El surf no es un deporte exclusivo para veinteañeros, con una panza como tabla de lavar la ropa, bronceados y de blondas cabelleras. Lo digo por experiencia propia, ya que no reúno ninguna de esas características y sin embargo soy un fanático de la tabla. Se puede arrancar a cualquier edad, como en otras disciplinas, si se tienen ganas y perseverencia. Cuando era adolescente tuve mi primer acercamiento al surf en Miramar, con unas tablas inmensas que pesaban una tonelada, imposibles de manejar, con lo cual la posibilidad de pararse eran bastante remotas. De esas experiencias coseché golpes, moretones y un sabor a revancha. Que se cumplió de grande, cuando me traje una tabla de Brasil, después de unas vacaciones cerca de Buzios.
«Cuando era adolescente tuve mi primer acercamiento al surf en Miramar, con unas tablas inmensas que pesaban una tonelada, imposibles de manejar, con lo cual la posibilidad de pararse eran bastante remotas. De esas experiencias coseché golpes, moretones y un sabor a revancha.»
Todo el mundo lo sabe, el mar de la Argentina y el de Brasil son muy diferentes, acá es mucho más frío, según los lugares, aunque hay algunas playas más amables. Por eso a veces es necesario recurrir a un traje de neoprene para no salir del agua tiritando.
La cuna y la capital del surf en nuestro país es Mar del Plata. Miles de chicos corren olas durante todo el año, aún durante el invierno, cuando el frío y el viento te pelan la cara. Algunos dicen que las mejores olas, justamente, no están durante el verano. No se puede tener todo, es cierto. Mar del Plata tiene además una industria vinculada al surf, fabricantes de tablas, indumentaria, y muchas escuelas para empezar a practicar con la ayuda de un experto. Para conocer algunas de las mejores playas para surfear en MDQ se pueden consultar varios sitios como www.elsurfero.com que tienen info sobre mareas y tamaño de las olas. Cerca de Mar del Plata, hacia el Norte, hay otras playas muy lindas como Santa Clara del Mar o Mar de Cobo, agreste y tranquilo.
Si se sigue por la ruta 11, hacia el Sur, a menos de 50 kilómetros está Miramar, bautizada hace decenas de años como la ciudad de los niños. Pero también de los surferos. Digamos que la influencia marplatense se hace sentir y los fanáticos de la ciudad también surfean todo el año; sí en invierno también. Durante el verano es común ver a los chicos con la tablas colgando mientras pedalean para ir a las playas en bicicleta. Porque las bicicletas, señores, se usan en Miramar mucho antes de que se hubieran inventado las bicisendas. Las olas más importantes están cerca del muelle de pescadores, pero ese es un sitio sólo para expertos. Revistas internacionales de surf eligieron esa locación alguna vez para hacer sus tapas. También en la zona del vivero, hay buenos lugares para surfear. Poco concurridos. Tuve una experiencia inquietante allí: una aleta me pasó cerca y ante la duda de si era una tonina o un tiburón, salí volando. Nuncá remé más rápido en mi vida, mientras recordaba los casos de surfers atacados por tiburones en Sudáfrica.
Si se sigue bajando por la costa bonaerense, otra parada debería ser en Necochea, la de las playas amplísimas y donde la arena pega cuando sopla el viento. Las costas de esa ciudad y de su vecina Quequén se caracterizan por su suave declive, de manera que hay que meterse bastante adentro. Esa condición hace que las olas puedan tener recorridos más largos. No se cortan abruptamente. En esa zona hay varias playas nuevas poco concurridas donde se puede surfear casi en soledad. Necochea no sale casi en las revistas ni en los programas de cable, pero sus playas son una cosa seria. Y como además tiene el puerto de Quequén al lado, se pueden comer buenos pescados.
Es la playa de quienes viven en el sur de la provincia de Buenos Aires y en la ciudad de Bahía Blanca. La gente del lugar dice que el agua es allí más cálida, hasta unos 5 grados más que en el resto de la costa, porque pasa la corriente de Brasil. Y es verdad, que aunque está mucho más al sur, el agua es menos fría. Como en Necochea, cuando sopla el viento se pone heavy, ¡pero dentro del agua la arena no pica! Sus olas son amables, salvo los días de tormenta, pero es un buen sitio para los principiantes o los que quieren surfear sin estresarse. Un dato no menor: se puede ver el atardecer en el mar.
Cerca de Monte Hermoso, es la playa glamorosa del sur bonaerense. También el agua es más cálida, pero el pueblo está forestado, al estilo Pinamar, salvando las distancias y tiene lindas construcciones. Es tranquilo, sombreado y fresco. El mar también es amable. Sus olas no son tan zarpadas como las de Mar del Plata o Miramar y el declive también es muy suave, lo que garantiza olas más largas, aunque no tan potentes, ideales para las tablas más grandes. Y si hay muchos viento en la costa, se pone áspero.
Y cómo no íbamos a hablar de Pinamar. También se surfea, obvio, al igual que en Villa Gesell y en las nuevas playas que surgieron después de esa ciudad hacia Mar del Plata. Uno de los mejores lugares para surfear en Pinamar es cerca del muelle, la misma zona de donde salen las lanchas de pesca. Otro lugar donde se forman buenas ondas es bien al norte, en la zona del parador Más Allá, donde frente a los médanos se insinúa una bahía. Durante el atardecer, hay que esperar las mejores olas, cuando las playas se van vaciando, y se genera esa hora mágica, cuando el sol baja y el viento casi no sopla. Qué más pedir.