Los habitantes de la zona norte de Capital, un territorio del mapa que hasta el momento no había sido bendecido por el hada de la buena coctelería, ahora tiene su triada divina. El primer vértice es Oporto, una esquina de azulejos blancos puesta a todo trapo, diseñada magistralmente por Horacio Gallo: el mismo que imaginó y montó Tegui, La Panadería de Pablo, Fifí Almacén y la última refacción de Olsen. El segundo, Luzmala, es un bar a puertas cerradas que tiene la mística de ser un refugio de amigos que muy pronto podría dejar de serlo (habrá que apurarse para formar parte de la leyenda). El tercero, el sueño hecho realidad de El Pollo Gómez, una casa esquinera que te remonta a aquellas épocas en que la abuela prestaba su morada para hacer una de esas fiestas que no terminan nunca. El Pollo Gómez también es un bar con un perfil secreto. Una suerte de speakeasy fiel a esa expresión. De hecho, pueden llegar hasta la puerta y ni sospechar que adentro hay un bar. En ese barrio de calles tranquilas donde parece que no pasa nada ni pasará, tres puntos que resplandecen en la oscuridad de la noche.
«Los habitantes de la zona norte de Capital, un territorio del mapa que hasta el momento no había sido bendecido por el hada de la buena coctelería, ahora tiene su triada divina. El primer vértice es Oporto, una esquina puesta a todo trapo con vinoteca en el primer piso y barra de tragos de autor en la terraza. El segundo el flamante Luzmala, algo muy parecido a Puerta Uno en sus inicios y por último el Pollo Gómez, un bar casi secreto con ambiente de casa de amigos»
Restaurante y rotisería; vinoteca en el primer piso (al estilo de Aldo’s) y barra de tragos en la terraza, con un panorama lateral del cielo. Los cócteles que recomendamos los creó y lo sirve la radiante Maricel Cuello: el FLORA (gin infusionado con rosa mosqueta, manzana, pomelo rosado, hibiscus y flores) marida perfecto con la manteca al verdeo que sirven de entrada. El OCHENTA (Bourbon, frutos rojos, menta, limón y azúcar) fue bautizado así porque a pesar de la graduación que aporta su alcohol base: “Te tomás 80”, dice la bartender. Para los vinos, asesoran los sommeliers Julián Pilar o Andy Donadio ante una carta que resume lo que exhiben las góndolas, a precio de vinoteca. Nuestra apuesta fue por el Apple Sauvignon Blanc de Matías Riccitelli maridado con una tapa de pollo al curry y buñuelos de espinaca. El menú es de sabrosa cocina hogareña (como si fuera una rotisería de las de antes). El servicio, tan impecable y cronometrado que parece un aeropuerto.
El público de Oporto varía según el horario y el día de la semana. La hora de la cena es territorio de la franja etaria post-40, el after hour y pasada la medianoche es propiedad de los más jóvenes. Hay espera los fines de semana, por lo cual conviene hacer reserva si se quiere ocupar una mesa: la barra suele estar siempre disponible y agradable para amenizar el rato.
11 de septiembre e Irlanda / T. 4703-5568
Un portón negro que no deja imaginar lo que acontece puertas adentro. Dicen los que conocieron Puerta 1 en sus comienzos que el espíritu es calcado de aquel. Un viejo caserón, derruido hasta noviembre del año pasado y puesto a punto en 88 días, cuentan sus artífices: un grupo de buenos amigos, hermanos y parientes. Al fondo, luego de varios ambientes semi privados de sillones vintage y decoración ídem, está la bonita y aceitada barra a cargo de Omar Benítez. Hoy por hoy, lo que hay que probar son las variaciones invernales de tragos clásicos como el Negroni Expresso (con café, gin, Campari, Kahlúa, syrup y bitter de naranja casero) o el Mai Tai BC Style (blend de tres rones, jugo de naranja, jugo de lima y jengibre, Orgeat y Falernum), que se completa con una canastita de canela que cambia por completo la impronta caribeña del original.
Hasta el momento, Luzmala se llena hasta su punto justo cada fin de semana. Las habitaciones son amplias, por lo cual permiten reuniones de cumpleaños y festejos varios con la ventaja de contar con un espacio solo para vos y tus amigos, pero la comodidad de una muy buena barra a pocos metros.
Arcos 2950 / T. 3567-4232
Este es uno de esos lugares que, si te quedan cerca, vas viernes, sábado y domingo. En el bar de El Pollo, una esquina de puerta de vidrios de color sin señalización, son todos amigos, amigos de amigos o amigos de El Pollo. Hay un patio, una escalera, una terraza, una barra pequeña (sin carta pero con muchas botellas) donde preparan todos los clásicos a precio increíble ($50) y siempre chicas lindas, pide aclarar El Pollo. Frutas sobre la mesa para la caipi de la casa y porrones de cervezas Sol. Un dj entre chill y funk que condimenta el aire, algunas mesas, un cuarto privado en la terraza, despacho de pizzas hasta pasada la medianoche.
No se ofusquen si al llegar a la esquina de este lugar tienen la sensación de haber equivocado el rumbo. Simplemente párense frente a la puerta y golpeen suavemente. La intimidad que sugiere ese modo de ingreso se condice con la comodidad que se respira en este lugar, donde la sensación es la de estar en la casa familiar de un amigo.
Arribeños 3091