El sábado armamos equipo y salimos de ronda por La Boca, Barracas y el Sur. Al igual que villa crespo, La Boca es el “nuevo spot” que eligen las galerías de arte contemporáneo para instalarse. Con la agenda de Proa, muchas galerías decidieron seguir el mascarón y ubicarse en el mismo lugar, dando origen a un nuevo circuito, renovado, lejos de Recoleta y las galerías mas clásicas.
Así fue como encaramos hacia el sur a ver “El tercero en cuestión” de Bruno Gruppalli y Daniel Joglar en el Museo de arte Moderno de Buenos Aires. El museo organizó junto con otras instituciones el ciclo “El borde de si mismo” una serie de funciones que combinan artes visuales y teatro de los artistas Jérôme Bel, Rubén Szuchmacher, Daniel Joglar & Bruno Gruppalli, Silvio Lang, Ariel Farace, Nancy Rojas & Mauro Guzmán, Richard Maxwell, Liliana Porter.
Los artistas Daniel Joglar y Bruno Gruppalli expresan acerca de su participación en El borde de sí mismo: “El trabajo que presentaremos podríamos pensarlo como una prueba sobre una posible escultura y a su vez, una puesta en acto cambiante de un ejercicio en colaboración. La economía de formas y la reducción de las mismas, atraviesan todas las decisiones que estamos tomando. Nos interesa proponer modos de mirar las cosas, mostrar, nombrar o evocar las cosas que están, pueden estar o estarán. La propia sala donde ocurrirá nos hizo pensar en cómo incorporar la misma al trabajo.
Pensamos en la idea de conectar y activar distintas cosas y lugares del espacio. Podríamos pensar que este trabajo tiene que ver con la presencia y con lo que está ocurriendo en el lugar y su relación con la gente habitando y circulando en el mismo espacio. ¿Qué surge de ese cruce? Pensamos también en el carácter indefinido del trabajo, sin pensarlo como una performance que tiene que ser vista, sino más bien interesados en las personas y en cómo cambian el modo de ver las cosas. Proponer un estado provisorio, un tiempo suspendido”.
Bruno y Daniel, convocan a un invitado diferente para cada funcion, esperando que sea ese “tercero en cuestión” quien determine el rumbo de su acción «performática» persiguiendo el concepto de Serendipia que refiere ni mas ni menos a «Un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta. También puede referirse a la habilidad de un sujeto para reconocer que ha hecho un descubrimiento importante aunque no tenga relación con lo que busca.
Después del MAMBA fuimos a la galería Prisma donde los artistas Sofía Böhtlingk y Nani Lamarque inauguraban muestra. Nani intervino el cartel que la galería prisma decidió plantar en la calle, al frente en la fachada de la galería, cartel que en todas sus inauguraciones es intervenido por un artisa. En este caso Nani Lamarque pinto un letrero con la frase SE VENDE, como si se tratara de un anuncio de inmobiliaria, y agregó también un teléfono, el de la galería, abriendo el juego con varias preguntas: qué es lo que se vende? obras de arte, la galería, el inmueble? el cartel, las obras, la fachada, el artista?
Sofía inauguró su muestra “Si los caballos comieran carne” una instalación austera y muy concreta. Un cubo de cuatro paneles de cemento macizo, de dos metros de altura, una caja de vidrio muy fina con óleo azúl diluido, el mismo azul que Sofía utiliza en casi todas sus pinturas. Un video de una de sus pinturas cayendo de la pared y un video de una obra en construcción con varios operarios haciendo una cadena para transportar ladrillos de la plana baja al primer piso. Las obras me hicieron pensar en el peso, el del óleo que cae en las pinturas de Sofía, de cómo se sostiene ese peso, si es la gravedad la que genera la caída, o si lo sostiene un conjunto de personas, o si es posible construir apoyando un peso sobre otro.
Seguimos camino al nuevo espacio de la galería Isla Flotante a conocer el espacio y ver la muestra de Leticia Obeid quién trabajó una serie de fotografías de libros, cruzados, con las hojas a punto de pasar, toda imagen circundando el instante presente, entre el anterior y el futuro/presente inmediato.
Tomamos algo en Proa y vimos la muestra en el espacio de arte contemporáneo, Karina Peisajovich una vez más me sorprendió con su obra. Decidió dejar los artefactos que iluminan el espacio prendidos todo el día y toda la noche, como si ese espacio existiera siempre y estuviera siempre en funcionamiento, aún cuando todo pareciera desaparecer en la falta de proyección, en la oscuridad.
Después de proa fuimos a la Verdi, escuchamos algunos poemas. No estoy acostumbrado a escuchar poemas, por lo general los leo. Fue un verdadero placer, sobre todo los poemas de Dani Zelko, leídos por Dani Zelko, que no hace mucho publicó su primer libro, se los recomiendo.
Terminamos el día en el increíble nuevo espacio «Piedras» entre la La Boca y Villa Crespo, cerca de Congreso, comimos empanadas, volvimos.
Foto de los puentes del Riachuelo: cc-Willy Gobetz
