Bajo las copas de pinos centenarios con troncos enormes que dan ganas de abrazarlos, con calles de arena entre hileras de álamos y flores de todo tipo donde sólo se escuchan los pájaros, con playas enormes (las más anchas de los balnearios de la costa argentina) y un culto al cielo nocturno al punto que está prohibido el alumbrado público para poder admirar sobre nuestras cabezas la vía lactea, en Cariló – con esa elegancia discreta tan característica -; Cariló, que es algo así como nuestro Hampton local, te asegura en verano desconexión desde el día uno. Pero a la vez que es el antídoto ideal para unas vacaciones relajadas, ofrece un montón de posibilidades, propuestas y situaciones geniales. Arte, gastronomía, atardeceres, trotes en paisajes gloriosos. La Linda, el vino emblemático y más canchero de la tradicional bodega Luigi Bosca, que acaba de relanzarse con una nueva etiqueta, te cuenta cuáles son los spots que no podés dejar de visitar.
«Cariló, que es algo así como nuestro Hampton local, te asegura en verano desconexión desde el día uno. Pero a la vez que es el antídoto ideal para unas vacaciones relajadas, ofrece un montón de posibilidades, propuestas y situaciones geniales. Arte, gastronomía, atardeceres, trotes en paisajes gloriosos.»
ESTAS SON LAS 8 SITUACIONES Y COORDENADAS IMPERDIBLES EN CARILÓ SEGÚN LA LINDA:
Paradores para almorzar frente al océano hay decenas pero Divisadero es distinto porque tiene una ubicación mucho más bella y natural que el resto: está escondido sobre primera línea de dunas, entre plantaciones de acacias y tamariscos y la vista de la playa y el horizonte azul que tiene desde su terraza, por esta ubicación un poco más elevada, es sublime. Cuando subís las escaleras, te aparece el mar en todo su esplendor como no se ve – confíen en este dato – en ningún otro parador playero de la zona. De noche es una opción ideal para una velada romántica, pero si quieren – como les aconsejamos – disfrutar de la vista, vayan alrededor del mediodía y pidan unas rabas que están muy bien, salen en su punto justo, son gruesas y crocantes. El resto de los platos al mediodía pueden ser clásicos y playeros (como hamburguesas o sandwiches de lomito) y también platos más elaborados de mar y mariscos. También, si baja un poco la temperatura, preparan exquisitos risottos.
2) CARILÓ ARTE CONTEMPORÁNEO – AUDI ART LOUNGE (TRES PISOS DE OBRAS DE MUY BUENOS ARTISTAS CONTEMPORÁNEOS ARGENTINOS – CON VERNISSAGES ABIERTOS AL PÚBLICO) / AVELLANO 264
Es la galería de arte más grande del partido de Pinamar, con tres pisos en un lindísimo edificio de diseño en el centro de Cariló en los que se exhiben muy buenos trabajos de gran calidad de artistas contemporáneos argentinos. De hecho, este enero está exponiendo Milo Lockett. También inauguró una muestra el artista misionero Rodolfo Zagert, quien tiene una obra – misteriosa, laberíntica, con un impulso surrealista y llena de carácter – muy lograda. Los vernissages son abiertos para todos los turistas. Claudio Roncoli, Karin Godnic, Mariel Polinotto, Gabriela Pertovt, y Matías Mischung son algunos de los artistas que también exponen en esta galería.
Si te gusta salir a correr, Cariló es un Paraíso – más ahora que si vas con el celu en el bolsillo con el GPS no te perdés nunca – pero de todas las calles, la recomendación de La Linda es que corras por la calle Constancia. Es una calle de arena, con muy pocas casas y en cambio muchísima vegetación, que marca el límite sur entre Cariló y su enorme reserva de bosque. No hay otra calle en Cariló en la que la sensación de sumergirte en medio del bosque sea tan total como en Constancia. Lo ideal es empezar a correr a la altura de la calle Araucaria e ir en dirección al mar. Son diez cuadras. A la tarde, los rayos naranjas de sol que se cuelan entre los robustos pinos, iluminan el camino y todo se torna mágico. Da la impresión de que estás en la Patagonia. Constancia desemboca justo dónde hay dos balnearios: Cozumel y Divisadero. Así que después del running, bien vale un licuado para recuperar fuerzas.
Tante es uno de esos lugares sin los cuales el Cariló que conocemos no sería tan Cariló. Si bien no es tan antiguo como los locales del primer centro, en los últimos veinte años se volvió una parada obligatoria para todos los que visitan el balneario. Y es que su estilo de cocina de inspiración centroeuropea (desde tablas de fiambres alemanes hasta goulash) y su repostería que es la perdición para espíritus golosos – prueben sus riquísimas tortas de chocolate con frambuesas, su strudel de manzanas y sus waffles – es más que compatible con el bosque de Cariló. Pero si quieren vivir la experiencia Tante a pleno, de todos los platos sus estrellas son las fondues: la de queso, la bourguignonne y la de chocolate. Las saben hacer a la perfección.
Tomen nota. Si caminan trescientos metros por la playa, desde Divisadero que es el último parador en dirección a Villa Gesell y suben al médano (que está lleno de pinos, acacias y uñas de gato) pero hay senderitos para caminar y llegan arriba se van a encontrar con una vista fabulosa de la clásica casona de la familia Guerrero (los legendarios fundadores de Cariló), de la reserva de Cariló (una escenario verde de pinos viejísimos que llega hasta donde se pierde la vista) y del mar. Es una fabulosa y bucólica panorámica en 360 grados. Uno de los mejores spots en Cariló para ver el atardecer. Vayan con mate o si están en plan más hedonista lleven dos copas en el bolso y descorchen un vino de la Linda. Para un sunset veraniego nada mejor que un blanco La Linda Chardonnay o Viognier.
Aunque parecería un lugar ideal para que haya muchas, recién desde hace dos años que hay una cervecería en Cariló. Se llama 1516 y está en el moderno paseo Felicitas, bajo Pinos que dan sombra y brisa fresca. Tiene una terraza con mesitas y adentro también el la onda es muy agradable – con la barra más lograda de Cariló, y ventanales enormes. Es un bar multimarca de cervezas artesanales. 1516 seduce con sus platos patagónicos, sus etiquetas de todo el país y, por supuesto, su contexto frondoso de bosque. ¿De dónde viene el nombre? De que en 1516 el Duque Guillermo de Baviera decretó que la cerveza, para ser considerada como tal, debía tener agua, malta de cebada y lúpulo. También Take Away: se venden cervezas artesanales para llevar.
En Cariló se puede tener perfectamente una tarde de shopping del bueno. Empezando por el local de Tommy Hilfiger, donde se venden las prendas fetiche de la marca norteamericana como sus chombas y bluzas y además algunos de sus mejores modelos de relojes. El local de Tommy está en el Paseo Epuyén. Luego podemos chusmear el local de Cardón en El Paseo del Bosque y quien te dice, tentarte con – al menos – unas cómodas alpargatas (¿Hay algo más cómodo para el verano en los pies?). Si enfilamos para el Paseo de las Alondras, hay algunos buenos locales de ropa tales como Wanama, Levi´s, Rapsodia y Ricky Sarkany. Para las fans de las carteras, sepan que en el Paseo de las Avellanas hay un local de Prüne. Por último vale la pena darse una vuelta por el local que la Martina tiene en Cariló en la galería Insbrück.
En uno de los balnearios más tradicionales de Cariló – el primero viniendo desde Valeria – funciona de noche un local de Sushi Club y es sin dudas la coordenada perfecta para los que buscan sacarse las ganas de rolls y nigiris. El ambiente es muy tranquilo, ideal si querés ir en pareja o en grupos reducidos. No dejen de probar el delicioso salmón Teriyaki, que es un salmón bañado con salsa teriyaki acompañado de arroz y vegetales salteados. O el Buenos Aires Roll (relleno de salmón, langostinos, palta y queso Philadelphia, con salmón por fuera y salsa de sésamo).