ESTAS SON LAS MEJORES BARRAS PARA TOMAR WHISKY EN BUENOS AIRES (Y REFUGIARTE EN EL INVIERNO)

 

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En el Oak Bar se toman los mejores whiskys en un ambiente de elegancia

 

ESTAS SON LAS MEJORES BARRAS PARA TOMAR WHISKY EN EL INVIERNO (Y REFUGIARTE EN EL INVIERNO)/POR DELFINA KRÜSEMANN

Tardó, pero al final el frío llegó y, por unos meses, no quedará otra más que hacerle frente con nuestro outfit más abrigado… ¿o no? Es que quizás sea posible escaparle, o hasta disfrutarlo. La estrategia malevense: celebrar que se trata del mejor momento del año para adentrarse en el acogedor y tórrido mundo del whisky, bebida que en los últimos diez años, a nivel mundial, empezó a recuperar el terreno perdido y hoy vive una segunda época dorada. Buenos Aires se sumó a la tendencia y ahora podés encontrar una buena (aunque todavía puede crecer más) variedad de bares para disfrutar del elixir favorito de Don Draper. Tanto para debutantes como para connoisseurs, la barra está servida.
 

1) WHEREVER BAR: WHISKY ON THE ROCKS & ROLL / FRAY JUSTO SANTAMARÍA DE ORO 2476 – PALERMO

 
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Inaugurado en 2006 por dos amigos que después de un viaje por Irlanda se dieron cuenta de que no había un bar de whisky como los de allá en Buenos Aires, Wherever es un lugar que enseguida deja en claro cómo es la cosa. Una pizarra de bienvenida anuncia las propuestas vigentes: “Viernes de rock & whisky”, “Tour de whiskies con chocolates”, “Domingo: bartender invitado”, “Recomendado: El Pacto (whisky escocés, pomelo, aperol, azúcar)”. O sea, buena música, gastronomía y coctelería inspirada en sus viajes (¡hay fish and chips!) y un toque de experimentación. Con ese mix, Wherever se convirtió en un bar de culto de clara impronta rocker – lo dice también la placa a la entrada que reza “Joey Ramone Place” y, desde ya, la música estridente non-stop de los Stone Roses, The Smiths, Morrisey y demás leyendas británicas.
Casi diez años después, Nicolás Martínez y Leo Mignolo siguen atrás de la barra de unas 200 botellas de whiskies (una de las más completas e imponentes de la ciudad), entre escoceses como Century of Malts, Glendronach, Ballantines 30 años y Aberlour 12 años; americanos como Blantons; e irlandeses como Jameson 18 años, Bushmills 16 años y Powers. Desde ahí, ellos comparten sus anécdotas y saberes; seguramente por eso el público habitué prefiera quedarse por esa área, parados y en grupo, en vez de sentarse en los sillones de cuero negro tipo Chesterfield que suelen quedar libres para las parejas en plan arrumaco. Ya lo dice su nombre: acá se impone un aire relajado, despreocupado. Ideal para disfrutar al piacere propio.
 

2) EL OAK BAR DEL PALACIO DUHAU – PARK HYATT: SENTITE UN VERDADERO MAD MEN (O WOMAN) entre etiquetas de lujo / AVENIDA ALVEAR 1661 – RECOLETA

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Los hoteles internacionales suelen tener barras intachables, y el Alvear y el Faena sin duda podrían haber entrado en esta lista. Pero, a efectos de la experiencia más completa del rubro, el Oak Bar del Palacio Duhau – Park Hyatt no tiene rival. Ingresar al salón es como transportarse a otro mundo. Para empezar, porque sus paredes están recubiertas de paneles de madera tallados del 1600, originales de un castillo de Normandía, que Luis Duhau (en una de esas excentricidades propias de la Belle Époque porteña) compró y se hizo traer para adornar su estudio. Ahora, a estos exquisitos paneles se le suma toda la elegancia y el servicio de primera de uno de los mejores hoteles de Buenos Aires. No me sorprende entonces que la mayoría de los habitués sean locales de impecable traje y extranjeros bon vivants quienes, en los días de semana, desde las cuatro de la tarde ya empiezan a ocupar los sillones de cuero – tan solo veinte, y otros ocho lugares en la barra, hacen a la capacidad total del Oak Bar.
¿La carta de whiskies? De lujo, claro. La barra es un desfile impecable de más de 40 etiquetas: están los Jims, los Jacks, los Johnnies y los Jamesons premium de rigor, pero también vas a encontrar joyitas de Macallan y Salut Royale, aunque los whiskies que recomienda la bartender Florencia Álvarez te van a sorprender con su final ahumado, provenientes de las islas del sur y oeste de Escocia: Ardbeg y Jura. También hay algunos selectos cócteles que se renuevan cada estación; la colección de invierno incluye el fresquísimo Scottish Sour (whisky de grano, gin, malbec, clara de huevo, almíbar de cáscara de naranja y jugo de pomelo. y el Palacio (whisky americano, jerez, almíbar de lemongrass, miel de cardamomo, pepino y frutilla).
La nota final del Oak Bar: su espectacular chimenea, también de madera tallada, que por esta época ya empieza a prenderse. Entre el chasquido del fuego y el murmullo tenue que mezcla acentos de locales y extranjeros, acá vas a vivir la experiencia más clásica del whisky, bien al estilo fifties que puso de moda la serie Mad Men.
 
 

3) NICKY HARRISON: LA MECA DE LA MIXOLOGÍA EN UN SPEAKEASY QUE ES UN VIAJE EN EL TIEMPO/ MALABIA 1764 – PALERMO SOHO

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Si el Oak Bar es como estar en otro mundo, pasar una noche en Nicky Harrison es viajar en el tiempo, específicamente a los años 20. El speakeasy por lejos más logrado de la ciudad ya no será tan secreto (en parte, por reseñas como la nuestra), pero conserva su mística de exclusividad. Pero, como lo explica Andrés Rolando, uno de sus dueños: “No somos un bar elitista, pero queremos cuidar cada detalle para darle una experiencia de calidad total a nuestros clientes, que va más allá de lo que están tomando”. Andrés no miente ni exagera: no termino de abrir la puerta (ah, el piso de madera que cruje levemente y su aroma delicioso a añejo…) y ya Steve Tardy, encargado de Nicky, sabe perfectamente quién soy, me recibe con una sonrisa y me lleva a mi mesa, “la mejor del lugar”, me revela por lo bajo. Es que desde mi ubicación tengo una vista privilegiada de la barra donde, cual escenario teatral, los bartenders (caracterizados con tiradores, moños, bigotes y barbas) dan vida a su arte: en sus malabares cuidados con absoluta meticulosidad, ya sea decorando el vaso con unas hojas de albahaca o “prendiéndolo fuego”, el esmero que le ponen a la elaboración de cada cóctel me impresiona.
El punto fuerte del bar es sin dudas su coctelería y, para los novatos, probar el whisky por primera vez “disfrazado” en un trago puede ser la mejor manera de encontrarle la vuelta. Este es mi caso, y la verdad, se me hace difícil elegir entre las opciones de la “Old Fashioned Family”: hay con canela, con naranja, con coco y hasta con banana. Al final, sigo la recomendación de Steve y voy por un “Harrison Special”, el Chivas Spiced Honey que lleva whisky de 12 años, miel, pomelo rosado, jengibre y aceite de pimienta ($120). Mi veredicto: “QUIERO MÁS”. Eso es lo genial del lugar: gracias a esa atención tan personalizada que se preocupan por preservar, los bartenders pueden saber al instante el feedback de los clientes, y por eso se la pasan experimentando, probando cosas nuevas… Parece que el último hitazo fue un Old Fashioned ¡con panceta!
 

4) PRADO Y NEPTUNO: MARIDANDO LOS MEJORES HABANOS CON WHISKY EN UN LOCAL EXQUISITO/ AYACUCHO 2134 – RECOLETA

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Este cigar bar boutique abre todos los días a las diez de la mañana (excepto los domingos, que lo hace después del mediodía) y, aunque suene increíble, ya desde esa hora comienza a recibir a sus clientes, fanáticos acérrimos de los habanos. No hace falta decir que, para estos viciosos frecuentes, la figura del bartender es clave, y acá Emanuel Giacone cumple su rol de asesor y conversador a la perfección.
En la decoración (a cargo del arquitecto Julio Oropel) se destacan las sillas y mesas de estilo escandinavo, y completan la ambientación las melodías cubanas; pero lo que mejor caracteriza a Prado y Neptuno es, obviamente, una nube de humo imperturbable, que despide ese aroma inconfundible de un puro que se extingue sin prisa, elegante entre los dedos de algún experimentado – o tembloroso en las manos de un amateur.
La barra de whiskies es reducida (hay que decirlo, acá la estrella es el ron), si bien cumple su propósito: ofrecer las etiquetas justas y suficientes para ofrecer el célebre maridaje de la bebida con los habanos. Cubanos, desde ya, pero también dominicanos, nicaragüenses, hondureños… Claro que el tabaco de las tierras de Castro es el más pedido: en todos sus tamaños y presentaciones, el bar ofrece marcas como Romeo y Julieta, Montecristo y Partagás – las primeras empresas emblemáticas de la isla que iniciaron la elaboración artesanal. “El whisky y el habano van muy bien, la idea es que la bebida no limpie el paladar sino que lo potencie y la intensidad de la bebida, con sus notas de madera y ahumadas, es ideal para fumar”, dice Juan de la Cruz Policella, uno de los dueños, y a continuación me recomienda que, para dar la primera pitada, encienda un Francisco de Miranda y lo acompañe con una medida de Johnnie Walker Platinum.
 

5) EL MUSEO DEL WHISKY: UNA DE LAS COLECCIONES WHISKERAS MÁS GRANDES DEL MUNDO Y SALONES POR MARCA (O SEA, ESTO ES UN DISNEY DEL WHISKY)/ MONROE 3982 – BELGRANO R

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No puedo hablar del máximo reducto del whisky de la Argentina sin referirme brevemente a Miguel Ángel Reigosa, su creador. Este apasionado vitalicio (confiesa que empezó a tomarlo a los 14) es no solo el impulsor número uno de la bebida en el país a través de la asociación Whisky Malt Argentina, sino que además es el mayor coleccionista privado de botellas del mundo. Su impresionante antología de 2.900 botellas solo es superada por la Scotch Whisky Experience en Edimburgo, pero Miguel hace cuentas y se regocija en la posibilidad (para él, una certeza) de empatar y ganar para 2016 – “solo” 450 etiquetas lo separan del podio, un número que a él no lo amedrenta para nada.
Después de años en el Café de los Incas, a fines de 2014 Miguel pudo mudar su bar a una casona reciclada de Belgrano R, sumando además un restaurante, salones dedicados a diferentes marcas (Johnnie Walker, Glenfiddich y Chivas), un local de venta de botellas y un piso entero para exponer su colección. De más está decir que hay piezas increíbles, fantásticas y también bizarras, como el whisky con forma de Elvis Presley o la edición limitada para conmemorar el casamiento real del Príncipe Carlos con Diana Spencer.
Indiscutiblemente, esta es la mejor barra de Buenos Aires en calidad y variedad (¿whisky japonés? ¡check!, ¿agua marca William Wallace, especialmente elaborada en Santa Fe con propiedades que hacen que potencie los aromas del whisky? ¡double check!), y una visita obligada para los que quieren tomarse el whisky en serio.
Fotos: gentileza lugares mencionados.