RÍO DE JANEIRO: PLAYAS SECRETAS PARA TODOS LOS GUSTOS (SEGÚN UNA JOVEN PERIODISTA CARIOCA) / POR NATHÁLIA GRIMALDI.
Río de Janeiro tal vez sea una de las ciudades que más les gusta a los argentinos. Un ejemplo que lo confirma lo vivimos los cariocas hace más de dos años cuando nos coparon Copacabana en pleno Mundial con esos cantos y gritos “dulcemente” dedicados. Dejando las rivalidades ya conocidas, en los siguientes párrafos les voy a dar algunos consejitos para que conozcan algunas playas que teníamos guardadas pero que gracias a MALEVA vamos a empezar a compartirles.
Un paraíso escondido entre una pared de piedra y el mar. Conocida por los habitantes locales como la “piscininha”, la playa es prácticamente una pileta natural sin olas ni franjas de arena alrededor. La variación de la marea es tan pequeña que la profundidad ni llega a cubrir los pies. Salvo un rinconcito del lado derecho, único lugar apto para zambullirte y nadar. Esta belleza está entre las playas de Macumba y Prainha y se accede escalando una piedra en la Estada do Pontal, que mide 15 metros de altura (es grande y caliente y por eso muchos desisten del intento). Recomendación para llegar: andá con alguien que ya haya ido y conozca el camino.
Ubicada entre las rocas de Arpoador y el Forte de Copacabana, la playa del Diablo, a pesar del nombre, es un lugar maravilloso para admirar tanto la salida como la puesta del sol. La playa lleva ese nombre por la violencia del mar en la zona. Por ello, es muy importante respetar las señalizaciones de los guardavidas. Cuando no está permitido zambullirse, se puede pasear por el parque Garota de Ipanema, sentarse en sus bancos y apreciar el bello paisaje disfrutando de un agua de coco «bem geladinha». Cerca de las piedras, el Hotel Arpoador Inn ofrece en la planta baja un restaurante con mesitas afuera donde se puede esperar el atardecer comiendo unos ricos pasteles de langostinos (empanadas) y una cervecita helada. Muchos cariocas nos acercamos a las 18 horas a sentarnos en las rocas para aplaudir y agradecer por otro lindo día de sol. ¡Quedan invitados!
Esta pequeña playa se encuentra en el barrio de Joá, entre Barra da Tijuca y São Conrado, dentro de un condominio cerrado. No obstante, la misma posee libre acceso al público general y es perfecta para los que buscan un poco de privacidad y seguridad. Es muy importamte tener en cuenta el movimiento de las mareas porque cuando esta sube las olas avanzan sobre la arena y el mar cubre sus 300 metros de extensión. Dicho de otro modo: nuestra playa desaparece. Por ello, Joatinga no posee mucha infraestructura por lo que no pretendas poder alquilar una sombrilla o reposeras ni comprarle comida o alguna bebida a vendedores ambulantes. Si ese era el plan, mejor quedarse en Ipanema o Copacabana. En cambio, si sos de las personas con espíritu aventurero y seguís teniendo ganas de conocer esta joya solitaria, es una playa acorde para vos porque vas a tener que sortear para llegar un sendero de piedras, con lugares bellísimos para sacar unas fotos increíbles desde el camino y con el premio de llegar y sentir que estás a las puertas del paraíso. Un tip: ir temprano para asegurarse una cantidad suficiente de horas de sol, el morro está muy cerca y el sol se esconde más temprano que en el centro.
Como el propio nombre lo dice, Prainha es una playa de pequeñas dimensiones más conocida por los amantes del surf y de la naturaleza. Esta playa tiene olas de hasta tres metros de altura, arena blanquísima y el agua muy clara con muchísima espuma. La playa atrae principalmente a surfistas, pero también es un gran lugar a una hora del centro para escaparse y tomarse una caipirinha en el chiringuito disfrutando de las olas, el surf y a esos jóvenes surfistas con sus trajes de neoprene y cuerpos bien definidos. Lo ideal es ir bien temprano porque el camino para llegar en auto se llena después de las 9 de la mañana lo que dificulta el acceso. Si no tenés coche, podes utilizar el servicio del SurfBus que recoge a los surfistas/turistas por la ciudad. Must do: ir al Restaurante Mirante y sacarse la mejor selfie en Prainha.
A una hora del centro de Rio de Janeiro está situada la playa de Grumari, un escenario perfecto para relajarse. Lejos de todas las construcciones, con casi 3 kms de extensión, rodeada de morros y un mar bien celeste, la playa es tan tranquila que, a diferencia de su vecina Prainha, recibe un público más familiar. En el lado izquierdo tenemos la playa de Abricó, única opción en Rio de Janeiro para los que practican nudismo. Protegida por la vegetación y las piedras, los practicantes del naturismo se encontrarán seguros para integrarse con la naturaleza sin restricciones ni prejuicios. Igual que Prainha, Grumarí tiene difícil acceso. Si intentaste sin éxito llegar a Grumari o Prainha, existen cerca otras opciones más accesibles como la playa de Macumba y La Reserva.
fotos: Creative Commons y Praia do Secreto vaimemso.com