona, y saludar a los orígenes más primitivos de esta comida. “El nombre de este lugar hace referencia al sushi original, que era la fermentación del pescado y el arroz juntos”, explica Federico, quien además de ser el sushiman tras la barra, maneja el local con su socia y esposa, Cecilia. Para ellos, la idea es clara: adiós a los rolls de salmón rosado y queso crema, adiós a los que tienen más de un tipo de pescado en su relleno y adiós a los productos congelados fuera de temporada. Nare Sushi es la más increíble variedad de pescados y mariscos (desde tamago, besugo, lisa, pulpito patagónico y bonito, hasta calamares con una textura impresionante), que no por desconocida es menos sabrosa. Cada semana, las piezas que ofrecen en la carta dependen de la pesca del día, para potenciar al máximo su frescura y aprovechar la ventaja de estar a pocos metros de uno de los mercados de pescados más visitado por los grandes chefs.
DATO: Al ser pocos cubiertos, es preferible reservar antes (sobre todo en la barra, que nunca está vacía)
En el primer piso del cada vez más foodie y movido Centro Comercial Buenavista de La Horqueta, Casa Koi instaló su primer local a la calle (el anterior era un puertas cerradas en el taller de arte privado de su dueña en San Isidro). Una impronta innovadora y muy única, que llegó para revolucionar la costumbre de comer buen sushi nikkei fuera de casa. Esta experiencia es boutique y combina el encanto de la cocina fusión peruano- japonesa con la exclusividad de un espacio íntimo para sólo veinte personas y la atención personal de sus dueños, Maqui y Joaco. Un ambiente donde lo primero que destaca es su calidez, un increíble pulpo de cartapesta colgante (creación original de Maqui), y una armonía casi igual de artística en cada uno de sus selectos (y bien rellenos) sushi rolls. Quien ya participó de las antiguas cenas privadas de su primer restó, o alguna vez probó los combinados que ofrecen desde siempre en su take away (¡no querrán pedir otro después!), sabrán de lo que estamos hablando. Y quienes todavía no lo hicieron, además de encontrar la más alta calidad y frescura en sus piezas, podrán irse contentos con un menú degustación de seis pasos que agrega platos fuera de sus clásicos rolls (el quinoto de pulpo y el ceviche cítrico son imperdibles), dos postres y dos especiales que rotan semanalmente. Ah, su roll de salmón y queso phila con palta por fuera y topping de praliné de frutos secos y salsa agridulce, ¡justifica todo!.
DATO: Hay que reservar si o si. Está abierto de Miércoles a Domingo, sólo por las noches.
Son varias las razones por las que Leny San se convirtió en un referente indiscutido del sushi en el barrio de Martínez. Y no, no se deben todas a estar ubicado frente al famoso hipódromo de zona norte, ni al hecho de haber perdurado desde el 2004. “Si no venís y probás lo que hacemos, es casi imposible explicar que tu plato va a estar prendido fuego y que debajo de eso vas a comer un sushi tremendo”, resume Diego, el chef y dueño, que conoce su cocina tan bien como a sus clientes (y ellos a él). “La gente está cansada de lo clásico, y por eso acá vas a encontrar algo como el Supaishi. Es una pieza que la gente apodó “sushi porn”, porque literalmente no entra en la boca, y consiste en un relleno de salmón en tempura, queso phila, cebolla de verdeo y tamago, todo coronado de un ceviche de salmón y langostinos al ajillo que se hacen a la plancha”.
En la tranquilidad de un salón pequeño y alargado, donde la música suena baja, las luces alumbran tenuemente y las mesas se llenan de parejas casi todas las noches, el menú es una forma moderna de mezclar los sabores japoneses con los peruanos y los porteños, manteniendo siempre eso que al sushi no le puede faltar: frescura y un toque de sorpresa.
DATO: Apto para diversos paladares y ajustado a requisitos particulares, el menú también tiene opciones para vegetarianos y celiacos
“Ni fashion ni fancy”, pero sí descontracturado y a la vez impactante. Vecino del polo gastronómico más foodie de Olivos, Asato podría humildemente etiquetarse como el mejor restaurante de sushi nikkei argentino, y por varios motivos. En principio, la idea fundamental es usar productos locales y adaptarlos a las recetas y técnicas japonesas, logrando sabores que la gente no haya probado antes, y manteniendo un equilibrio óptimo entre el gusto y la presentación, con elementos clásicos de la alta cocina. “Lo que caracteriza a nuestro sushi es que uno encuentra el sabor del arroz, del vinagre, del relleno y de la salsa. Todo está junto, pero al momento de comerlo uno va sintiendo esas capas de sabor”, explica Roy Asato. Sobran los detalles para explicar por qué muchos llegan por recomendación. Un servicio personalizado basado en la técnica omakase (que significa “a elección del chef”) afirman que siempre se encontrará alguien que describa qué hay detrás de esos instagrameables platos (el bowl de sashimis es todo un hito en las redes), que siempre se comerá lo que a uno le gusta con los productos más frescos de la temporada, y que Asato se transformó en un referente de arte culinario único donde nunca se la va a pasar mal.
DATO: ¡Pueden adaptar su carta a vegetarianos y celiacos si se requiere!
A pocos metros del movido boulevard de la calle Cerviño, se sumó hace poco más de 2 meses el nuevo local de La Causa Nikkei. Una propuesta de cocina fusión peruana- japonesa que desde su primera sucursal de Recoleta se volvió un referente indiscutido a la hora de elegir dónde salir a comer un buen combinado de sushi con amigos. Descontracturado, joven, canchero y muy colorido, este nuevo espacio comparte las variadas opciones de sushi, causas, ceviches, piqueos, principales y postres que presenta el menú de La Causa original, pero en un ambiente donde las botellas de pisco que adornan la fachada, las plantas que invaden todos los rincones y el aire latino que se respira de tanta buena onda, le dan ese toque renovado que lo distingue de su primera casa.
“Hoy en día, el público se volvió más exigente con toda la oferta que existe de lugares de sushi; y al ser algo más cotidiano es más fácil diferenciar un sushi bueno de uno que no”, explica el gerente del local, Dangelo de la Cruz. Y es que además de todo el sabor de sus tablas de combinados de 15 o 30 piezas con base de salmón o variedad de pescados, el atractivo de sus platos se debe principalmente a la especialidad de La Causa: sus increíbles salsas artesanales y toppings. Desde la clásica huancaína (con ají amarillo) hasta la acevichada y la nikkei (con soja, miel naranja, tamarindo y ajo), son las protagonistas de sus rolls, sus platos fuertes y sus auténticas (e insólitas) “causushi”: rolls que, en lugar de arroz, usan como base a la papa amarilla para envolver distintos pescados. ¿La bomba? La Causushi Arequipeña (rellena con langostino apanado frito y coronado con salsa tártara y brunoise de ají), que no termina de celebrarse sin un “Por la Causa”, uno de los clásicos de su carta de coctelería de autor que lleva pisco originario de Perú, jugo de pomelo, licor de cassis y almíbar de maracuyá.
Bonus track: Para rematar un buen antidomingo, La Causa palermitana pensó un menú exclusivo de tres pasos para las noches de domingo del mes de junio, que incluirá un cocktail de autor y una bebida sin alcohol a un precio que ronda los $550 por persona.
Fotos: gentileza restaurantes mencionados