El Cerro Chapelco es ese lugar donde se conjugan las experiencias gastronómicas y los deportes invernales de manera armónica y especial. Las nevadas de agosto cubrieron el cerro de un blanco profundo y desborda de nieve; hay ski y snowboard para rato. Por eso, MALEVA viajó a descubrir cuáles son las coordenadas para un viaje plenamente sensorial por este rincón de la Patagonia andina.
Cada situación del viaje estuvo maridada con los vinos de Bodega Del Fin del Mundo y acompañada por Ana Viola, su directora. Ella se ocupó de que nunca faltara un espumante al lado de cada hogar encendido. Los sentidos se disputan el primer lugar de atención en este lugar. El Lanín domina la escena y los líquenes en las ramas de las lengas dan cuenta de que el aire es ciento por ciento puro. Las vistas al majestuoso lago Lácar, los bosques cubiertos de blanco, los sabores de la Patagonia Andina y el silencio amplificado por la nevada son algunos de los motivos por los cuáles Chapelco es la opción más seductora para salir de la secuencia urbana.
Pablo Buzzo, el chef que ya es ícono de la cocina patagónica, fue el responsable de que cada plato de montaña fuera único y perfecto para cada situación: desde un guiso humeante y delicioso entre las bajadas en el cerro, hasta una sopa de cebolla con una bruschetta de brie y un risotto con hongos de pino y girgolas hidratadas en La Poderosa. Estas son las situaciones y coordenadas que recomendamos vivir si estás en Chapelco.
Durante los últimos años, el cerro incrementó y modernizó su estructura. Hay medios de elevación flamantes (como la magic carpet y la silla Rancho Grande), nuevas tecnologías para mejorar la calidad y cantidad de nieve, y nuevos sectores de la montaña abiertos. Hay de todo y mucho; jardín de nieve, pistas para principiantes, pistas negras desafiantes, fuera de pistas señalizados y refugios cálidos y exquisitos. El punto de encuentro, donde se concentran los medios que van hacia distintas partes del cerro, es Antulauquen (Cota 1600). Para los esquiadores entrenados (o audaces nomás), recomendamos la bajada desde el filo de Cota 1980 por “italianos”, una pista larga, enmarcada por los bosques de lengas, hasta la silla Rancho Grande, una de las recientes incorporaciones al cerro. Despúes de haber tomado la silla, se baja por Del Bosque hasta Antulauquen, y por un camino verde se llega a Los Techos, donde se le declara un alto al ski para recargar energía. Despúes, se puede seguir esquiando hasta la base, y volver a subir.
Los Techos es el lugar más exclusivo del cerro, donde todo es sublime. El encanto de este refugio está en probar las exquisiteces andinas de un menú especial en un living íntimo al calor de la leña, para disfrutar de la escena gloriosa que se ve desde la ventana y recargar energías para seguir esquiando. Si bien dan ganas de quedarse horas en los sillones cómodos al lado del fuego, uno de los atractivos que tiene este lugar es que se llega y se sale esquiando. En esta parada, el menú de Buzzo fue una sopa de calabaza de entrada, un guiso de lentejas con chorizo ahumado y panceta, maridado con un Reserva cabernet sauvignon de bodega Fin del Mundo, enfriado en la nieve junto a otras botellas, en la entrada del refugio. De postre, marquisse y brownies con helado.
Torino tiene dos sedes: Torino Winter Point, en la base del cerro, y Torino Bar y Bistró, en la ciudad. En el Winter point de la base se desatan los after ski más concurridos; hay una barra de tragos en la nieve, una bandeja de Dj, y mucho movimiento.El restaurant Torino, de Nicolás Urquiza y Matías Venanzi es la arena donde Pablo Buzzo se luce en cada paso. Hay un menú de sushi, y él creó un roll patagónico con frutilla, hongos de pino y carpaccio de ciervo. También prepara un gravlax de trucha con remolacha y lomos de ciervo que se cocinan durante horas, con puré de coliflor y morillas. Torino es un lugar muy relajado donde se ve plasmada una de las pasiones de sus dueños: el fútbol. Hay una incontable cantidad de camisetas que visten las paredes, y, se nota fácilmente el fanatismo por River: hay un bombo de los borrachos del Tablón exhibido con orgullo. Los miércoles, desde las 19 horas, en Torino se hace el after más distinguido de la Ciudad.
Si las ganas de un café latte y una porción de torta después de la nieve superan las de un after, este lugar es ideal. Entrar es sentir aroma a los lilium, a los ramos de lavanda que adornan la iluminación y a café. El lugar empezó hace nueve años como una florería boutique y fue sumando propuestas. Hoy, además de ser florería y restaurante, en El Almacén de Flores ofrecen su propia marca de productos cosméticos naturales, como sales de baño, espumas de lavanda y lociones tónicas, entre otras cosas.
La caminata con raquetas es un plan aventurero y divertido. Aventurero porque, si hay buena cantidad de nieve, se puede optar por abrir camino en la nieve honda y llegar a lugares increíbles, con vistas inéditas. Divertido porque, si la nieve es honda, este puede ser escenario de bloopers y risas. Un detalle que aporta a la experiencia es sentir cómo los copos de nieve atrapan las partículas de aire que amplifican el ruido y reducen el sonido ambiental: se genera un silencio absoluto, una paz silenciosa en medio de las lengas y del blanco albino de la nevada. Para compensar la quema de calorías después de la caminata con raquetas, un chocolate caliente en la base del cerro no viene nada mal.
Beatriz Casanova y su marido, Guillermo, son los creadores de este lugar que ya tiene 42 años y sigue siendo el elegido para comer fondue en San Martín por sus habitantes y por turistas. Con obras de arte exhibidas en las paredes de madera, el clima es cálido y relajado. Betty atiende las mesas y recomienda qué pedir; hay fondue de queso con distintos tipos de guarniciones y preparaciones, bourguignonne (de carne), y, por supuesto, de chocolate.
Bodega Del Fin del Mundo es la primera bodega de Neuquén, ubicada en la localidad de San Patricio del Chañar y sus vinos, cada vez más logrados, son omnipresentes en Chapelco. Fue creada por Julio Viola, un empresario enérgico y visionario, e inaugurada en el 2003, y cuenta con 800 hectáreas propias de viña donde se cultivan variedades como el Malbec, Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot Noir, Syrah, Sauvignon Blanc, Tannat y Chardonnay. Tanto Ana, como su hermano Julio, se sumergieron en el fascinante mundo del vino junto a su padre. En el año 2009 la familia Viola se asoció a la familia Eurnekian y fue este otro inicio de expansión y posicionamiento de sus vinos en el mercado mundial. Los cortes son definidos por el prestigioso enólogo francés, Michell Roland. La bodega produce y comercializa distintas líneas: Postales del Fin del Mundo, Fin, Ventus, Ventus Roble, Newen, Reserva, Gran Reserva y Special Blend, entre otros. “Dentro de muy poco vamos a lanzar una nueva línea de dos blends, con impronta familiar”, adelantó Ana.
¿DÓNDE ALOJARSE?
La Casa de Eugenia es la hostería boutique para quedarse en San Martín de los Andes. Fue construida en el año 1927 y si bien primero fue una casa de familia, es una de las primeras hosterías de la ciudad, a los pies de la Cordillera. De maderas azules, marcos y techos blancos, esta hostería, rodeada de tanta belleza natural, parece salida de un cuento. La atmósfera es muy cálida e inspiradora; hay un luminoso jardín de invierno donde se sirve el desayuno, una chimenea de piedra viva a toda hora, y un jardín muy bello, con manzanos y leños apilados. En cada rincón de la hostería hay detalles: desde una colección de cámaras de fotos antiguas hasta estantes con libros para sumergirse durante horas y un tablero de ajedrez.
Fotos: Candela Ini,gentileza prensa Cerro Chapelco y gentileza Turismo Neuquén. Fotos Diego Constantini para fotos Bodega del Mundo.