Hace un tiempo hablaba con un scouter de una pretigiosa agencia de New York que visita nuestro país muy seguido buscando nuevas caras for export. Comparando Buenos Aires con Sao Paulo, él me decía que lo que le produce Buenos Aires, para mí una ciudad maravillosa, es nostalgia. Por su arquitectura con un fuerte estilo francés bien marcado hasta el look de los porteños o el discurso político que una y otraz vez repite lo que supimos ser y hoy ya no somos.
«Me paso tardes “ventaneando” , mirando de lejos las chimeneas del puerto. Más de una vez se escucha la bocina potente de algún crucero y ese antiguo edificio con dos torres que a todo el mundo le da curiosidad (la Usina de Puerto Nuevo) y que nos encantaría saber que hay dentro.»
Cada porteño que esta persona conoció le hizo referencia a lo majestuosa que fue Buenos Aires en el pasado, todos le hablaron del lugar que ocupabámos los argentinos en el mundo y por supuesto nuestro apego por la cultura europea. La verdad que basta caminar un poco por sus calles y ver sus fachadas, sus plazas y monumentos para poder conectar y trasladarse a la época gloriosa del 1920 y 1930.
«Soy súper crítica de la ciudad , como todos creo, sobre todo cuando vengo de afuera, de pasar una temporada en alguna otra ciudad. El reflejo es ver lo malo primero. Pero cuando ya me empiezo a sentir en casa de nuevo, cuando salgo un par de veces, cuando camino por sus calles, me doy cuenta de algo: qué Buenos Aires me encanta.»
Soy súper crítica de la ciudad , como todos creo, sobre todo cuando vengo de afuera, de pasar una temporada en alguna otra ciudad. El reflejo es ver lo malo primero. Pero cuando ya me empiezo a sentir en casa de nuevo, cuando salgo un par de veces, cuando camino por sus calles, me doy cuenta de algo: qué Buenos Aires me encanta.
Soy del interior del país devenida porteña. Y puedo afirmar que Buenos Aires es una de las ciudades más lindas del mundo en las que viví. Buenos Aires es increíble y no para de inspirarme.
Hice una lista de lugares y de situaciones que realmente disfruto y recomiendo vivir o conocer.
Si de caminar se trata me encanta San Telmo y su identidad tanguera que tanto atrae a turistas. Me gustan sus tiendas con antiguedades , el mercado, la feria que se arma los fines de semana en la calle Defensa. Si estoy con ganas de rodearme de gente es una buena opción. Pero normalmente elijo la tranquilidad así que voy para el lado de la avenida Caseros y me siento en Caseros (Caseros 486), que es mi restaurante favorito. Si es Domingo y está soleado me gusta ir al PROA CAFÉ en la Boca y hacer brunch en la terraza con su vista del Riachuelo que desde ahí parece un cuadro de Quinquela Martín.
Un buen circuito de caminata tanto para pasear como para hacer deporte es el clásico de Avenida Libertador: los bosques de Palermo, el Rosedal, el Monumento a los Españoles. Contemplar los palacios y las casas magníficas, que hoy son – muchas de ellas -, embajadas. Pero ni hablar hacer este paseo en noviembre cuando los jacarandás están repletos de flores y esta enorme avenida es un corredor lila que te teletransporta a esa época dorada de Buenos Aires, desbordante de estilo francés.
Parada obligada es el Museo de Bellas Artes que cada vez está más lindo (lo acaban de reinaugurar) y que tiene una de las colecciones de arte mas importantes de América. Siempre hay algo nuevo para mostrar o actividades buenísimas para hacer.
Bajando por Avenida Alvear en el corazón de Recoleta hay que hacer una pausa en la plaza San Martín de Tours (el patrono de la Ciudad) y contemplar los ombúes gigantes y un barranco de césped que sea la época del año que sea siempre esta verde y te invita a acostarte y quedarte ahí haciendo nada. Mas de una vez me sentí tentada por rodar en él.
Un paseo súper interesante es la Galeria Promenade que entre sus locales divinos de joyerías y casas de moda, alberga una tienda vintage (Vintage B.A) con cosas fabulosas donde las amantes de ‘ lo nuevo con un toque viejo’, enloquecemos.
Y ni hablar del pasaje en la calle Arenales casi escondido que más de una vez pasó desapercibido a los ojos de muchos. Este curioso lugar se es conocido también como “Rue des Artisans”, dentro de él hay una tienda de zapatos de tango pero mas modernos, mas usables, a mi criterio los mas cómodos que hay. Este lugar se llama “Comme il faut” ¡Y si! Bien francés como nos gusta. Si nos cansamos de repetirle a todo el mundo que somos la París de América Latina. Terminar el día de Recoleta con un plan mil puntos es ir a tomar el té al Palacio Duhau en sus terrazas.
Si de plan descontracturado pero cool se trata, si de noche tengo ganas de tomar algo con amigas y charlar el plan es ir a DADA, en el centro, y de pronto te transportás a algún bar de París de esos relajados pero llenos de gente donde la distancia entre mesa y mesa es de un alfiler pero no dejás de estar en Buenos Aires.
Trabajar en Buenos Aires para mí implica descubrir alguna locación increíble en algún lugar recóndito o a la vista de todos. En esas calles por la que pasé mil veces y que nunca imaginé que podían tener esos rincones.
Entre las cosas que más disfruto de estar en esta ciudad asombrosa es estar en casa, invitar amigos, cocinarles cosas ricas o sentarme en mi rinconcito favorito mirando al Rio de la Plata y pensar, poner música, leer, diagramar nuevos proyectos que seguramente van a terminar en un cuaderno (porque si no los plasmo en algún lado se van a esfumar), y nada más.
Me paso tardes “ventaneando” , mirando de lejos las chimeneas del puerto. Más de una vez se escucha la bocina potente de algún crucero y ese antiguo edificio con dos torres que a todo el mundo le da curiosidad (la Usina de Puerto Nuevo) y que nos encantaría saber que hay dentro. También forma parte del paisaje el contraste que trazan las vías del ferrocarril dividiendo a la estilosa Recoleta de las construcciones precarias de la Villa 31. E incluso esa perspectiva tiene cierta armonía. Antes de juzgar negativamente a Buenos Aires, les recomiendo volver a descubrirla y dejarse cautivar por ella.
Fotos:
1) Destacada: C C – Roger Schulz
2) Gentileza lugares mencionados y Dafne Cejas Galiano
3) Jacarandás Paula Salischiker