Visita obligada para todos los que pasan por Punta del Este cada verano, José Ignacio –el antiguo pueblo de pescadores, devenido oasis chic en Uruguay y en el mundo- ofrece propuestas gastronómicas, compras, caminatas y paseos para hacer tanto de día como de noche o al atardecer. La escala lo es todo: con sus calles de tierra, poco tránsito, casitas bajas y un ambiente muy relax, José Ignacio, que durante el año solo cuenta con trescientos habitantes, estalla en verano pero conservando aún su estilo descontracturado y tranquilo. La Linda, el vino emblemático y más canchero de la tradicional bodega Luigi Bosca, que acaba de relanzarse con una nueva etiqueta, te cuenta cuáles son los spots que no podés dejar de visitar.
Estos son los spots y situaciones imperdibles en José Ignacio según La Linda de Luigi Bosca:
Ubicado justo frente a la Playa Brava con las mejores vistas al mar y también a la gente más linda de Punta, ir a La Huella siempre es plan: ya sea al mediodía, antes de ir a la playa, o a la tarde o para cenar en cualquiera de los turnos. Todo es rico, el servicio es impecable y la onda también. El plan que más nos va es el de tomarse unas caipis o una copa de La Linda Malbec Rose y pedir el sushi o el pulpito a las brasas. Experiencias inolvidables.
El Faro de José Ignacio, se ubica en el punto más saliente de la península. Construido en 1877 y declarado Patrimonio Histórico Nacional en 1970. Con 45 metros de altura, la vista desde arriba es insuperable. El desafío es subir los 150 escalones de su escalera caracol y ver desde arriba todo el pueblo de José Ignacio con sus casitas bajas y construcciones blancas. La entrada cuesta alrededor de un dólar y está abierto todos los días de 12 a 20hs.
Inaugurado hace más de veinticinco años, el almacén y carnicería Manolo también es un clásico de José Ignacio. Un local chiquito, atendido por su dueño José Luis Aispurú e hijos, que tiene la particularidad de estar abierto todo el año. En Manolo todo es bueno pero su joyita es el sandwich de milanesa hecho en el momento, en pan flauta, completo o solo y con los condimentos que querramos. Una delicia ideal para comprar y llevar a la playa, ¿y lo mejor? ¡Disponible durante todo el año!
Hay una de las bajadas a la playa de José Ignacio que es especial para mirar la puesta de sol. Justo donde están los pescadores, en la calle Las Garzas, unas rocas enormes y lisas invitan a sentarse a la tardecita a mirar la puesta del sol. ¿El plan? Comprar facturas y chocolatada Colet en Medialunas Calentitas en la rotonda de entrada a José Ignacio y llevarlo a las rocas para mirar el sol caer. O, tal como les recomendamos en el primer circuito La Linda – Maleva de Cariló, descorchar un vino blanco La Linda. Al final, si todo sale bien, seguramente surga el famoso aplauso colectivo despidiendo al sol como si acabara de terminar un número de teatro.
La playa Brava de José Ignacio es un escenario natural de lujo para hacer un paseo a caballo. Kilómetros de costa en una bahía larga y ancha, con dunas inmensas y metros de arena entre la ruta y el mar. Un paseo a caballo por esta playa al atardecer es un gran plan para hacer en José Ignacio. Algunas tardes los caballos se pueden alquilar directamente en las dunas, cerca del Club del Mar o sino Haras Godiva, a 10 kilómetros de José Ignacio, ofrece paseos desde el Haras hasta la playa. Además proponen la Cabalgata de Luna Llena, atravesando paisajes campestres, la playa desierta y la vuelta bordeando la Laguna Garzón. Al regresar se ofrecen drinks en el bar del Haras.
“Mostrador Santa Teresita tiene, para mí, para Martín Pittaluga y para el equipo que trabaja conmigo, mucho de desafío. Inaugurarlo implicó recuperar este espacio que estaba cerrado hace años. Y que antes, mucho antes, había sido -allá en 1973- el restaurante Santa Teresita, célebre por sus buñuelos de algas”, le explica a MALEVA Fernando Trocca, alma mater detrás del restaurante Mostrador Santa Teresita. Una gran mesada exhibe los platos del día: comidas preparadas para elegir y llevarse a la playa o sentarse en cualquiera de las mesas comunales, adentro o en el deck. Además hay aguas saborizadas caseras, postres y panes. La experiencia se completa cuando llegás al mostrador y te recibe el gran Trocca para ayudarte a decidir y servirte el mejor almuerzo que comiste en los últimos días.
En un escenario inmejorable, Ryan Hamilton -al frente de The Wine Experience Tour- ofrece degustación privada de vinos locales e importados, mientras miramos el atardecer sobre el deck de la piscina flotante de Playa Vik. Con planes que incluyen degustación de varios pasos de comida.
Lucy es como la abuela del pueblo. Instalada en José Ignacio desde hace más de veinte años, esta amable señora estudió en Francia y se perfecciona año a año para ofrecer del desayuno a la cena, la mejor comida casera de José Ignacio. A la hora del té es un clásico ya pasar por lo de Lucy para probar la variedad de scons, pudins y brownies y la exquisita carta de té diseñada por Ines Bertón de Tealosophy. Si tienen suerte, sale Lucy de la cocina para saludar a los clientes de siempre y a los nuevos y charlar, sobre la cocina, sobre José Ignacio y sobre la vida en general.
La foto principal corresponde a Marcelo Ciampi, creative commons Flickr