Su ascendencia Blaquier se traduce, entre otras cosas, en su belleza. Desde los doce años que trabaja como modelo. Formó parte de la agencia Ford en París y en Argentina integra el selecto team de Look1 Model Management. Aún le quedaría mucho camino por recorrer en el modelaje, pero a Mía lo obvio y fácil no la tienta. Un sinsabor del que prefiere alejarse. Por eso ahora toma una ruta donde tiene dificultades que sortear. Redefinir su profesión y reemplazar su trabajo por su vocación de actriz. En formación a fondo con el arte dramático, le cuenta a MALEVA que no le alcanza el día para hacer todo lo que quisiera, que su esencia va aflorando cada vez más y que está tranquila porque su estado de siembra ya traerá sus frutos.
Recién volvés de Uruguay donde estuviste haciendo una campaña. ¿Te cuesta dejar tu rutina al viajar?
Estoy en un momento corriendo detrás de las agujas del reloj, por eso trato de no andar volando tanto. Intento compatibilizar mi trabajo como modelo con mis clases de teatro. Mi prioridad es ser actriz y para eso estoy estudiando mucho. A los 18 años cuando empecé a viajar era puro entusiasmo, pero ahora no es mi aspiración máxima. Modelar está buenísimo, pero nunca fue una gran motivación. Es mi trabajo, pero no mi vocación. Siempre me gustó el arte, sobre todo el cine, y cuando empecé a formarme en el mundo teatral me terminé de enamorar de ese universo. Intento apuntar a algo más trascendente. Pienso que hoy es mejor formarme profesionalmente y tener proyectos. Dejar que la vida me vaya llevando.
¿Cómo nació esa inquietud?
Desde que era chica. Recuerdo que mi abuela me llevó a ver El lago de los cisnes al Teatro Colón cuando tenía siete años y vivir esa experiencia fue algo que no olvide jamás. Siempre miré muchas películas también. Me metía tanto que me costaba reconocer la realidad de la ficción. Las historias me tocan fibras muy profundas.
«Mi prioridad es ser actriz y para eso estoy estudiando mucho. A los 18 años cuando empecé a viajar era puro entusiasmo, pero ahora no es mi aspiración máxima. Modelar está buenísimo, pero nunca fue una gran motivación. Es mi trabajo, pero no mi vocación. Siempre me gustó el arte, sobre todo el cine.»
¿Cuáles son tus personajes y actores favoritos de la pantalla grande?
Miles, pero no me gusta caer en la obviedad, en lo que no tiene misterio. Lo predecible me apaga. Algunos de los que me impactaron fueron Christoph Waltz en Bastardos sin gloria, Cate Blanchett y Marion Cottilard en la mayoría de sus films, Matthew McConaughey en Dallas Buyers Club y Garance Le Guillermic en El Erizo. También hay muchas actrices nacionales que me fascinan ver siempre como Erica Rivas, Rita Cortese, Vivian Al Jaber y Fabiana García Lago.
Viviste un tiempo en París, ¿Qué rescatás de esa experiencia?
La cultura francesa es encantadora y amo la ciudad. Es antiquísima y majestuosa. Te inhibe y desinhibe al mismo tiempo. Tiene unos espacios verdes divinos como el Place Vendôme. También Recuerdo un mini restaurante cerca de allí donde comía delicioso, se llama Ma Salle à Manger. El año pasado me fascinó tanto que estudié el idioma y aunque ahora estoy con menos tiempo, trato de sostener el hábito. Estaba tan impresionada con París que pensé que me costaría sorprenderme con otra ciudad, pero hace poco por trabajo conocí Roma y me dejó sin aliento. Tanta historia, tantas cosas maravillosas me descolocaron.
«Me gusta ir al cine, al teatro y la gastronomía. Hace poco fui a ver la obra Venus y Adonis en el Teatro Abasto. Es un poema de William Shakespeare y está tan bien contado que fue como asistir a una clase magistral. También me gusta cocinar, voy mucho a comprar al Barrio Chino o me traigo cosas cuando viajo.»
Tu novio DJ Jerónimo “Momo” Turek va girando por todo el mundo, ¿Te gusta acompañarlo?
Sí y hemos viajado un montón. Ahora está en Europa y Rusia, pero yo tengo mis cosas y por eso prefiero seguir ligada a Buenos Aires. Igual no me pesa, hay mucho por hacer acá. Veo gente muy talentosa, relacionada al cine o al teatro, que aún habiendo ganado premios en festivales sigue quedándose para indagar en el país.
¿Cuál es tu mejor forma de disfrutar el tiempo?
Me gusta ir al cine, al teatro y la gastronomía. Hace poco fui a ver la obra Venus y Adonis en el Teatro Abasto. Es un poema de William Shakespeare y está tan bien contado que fue como asistir a una clase magistral. También me gusta cocinar, voy mucho a comprar al Barrio Chino o me traigo cosas cuando viajo. Por ejemplo, una sal de trufas que conseguí en Italia. Soy vegetariana entonces priorizo ese tipo de comidas. Si pido delivery elijo sushi en Tenkuu, si salgo a comer me encanta ir a Buenos Aires Verde, a Green Bamboo y a Sucre.
«La única parte que me gusta de la moda es cuando se mezcla con lo artístico. No soy muy esteta, de hecho me resulta vanidoso y vacío. Pero cuando hay piezas de indumentaria originales, bien hechas y bellas, es algo que aprecio.»
¿Cómo es tu relación con la moda?
La única parte que me gusta es cuando se mezcla con lo artístico. No soy muy esteta, de hecho me resulta vanidoso y vacío. Pero cuando hay piezas de indumentaria originales, bien hechas y bellas, es algo que aprecio. Me tocó conocer gente muy talentosa que vuelca en el diseño su espíritu creativo. Jessica Trosman me gusta de verdad lo que hace, más allá de que es mi suegra. También me encanta Pablo Ramirez. Hay muy buenas opciones en Argentina.
Para llegar adonde querés, ¿Tomás el camino más directo o el más largo?
No juzgo a quiere busca alcanzar su meta rápido. Mi personalidad no se bancaria salir a hacer algo sin haberme formado. No hablo solo de la actuación o el modelaje. Me resulta importante no atravesar las cosas para poder ir hacia un horizonte creativo. Si me esfuerzo es porque lo creo necesario.
«París me fascinó tanto que estudié el idioma y aunque ahora estoy con menos tiempo, trato de sostener el hábito. Estaba tan impresionada que pensé que me costaría sorprenderme con otra ciudad, pero hace poco por trabajo conocí Roma y me dejó sin aliento.»
¿Tenés cierta afinidad por lo espiritual?
Sí. Creo que nuestra vida es un eco de cómo estamos. Trato de estar en un estado de equilibrio, no es fácil, no digo que me salga todo el tiempo pero lo intento. Tengo buenos y malos momentos, pero trabajo para balancearlos. Además voy a meditación y hago una terapia que no solo aborda desde lo psicoanalítico, sino desde la práctica con cuencos tibetanos.
¿Cuáles son tus deseos hoy?
A veces fantaseo con que el día dure 48 horas porque hago un millón de actividades. Estoy muy enfocada, sobre todo en proyectos referidos a la actuación. Tomé mucha conciencia del que tiempo vuela y por eso es necesario activar ya. Tengo ganas de manifestar lo que tengo dentro con seguridad y entereza, pero sin perder la tranquilidad de disfrutar el camino al máximo.
LA ENTREVISTA Y LAS FOTOS FUERON REALIZADAS EN EL DIVINÍSIMO HOTEL FOUR SEASONS ¡GRACIAS!