Casi inadvertidamente, una nueva tendencia en materia de diseño de locales gastronómicos se abre paso en Buenos Aires: cada vez son más los bares y restaurantes que se animan a lucir barras pegadas a ventanas y ventanales, ofreciendo a su público la posibilidad de comer y beber con vista a las ajetreadas calles porteñas. El viajero que lea estas líneas sabrá que no es algo que hayamos inventado acá: basta dirigir la mirada a destinos urbanos que van de Ámsterdam a Copenhague (pero sobre todo a las principales ciudades de Estados Unidos) para ver replicado este formato en múltiples vidrieras. Ahora, por fin, parece haber llegado el momento de importar –y adaptar, y resignificar– esa costumbre internacional.
Delis, cafés, restaurantes de comida al paso y hasta lugares donde se puede beber una copa (o dos, o tres) se unen en la misma cruzada: aprovechar al máximo el espacio que tienen e invitar a sus clientes a perderse en el paisaje callejero desde el calor y la comodidad de una buena barra de madera. No es el mejor spot para fugitivos de la ley o amantes de incógnito, pero sí el ideal para tomar un latte o disfrutar un almuerzo express en la compañía de… todos.
1) TOSTADO CAFÉ CLUB: SÁNDWICH EN UNA ATMÓSFERA RETRO / AV.CÓRDOBA 1501 – CENTRO
Pan, jamón y queso. Así de simple es la fórmula de un rey indiscutido de la cocina argentina: el tostado, ícono de este local homónimo que abrió sus puertas a fines del año pasado con una propuesta hecha a la medida de los trabajadores de la zona, que cada día se acomodan en la barra que da a la calle Paraná. “Nuestra esencia es tan porteña como el tostado: nuestro producto insignia nace en las barras de los cafés porteños y nos gustó rescatar ese espíritu”, le explica a MALEVA Fernando Goijman, propietario. Y agrega: “Pensamos en la barra como protagonista porque la esencia de los clientes de Tribunales es comer algo al paso, a veces en soledad, así que nada mejor que sea mirando desde el ventanal el movimiento de la ciudad, el dinamismo que nos acompaña en estos tiempos”. Oficinistas, mensajeros, mujeres elegantes, estudiantes, colectivos, motos, bicicletas: todos se unen en esta esquina para orquestar el espectáculo que se debe apreciar sanguchito gratinado en mano. ¿Lo mejor? A la combinación clásica de jamón y queso se le suman variantes como roast beef, salmón, vegetales y dips caseros que vale la pena probar.
2) BACÁN: PLATOS Y TRAGOS EN UNA DE LAS AVENIDAS CON MÁS CHARME / AV. CASEROS 499 – SAN TELMO
Atención a este restaurante que pasa algo desapercibido en las entrañas de San Telmo, a pasos del Parque Lezama. Inaugurado en 2014, está a mitad de camino entre un bistró y un bodegón y su carácter es más bien versátil: en Bacán se puede desayunar, se puede brunchear (los fines de semana), almorzar, merendar, cenar y tomar una copa a medianoche. De la cocina salen platos clásicos con una vuelta de tuerca, como pueden ser los ravioles de ossobuco o la milanesa de hueso. La clave es elegir un lugar en la barra que se extiende a lo largo de una de las paredes frontales con ventanales a la avenida Caseros, una de las vías más pintorescas que tenemos en Buenos Aires: en apenas dos cuadras se acumulan faroles antiguos, edificios europeos y un mini polo gastronómico que promete seguir creciendo, con la frondosidad del parque de fondo.
3) BIRKIN: DEL CAFÉ A LA SOPA EN UN AMBIENTE COSMOPOLITA / REPÚBLICA ÁRABE SIRIA 3061 – PALERMO
Parte del floreciente circuito que rodea al boulevard Cerviño, este reducto que homenajea a la bella actriz y cantante británica Jane Birkin no está signado por la presencia femenina solo en su nombre: su alma máter es Lucila Zeballos, una emprendedora argentina que se inspiró en su viaje a Estados Unidos y en su pasión por el café a la hora de cranear un local singular, con el acento puesto en la calidad del producto y en el cuidado de los detalles. En un escenario en el que dialogan estampados, tramas y objetos de distintas formas, la barra blanca que se ubica junto a la puerta, en la extensión de la vidriera, no se puede pasar por alto: con vista a la tranquila calle arbolada, amerita treparse a una banqueta para tomar un rico espresso o un latte (con espuma espesa y dibujada), hechos a partir de las variedades de los expertos de Lab Tostadores de Café; para leer algunas de las revistas internacionales que están al alcance de la mano o bien para hincarle el diente al menú del día, que en esta época suele incluir una opción de plato o sopa con bebida, postre o café.
4) BENGAL DELI: FUSIÓN PECULIAR EN LA BARRA DE UN HOTEL / CABELLO 3780 – PALERMO
Literalmente a la vuelta de Birkin, el hotel CasaSur Bellini es la segunda parada obligada en la zona del Botánico. No existe hace mucho: estrenó en la segunda mitad de 2014 con una estética armónica, tan moderna como acogedora, el sello que distingue a la cadena en todas sus propiedades. En la planta baja, junto a uno de los grandes ventanales que reciben a los visitantes, se despliega la barra de Bengal Deli, el restaurante apto para turistas y locales por igual que invita a viajar de un lado al otro del mundo a través del menú, con platos indios y platos italianos. Los sabores no conviven en únicas recetas: se puede pedir, por ejemplo, una entrada tana (como una ensalada de mar con cítricos y chipirones) y/o un principal asiático (curry de cordero con variedad de chutneys). Muy luminoso de día y cálido de noche, el salón en general está impecablemente amueblado y decorado.
5) BRASERO ATLÁNTICO: PARILLA AL PASO EN LA ZONA CHIC DE RETIRO / ARROYO 872 – RETIRO
Todos conocen el bar: Florería Atlántico es un éxito tanto entre los porteños y los turistas que llegan atraídos por su impronta de speakeasy. Pero no todos saben que en el inmueble adyacente a ese templo coctelero disfrazado de florería existe un segundo templo, pero esta vez dedicado a alimentar a las masas con carnes y vegetales recién salidos de la parrilla. Otro emprendimiento nacido y criado en el cerebro de Tato Giovannoni, que ya es uno de los highlights del barrio y, por qué no, de la ciudad. En una barra que se extiende de pared a pared contra la vidriera que transparenta la coqueta calle Arroyo, se pueden pedir cortes vacunos, de cerdo y pollo a las brasas, junto a papas, puerros, zucchinis y otros ingredientes también asados o conservas tradicionales (alcauciles, porotos). La idea en Brasero Atlántico, que es casi pura barra, es comer algo igual de sustancioso que simple y seguir camino. Eso sí: antes se puede elegir una bebida de un escueto pero perfecto abanico que va desde refrescos caseros y vino (en vaso) al Tónico del Atlántico, un brebaje embotellado de gin, tónica y eucalipto.
6) FULL CITY COFFEE HOUSE: PARA BEBER Y APRENDER SOBRE CAFÉ EN MANOS DE EXPERTOS / THAME 1535 – PALERMO VIEJO
Victoria Angarita viajó directo desde Colombia para ser una pionera en el arte de servir buen café en Buenos Aires, tarea a la que se dedica desde hace más de seis años. Hija de un prestigioso especialista en granos colombianos, en su tienda palermitana sirve variedades preparadas únicamente a partir del café de su patria, que también tuesta in situ y comercializa para llevar. Además de excelentes espressos, en la modesta barra que ocupa el frente del local se pueden degustar infusiones hechas con cafeteras y métodos diversos: Chemex, sifón japonés, Aeropress y más. También se dictan cursos de barismo para los amantes de esta bebida que no puedan resistirse ante su propia curiosidad.
No es de extrañar que algo tan simple como el café sea protagonista de este creciente auge. Entrar a un local, pedir un cortado, sentarse en la barra y distraerse con una lectura a la luz del día o absorber la cotidianidad de los vecinos mientras desaparece el líquido de la taza parece un plan suficientemente bueno y cómodo para cualquiera. Y así es que las cafeterías son las que incorporan barras junto a sus ventanales con mayor frecuencia. Además de Birkin y Full City Coffee House, hay otros dos exponentes que son una apuesta segura: All Saints (Ciudad de la Paz 2300, Belgrano), con una interesante variedad de bebidas calientes y frías y la particularidad de seguir abierto hasta la noche; y Félix Felicis & Co. (Cabrera 5002, Palermo), una esquina en la que se rinde honor al buen café pero también a Harry Potter, con una multitud de referencias a los libros de J. K. Rowling.