Diego asegura haber pintado casi dos mil obras en Buenos Aires
Misterio, nostalgia, ilusión, perplejidad, ternura, calma y al mismo tiempo inquietud. Estas son solo algunas de las sensaciones que transmiten las caras a las que Diego da vida en diferentes muros y bares de Buenos Aires, Río Gallegos, y hasta Miami. Sus personajes invadieron desde la imponente terraza de Poe bar, pasando por la puerta del baño del bar Tesla y varios cestos de basura naranja perdidos en diferentes barrios, hasta las paredes del barrio Wynwood, en Miami. Entre sus estudios de arquitectura, dibujo e ilustración, un día, Diego decidió salir a la calle a dibujar estas caras con ojos bien grandes como los suyos, y al tiempo ya eran tantas las que había sembrado por toda la ciudad, que grandes marcas, revistas, bandas de música, libros y películas quisieron tener un «niño azul» como protagonista de su estética; y así se develó al artista detrás de la obra. En esta charla, Roa cuenta mucho, con pocas y precisas palabras, y te invita a imaginar más allá de eso que está diciendo; como sus personajes, que están ahí inmóviles, pero con miradas intensas, que tal como él mismo dijo: «intenso no significa negativo». Una obra inevitablemente llamativa, magnética, a la que no se le puede ser indiferente, porque te mira, te interpela.
¿Cuál es la primera cara que recordás haber dibujado, que haya sido significativa para vos?
La de Bart Simpson, a los siete años. Con un compañero en clase, intentando descifrar cómo dibujar sombras y luces en el personaje, sólo por curiosidad. Hace unos años encontré estos dibujos en mis cuadernos de la primaria.
¿Cómo fueron tus años de vida en Río Gallegos? ¿Vivías cerca del mar?
Nací en Puerto San Julián, luego nos movimos a Río Gallegos. Tengo muy buenos recuerdos del sur, es un lugar muy especial del cual no me puedo despegar. A pesar de que la vida en Gallegos puede ser un tanto cruda -principalmente por el clima- siempre vuelvo. Vivía a unas cuadras de la ría -el brazo del mar- de la ciudad y el viento era muy intenso en esa zona. Intenso no significa algo negativo.
¿Cuándo te encontraste con el dibujo por primera vez?
Se encontró primero con mis padres, luego ellos me lo presentaron.
¿Hay algo de ese lugar que pueda estar representado en el azul y celeste que solés usar en tus obras? O mejor dicho ¿qué significado tienen para vos esos colores?
Es un color que uso desde joven, muy relacionado a mi infancia. Tiene múltiples significados y pasarlo a palabras sería torpe de mi parte, perdería todo su valor.
«Nunca busqué reconocimiento, tampoco anonimato a lo Banksy. Pinto las calles con el fin de compartir sensaciones que me generan estos personajes y comunicarme a través de ellos. La falta de firma en las obras fue una acción sin pretensiones, un intento de mantener un diálogo entre el espectador y la obra, sin la presencia de “terceros”.»
¿Cuál fue tu motor, o qué te despertó a empezar a llenar las paredes de las calles y bares de Buenos Aires con esas caras?
Pasaba mucho tiempo caminando por la ciudad. En esa época un profesor me decía que debía realizar un gran número de dibujos por día; y a la vez conocí a varios artistas callejeros que me enseñaron sus técnicas. Simple matemática.
¿A partir de cuándo te diste a conocer más abiertamente? ¿Vos querías que te conozcan o hubieras preferido mantenerte en el “anonimato”?
Fue un proceso inconsciente, fuera de mis planes. Nunca busqué reconocimiento, tampoco anonimato a lo Banksy. Pinto las calles con el fin de compartir sensaciones que me generan estos personajes y comunicarme a través de ellos. La falta de firma en las obras fue una acción sin pretensiones, un intento de mantener un diálogo entre el espectador y la obra, sin la presencia de “terceros”. Hay diferencias entre el muralismo, street art y graffiti, al igual que entre las leyes de vandalismo de otros países. En su momento me contactaron para hacer entrevistas publicando mi nombre, y yo no me tapé la cara o inventé un pseudónimo, no es necesario hacerlo para evitar problemas en este país. Es más, llegué a firmar algunos con nombre, apellido y número de documento como parte de un experimento, para justificar esta idea. Jamás recibí un llamado o carta documento.
Esos niños o esos personajes, sus miradas, ¿qué expresan? ¿Por qué crees que se generó una identidad tan fuerte a través de las caras que dibujas?
Las expresiones faciales son parte de un lenguaje no verbal, anterior a la escritura. Es una herramienta que sigo usando con el tiempo, al igual que el lenguaje de manos. Los conceptos que uso detrás de los rostros cambian con los años; los traduzco sutilmente a expresiones.
¿Cuántos murales y dibujos tuyos hay distribuidos por toda la ciudad? ¿Tenés idea?
Pinté alrededor de dos mil, muchos fueron desapareciendo con el paso del tiempo. Por el año 2011 hice múltiples dibujos sobre los tachos de basura de color anaranjado que estaban en la ciudad, hace un tiempo que fueron reemplazados por los actuales. En diferentes oportunidades encontré varios con mis dibujos en barrios que no visité anteriormente, no entendía la razón por la cual terminaban ahí. Hice consultas al respecto y un señor de Cliba me comentó que en ciertos barrios (de zona norte) ubicaban unidades nuevas, llevando las que estaban en mal estado o pintadas a barrios más alejados. Utilicé este sistema para distribuir mis trabajos a las calles que nunca caminé.
«Hace años, cuando pintaba murales en lugares elevados, sentía vértigo. Me costaba trabajar en altura y tuve momentos intensos sobre andamios altos que se movían, pero nunca dejé un mural sin terminar. La obra siempre le ganó al miedo y al enfrentarlo repetidas veces, comenzó a desaparecer.»
¿Cuáles son los más impactantes por su tamaño o contenido?
Creo que el del centro de Río Gallegos, otro que pinté para el Festival Trama (Avenida Alvear 1200, Caseros), en Poe Bar (3 de Febrero 2772) y la cervecería Cadillach (Congreso 1931), ambos en Nuñez. Hay uno muy visible y enmarcado en Proper (Aráoz 1676), otro en el bar Club Regia (Paraná 923), Chupitos de Palermo (Gorriti 5033) y de San Telmo (Bolívar 693). Hice dos grandes murales hace poco en el Distrito de Las Artes de Barracas, a una cuadra de la Usina del Arte.
¿Qué espacios, edificios, bares aún no has pintado y te gustaría?
Estoy planeando pintar una medianera de un edificio de gran altura, para principios del próximo año.
Has hecho viajes con tu arte ¿Algunos que recuerdes más, por la experiencia o el lugar?
Tengo buenos recuerdos de un viaje a Wynwood (Miami) para la semana de Art Basel 2014. Realizamos murales y una muestra colectiva junto a Martín Ron, Ramiro Smith Estrada y Mart. La semana anterior al evento conocí artistas de todo el mundo, mientras pintábamos el barrio por completo. En ese momento la zona se encontraba vacía y sin turistas. Luego, en la apertura de la feria me crucé a varios colegas argentinos que no conocía personalmente; con el paso del tiempo llegaron a ser mis amigos.
«Tengo buenos recuerdos de un viaje a Wynwood (Miami) para la semana de Art Basel 2014. Realizamos murales y una muestra colectiva junto a Martín Ron, Ramiro Smith Estrada y Mart. La semana anterior al evento conocí artistas de todo el mundo, mientras pintábamos el barrio por completo. En ese momento la zona se encontraba vacía y sin turistas.»
Acá vivís por el Barrio Chino, ¿sos de ir? ¿A dónde te gusta ir a comer por la ciudad?
Soy de ir muy seguido al Barrio Chino y otros lugares de la ciudad en busca de ramen.
¿Qué circuito artístico disfrutás por la ciudad?
Hace un tiempo que no recorro galerías, voy a muestras puntuales en diferentes lugares. Por el momento el circuito artístico que disfruto es Internet.
¿Tenés algún ritual o proceso para llegar a una obra?
Los procesos suelen ser diferentes entre obras, pero puedo nombrar algunos patrones. Comienzo con una investigación en libros o Internet sobre conceptos a desarrollar, escribo y boceto todo en libretas. Espero un tiempo a que decanten las ideas, mientras continúo con otras obras. Utilizo algunas anotaciones luego de varios días o años; otras nunca llegan al boceto.
¿Qué sentís en el momento mismo que la estás concibiendo? Cuando pintás un mural en un lugar elevado, ¿qué sentís desde ahí arriba?
Hace años, vértigo. Me costaba trabajar en altura y tuve momentos intensos sobre andamios altos que se movían, pero nunca dejé un mural sin terminar. La obra siempre le ganó al miedo y al enfrentarlo repetidas veces, comenzó a desaparecer.
¿Cuáles son tus proyectos actuales?
Hace años estoy concentrado en la investigación de nuevas técnicas y conceptos, con el fin de dar un nuevo paso en mi obra. Lo que comenzó como una idea para una muestra individual, se convirtió en un proyecto en el que voy a trabajar por mucho tiempo. Pasé por química, haciendo experimentos con pigmentos sensibles (termo-cromáticos, foto-cromáticos), sumados a otros componentes para medir e intentar controlar su transformación con el paso del tiempo y la exposición a factores ambientales; ya sea temperaturas, humedad, etcétera. Otro campo en el que incursioné es en el de la escultura y la impresión 3D. La primera exposición de esta serie se titula “CTRL”, es en la Galería Pabellón 4 y se inaugura el 18 de noviembre.