LAGUNA DE BACALAR: LA BELLEZA SURREALISTA DE ESTE RINCÓN DE YUCATÁN / ¿POR QUÉ HAY QUE CONOCERLA? / POR DANIELA KRONENBERG (DESDE MÉXICO)

 

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Las hamacas en el agua: un clásico de la laguna

 

LAGUNA DE BACALAR: LA BELLEZA SURREALISTA DE ESTE RINCÓN DE YUCATÁN / ¿POR QUÉ HAY QUE CONOCERLA? / POR DANIELA KRONENBERG (DESDE MÉXICO). 

Viajando al sur de Quintana Roo, el estado más famoso de México por Cancún, llegué a Bacalar. Un pequeño pueblo mágico de pescadores, no sólo por su historia y cultura, sino también, por esconder uno de los tesoros naturales más maravillosos: la Laguna de Bacalar. Más conocida como la ¨Laguna de los Siete Colores¨, formada por cenotes, pozos naturales de agua dulce – sagrados para la cultura Maya-, que dependiendo de la profundidad de cada uno se producen impresionantes diferentes matices desde el azul intenso hasta pasar por los turquesas, celestes, esmeraldas y verdes cristalinos. Una combinación de inimaginable belleza. Esta laguna tranquila, con arena blanca y suave, se encuentra rodeada de selva.
La primera sensación al llegar fue, sin dudas,  lo especial del lugar, esos lugares que sin buscar se dejan encontrar, como algunos dicen que sucede con el amor. En este caso un amor de verano. Esa primer tarde nublada, contemplé como la asombrosa laguna absorbía los colores del cielo y la luz del atardecer, para teñirse de verde cristalino, violeta, azul y gris. El agua parecía la paleta de un pintor, con cada último rayo de sol, la laguna se teñía de un color. Muy emocionada, sabía que el día siguiente iba a ser un gran día.

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Una de las salas del Museo del Fuerte San Felipe

Amanecí en ¨Rancho Encantado¨, un hotel ecológico a orillas de la laguna, donde se puede oír el silencio, junto al suave sonido del agua golpeando la costa transparente. Los peces se ven pasar, mientras las aves posan sobre los altos e inmóviles columpios que yacen sobre la multicolor laguna. Una vez dentro del agua, pude sentir como brilla el verde esmeralda con la luz del sol  y nadar en una gran piscina natural de agua dulce. El agua es fresca, ideal para el calor del día, por eso nadar y secarme al sol mientras me hamacaba en los columpios, es una de las grandes sensaciones de paz que pude sentir al contemplar la fascinante laguna.
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En el muelle del hotel Rancho Encantado

«Esa primer tarde nublada, contemplé como la asombrosa laguna absorbía los colores del cielo y la luz del atardecer, para teñirse de verde cristalino, violeta, azul y gris. El agua parecía la paleta de un pintor.»

Durante el día se percibe un remanso de paz, donde cada minuto pasa de forma tranquila, generando esa sensación en la que se detienen las horas y todo parece estar en el mismo lugar, para poder dejar grabado en el recuerdo este paisaje. Rodeada de palmeras y árboles tropicales, mientras pasan las elegantes y sigilosas garzas, a cada hora del día, en cada puesta de sol hasta la luna de la noche, la multicolor laguna pasa del turquesa, verde esmeralda a transparente durante el día; al azul profundo y violeta mientras cae la luz. Bajo el resplandor de la luna llena, un manto plateado genera distintos tonos de grises que cerca de la orilla es transparente.

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Aguachile con un una crema de mezcal y maracuyá en el restaurante La Playita

A lo largo de la laguna, se encuentran diferentes balnearios, palapas, algunos hoteles, zonas para acampar, restaurantes y muelles. Además, se practican muchas actividades acuáticas, como buceo y snorkel. Nada mejor que hacer un paseo en kayaks para recorrer la laguna y visitar el restaurante ¨La Playita¨, una fusión de la cocina argentina-mexicana, para disfrutar de los mejores sabores del caribe, mariscos y platillos de la región, hasta clásicos argentinos: pizza y empanadas. Esperar el atardecer con una piña colada y un cóctel de camarón se convierte en un pequeño gran momento. En el cielo se preparan los rosados, naranjas y amarillos para despedir al sol, mientras la laguna acompaña como si fuese una acuarela.
Es muy interesante visitar el pintoresco pueblo de Bacalar, con pequeñas casas de pescadores y calles arenosas casi sin pavimentar. En el centro se encuentra la plaza principal, lugar preferido para las reuniones y celebraciones locales, donde todas las noches tanto los residentes como los visitantes pueden bailar al ritmo del danzón, adquirir artesanías y saborear la comida yucateca en los restaurantes que rodean la plaza.
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El increíble color turquesa de la laguna al mediodía

«Es muy interesante visitar el pintoresco pueblo de Bacalar, con pequeñas casas de pescadores y calles arenosas casi sin pavimentar. En el centro se encuentra la plaza principal donde todas las noches tanto los residentes como los visitantes pueden bailar al ritmo del danzón, adquirir artesanías y saborear la comida yucateca.»

Se puede visitar el Fuerte San Felipe, fortaleza que fue construida para detener los ataques de los piratas. Allí también se encuentra el Museo del Fuerte San Felipe para conocer la historia desde la época de los Mayas hasta la colonización.
Los lugareños son muy amables con los turistas, la mayoría conoce las historias de piratas y leyendas del lugar. Desde el pueblo, se puede ir caminando por la orilla de la laguna hasta llegar al Cenote Azul, uno de los cenotes abiertos más espectaculares de toda la península.
 
Fotos: Daniela Kronenberg, destacada Riviera Maya Blog, Hotel Rancho Encantado y restaurante y club de playa La Playita.