Residencial, podría ser la palabra que define al barrio de Núñez. Casonas inglesas frente a las vías del tren, plazas y parques con lomas, maternales, almacenes y fiambrerías con cortinas de tiras de plástico. Capital pero no, casi casi zona norte. Demasiado residencial, para algunos, pero hace unos cinco años los más vivos vieron el potencial y tiraron la primera piedra, y ahora son varios los que se suben a la ola para ver hasta dónde llega. Cervecerías con mucha vereda, un menú de hamburguesas en pizarra, turistas que se escapan de Palermo, una parrilla con mesas en un jardín con árboles y luces de feria, bares escondidos detrás de graffitis y un brunch para pasarse toda la mañana entre huevos benedict, salmón curado en casa y el diario de tapa a contratapa. En esta nota, nuestros elegidos malevenses entre Avenida del Libertador y las vías del Mitre, de Congreso para arriba.
El día que inauguraron, los amigos llevaron rosarios y santos de todo tipo para bendecir el lugar. Eran cuatro amigos, todos abogados, pero el primer año de poner el cuerpo dejó a dos, la pareja, Tatu y Mariana. De afuera, un cartel tímido avisa que por acá hay una parrilla, a la derecha, una vidriera deja ver unas pocas mesas, y a la izquierda, una galería abre camino hacia atrás, donde está la crema de No tan santos: un jardín con árboles, enredaderas y mucha maceta, iluminado con luces de feria, mesas grandes hechas con camillas antiguas y sillas Mar del Plata pintadas de colores. “Ahora pusimos calefacción afuera, porque todos queremos estar al aire libre, esto es un oasis en medio de la ciudad”, cuenta ella, que hoy, lunes, también está acá. El lugar abre los siete días de la semana, desde la mañana hasta el cierre, también hacen eventos, delivery y es pet friendly, de hecho, tienen a su perro Paquito dando vueltas entre las mesas. Tatu insistió en que el fuerte fuera la parrilla, y eso se dimensiona en el tamaño de los hierros, la cantidad de brasa, las porciones para compartir, la calidad de la carne. Si tuvieran que elegir, los dos podrían comer para el resto de sus vidas el bife de chorizo y las batatas con miel, que llegan a la mesa en una fuente de loza. El mix de carnes -vacío, bondiola y asado- es apto para tres y el flan, casero, espumoso, con dulce de leche repostero.
Dirección: Núñez 1650
Tel: 20654723
Horario: De lunes a lunes, de 9 al cierre.
Cubierto promedio: $300 con copa de vino.
Tarjetas de crédito y débito
En una gran esquina frente a la estación de Núñez, sobre la calle Pedraza, Byra es el sueño cumplido de cuatro amigos: un bar, una cervecería con 13 picos de distintas artesanales, sillas-hamacas que cuelgan de techos altos, barras de hierro y madera, mesas bajas, mesas altas y compartidas, meseras guapas, mucha vereda after office y hasta la madrugada, cuando las noches se ponen buenas. El centro neurálgico de Byra es la cerveza, de hecho, Byra es la traducción al griego de la bebida milenaria. Alrededor de las propuestas artesanales rubias, rojas y negras, en el menú destacan las hamburguesas, de carne, pollo, cordero y salmón; y las tablas, especialmente la caliente, que viene con rabas, pollo crispy, langostinos furai, nachos con salsa y carne picada, papas rejilla a la provensal y salchichitas con mostaza y miel. “Abrimos Byra en noviembre, hoy están inaugurando dos cervecería por mes en Buenos Aires”, dice Gustavo Nediani, uno de los dueños, con mucho más entusiasmo que resquemores, “la clave está en ofrecer una combinación de buen ambiente, rica comida y bebida a precios posibles”.
Dirección: Manuela Pedraza 2001 (Esquina O’Higgins)
Tel: 011 6182-8940
Horarios: Martes a domingos a partir de las 18 horas, a veces se extiende hasta las 5 de la mañana.
Precio: $ 80 la pinta; y $ 260 la tabla caliente para dos.
3) MONINA: EL MEGA BRUNCH DE NÚÑEZ / AV.CONGRESO 1701
El brunch sale todo junto, pero llega en tandas a las mesas de Monina. En la primera bandeja viene el yogurt natural, con granola y frutas secas, un botellón de limonada con menta, tostadas y un triolet con dulce de leche, mermelada de frutos rojos, manteca y crema. En la segunda bandeja, una fuente de huevos revueltos con mucho jamón y queso, una tortilla de papas ralladas con bastante cebolla, huevos benedict y gravlax de salmón hecho en casa. La tercera vez que aparece la mesera, casi no queda superficie disponible para apoyar. Se hace lugar y suma los café con leche de Nespresso, en vasos de vidrio tamaño submarino, y unos waffles con crema, dulce de leche y frutas de estación. Todo eso, es el brunch que sirve Hernán González Otharan en la esquina de Congreso y Arribeños, los sábados de 11 a 16 horas. Una pareja se sienta en la mesa de al lado y pide “lo que sea que están comiendo ellos”. El brunch es para dos, y se disfruta largo y tendido mientras una buena charla o el diario de principio a fin. Según Hernán, “se está poniendo bueno el barrio, están abriendo un montón de bares y restaurantes. Cuando abrimos Monina la moda era la cafetería, hoy lo que más sale es la cerveza tirada y la hamburguesería”. Además de brunch, sirven almuerzos, tienen cafetería y menú del día, generalmente con platos fuera de carta.
Dirección: Av. Congreso 1701
Tel: 011 4786-2303
Horario: De lunes a viernes de 8 a 20, y sábados de 9 a 19.
Precio del brunch para dos: $500.
Cuando se come bien, la voz corre rápido. Hoy, martes frío y de lluvia, hay mesas de diez, parejas en plan novios, familias, grupos de amigos. La Brasería abrió sus puertas en diciembre de 2006 para ofrecer la mejor versión de la parrilla argentina, con los cortes más finos, cocidos en brazas aromatizadas con hierbas. Desde el salón se puede ver la magia del parrillero, que controla los fuegos acá y allá para que los trozos de cerdo, vaca, pollo y pescado lleguen a las mesas en el punto justo: como el Baby beef de 700 gramos, crocante por fuera y rosadita por dentro. Con aires tradicionales, los mozos atienden de negro y con una servilleta sobre la manga, y en la carta no faltan propuestas clásicas como el matambrito a la pizza, el lomo a la pimienta, risotto de hongos y budín de pan casero. Esta noche apostamos por todo lo que se adjetiva con “Brasería”, esto es, la provoleta de la casa, con panceta, rúcula y tomates secos; una papa al plomo con mozzarella, parmesano y verdeo; un lomo sobre espejo de crema; y el salmón rosado, grillado a la parrilla, con mostaza dulce y puré de batatas. De la etapa previa a La Brasería, los dueños (bien) conservaron las pastas caseras, otro de los preferidos por el público de esta noche. En la wishlist, quedan pendientes para próximas visitas las Texas BBQ Ribs, los ravioles de cordero y los Oreo bites.
Dirección: Quesada 1701
Tel: 011 4786-1990
Horarios: Martes a domingos de 12 a 15 y de 20 a 00.
Cubierto promedio: $400
En la herradura que se formó con la construcción del túnel de Congreso, están Poe de un lado, y Cadillach del otro. El primero es un bar en una casona de varios pisos y terraza, con una carta de tapas y tragos, muebles antiguos, livings, noches que se estiran hasta la madrugada, a veces con jazz en vivo. Alguna vez acá funcionó una panadería, y luego fue la casa que compraron para vivir Emilia Attías y el Turco Naim. “Naim es el visionario, yo soy la pata realizadora”, dice Adrián Miranda mientras probamos unas salchichitas con mostaza y alitas de pollo con salsa sweet chilli. Adrián tiene rock encima, es músico, socio en Poe hace tres años, y desde marzo, en Cadillach: “Vivo justo enfrente de la cervecería. El lugar es increíble, antiguamente fue una fábrica de corchos, luego fue el estudio cinematográfico de Bruno Stagnaro, y en el último tiempo se convirtió en el obrador del bajo nivel”. Hoy, de martes a sábados a partir de las 18, la gente cruza la herradura de Poe a Cadillach y viceversa, hace vereda con cervezas artesanales en uno, sube a la terraza para compartir unas tapas en el otro, y así. Cadillach, además, funciona como “planta cultural” en un primer piso inmenso, que da para todo, desde exposiciones de arte hasta teatro y recitales.
Tel: 011 4786-1990
Horarios: De lunes a sábados desde las 18 en Poe; de martes a sábados desde las 18 en Cadillach.
Precio: $ 285 una selección de 5 tapas en Poe; y $ 80 una pinta artesanal en Cadillach.
Francis es Coppola, es Mallmann, es Underwood. Pero en Núñez, Francis es Platz. En una casona centenaria pintada de rojo, en la esquina que forman Quesada y 3 de Febrero, fue la primera hamburguesería que apareció en el barrio. Escrito a mano en una pizarra, el menú se reduce a cerveza tirada Don Santiago de Artusar, algunos tragos, papas fritas y siete tipos de hamburguesa: La Tana, con mozzarella, tomate grillado, rúcula y pesto; Criolla, con provolone, chorizo colorado, tomate y lechuga; Nórdica, con queso azul, pepino agridulce, espinaca e hinojo; Oriental, con repollo, cebolla morada, pepino, sésamo y wasabi; Yankee, con cheddar, panceta, cebolla frita, BBQ y tomate; Mexicana, con sardo, huevo revuelto, cebolla caramelizada, panceta, lechuga y tomate; y Marroquí, con provolone, tomate, pepino, lechuga y alioli. “Desde que abrimos a fines de 2014 tenemos las mismas siete, y no fallan. En lo personal, me quedo con la Criolla o la Yankee”, dice el muchacho del mostrador, donde se hace el pedido y se paga a cambio de un número, con el que al rato te llaman para retirar el combo elegido. Sin mucho para pensar, la comida es rápida pero de calidad, con hamburguesas de buen tamaño, hechas 100% de carne de bife de chorizo, panes calentitos, bastones de papa crujientes, salsas caseras (alioli, criolla, pesto) y verduras del día. En el salón, las mesas son tablones y barras para compartir, las paredes están tapadas de graffitis más y menos elaborados, y hay un pequeño jardín al frente, que si está lindo, se estira hasta la vereda.
Dirección: Quesada 1892
Tel: 011 3481-0886
Horario: Lunes a jueves de 13 a 1; viernes y sábados de 13 a 2; y domingos de 13 a 0.
Precio: Burger con fritas, salsa y una pinta $190.
Todas las horas son buenas en Oporto Almacén. El almuerzo con milanesa de lomo napolitana, ensalada verde y almendras; o con ravioles de berenjena con salsa de tomate y albahaca; la merienda con café Nespresso o té en hebras Tehani, tostadas de pan de molde y mermeladas caseras; y la cena también, donde la propuesta del chef se pone todavá más jugosa, con un mix de entradas donde caben desde langostinos con palta y salsa golf hasta buñuelos de espinaca con mayonesa casera, y principales como el abadejo con jugo de repollo colorado, aceitunas y papas paille, o el ojo de bife de 300 gramos con papas y pak choi. Las cartas se renuevan por temporada y sólo ofrecen productos frescos y de calidad. Pero el encanto llega mucho antes que los platos a la mesa, solo con atravesar la fachada de azulejos blancos y ver los salones diseñados por Horacio Gallo (Sudestada, Tegui, La Panadería de Massey, Fifí Almacén): barras de mármol de Carrara, pisos de listones de madera, lámparas galponeras, superficies de madera Paraiso, tapizados en cuero color suela, una cava hecha en hierro y alambre que guarda una gran variedad de vinos nacionales, que se ofrecen al público a precio de vinoteca.
Dirección: 11 de Septiembre 4152
Tel: 4703-5568
Horarios: Martes a viernes de 12 a 24, sábados de 11 a 24 y domingos de 11 a 16.
Cubierto promedio $500
Nuñez también tiene su speakeasy. Si bien cuando abrió hace un par de años desde la calle Arcos era aún más secreto (una pared negra y un timbre) sigue siendo un lugar que si no lo conocés, no supondrías que en medio del barrio hay una barra escondida con un estilo chic neoyorkino y una coctelería tan aceptable. Se destacan sus platos abundantes (mini burgers, langostinos, bastones de muzarella, bondiola a la cerveza negra, salmón rosado, etc) y su coctelería de autor, lo que llaman las pócimas, y como no podía ser de otra manera en un bar de este estilo, uno de los hits son los negronis. Tienen un patio y un sector cerrado con elegantes sillones. Es un bar que se llena y hay muchas parejas, así que es probable que cuando llegues tengas que esperar en lista de espera una mesa o un anhelado lugar en la barra. La atención, en algunas ocasiones, podría ser un poco más simpática.
No hay tantos bares en Buenos Aires donde se logre la magia de poder sentirte en una fiesta en una casa. Bueno, este es uno de esos lugares. Con su onda también de bar bastante secreto y luego de una gran remodelación que lo dotó de una doble barra, al Pollo Gómez se va a pasarla bien, a tomar tragos simples pero potentes, a escuchar música que siempre va in crescendo en espíritu a lo largo de la noche (alrededor de las tres de la mañana se empieza a cachenguear). Es el corazón hoy de la noche de Nuñez, y un lugar donde siempre te reciben con buena predisposición (incluso el vikingo de la entrada). También se puede ir a cenar, el menú va variando, pero oscila entre pizza, comida mexicana, bondiola, etc. Es una buena opción para empezar la noche en un lugar que sabés que se va a poner sí o sí.
Fotos: gentileza lugares mencionados