Sofisticación estilo colonial en La Merced del Alto
El camino a este pueblo que era habitado por Diaguitas es una sucesión de paisajes inverosímiles (y curvas imposibles). Después de subir y bajar por la Cuesta del obispo y de atravesar el Parque Nacional Los Cardones, cuando creíamos que ya nada podía sorprendernos, una manada de llamas se nos cruza por la famosa ruta 40. Vamos en el único transporte de línea que llega a esta localidad, un colectivo más destartalado que el viejo modelo de la línea 60. Esta poca conexión con el exterior te da la pauta de que Cachi lleva su propia vida, con la pulpería, la Plaza Central con su mercado (ideal para comprar especias y cerámicas) y la iglesia (Monumento Histórico Nacional del siglo XVI), gauchos, cactus y una estética de lejano oeste por la que los extranjeros la llaman Cachifornia.
Al pie del Nevado de Cachi, La Merced del Alto, imprime una construcción blanca y colonial sobre el valle verde, rodeado de cerros y arroyos que entran por los amplios ventanales del hotel. Sus paredes de adobe y baldosones, los techos altos, un styling de materiales nobles y tejidos tradicionales dan al ambiente el charme de otra época. El spa es una casa de piedra que emula las viviendas originales de la zona, tiene terraza con hidromasaje al aire libre, ducha escocesa,sala de lectura y la posibilidad de hacerse una exfoliación corporal con quinoa y miel para renovar la piel.
Antes de sentarse a la mesa de su restaurante gourmet junto a la chimenea, hay que bajar a la cava a elegir un vino local con las propias manos. Un tannat es ideal para acompañar los ravioles de cabrito en salsa de azafrán, o los de quinoa y calabaza en crema de cúrcuma con masa de pimientos. De postre, mousse de malbec con manzanas asadas.
LAS OTRAS NUEVAS COORDENADAS IMPERDIBLES DE SALTA EN LA NOTA COMPLETA DE CARO CERIMEDO: http://bit.ly/2uBk1Fb
