¿Alguna vez se te cruzó por la cabeza que el vino que tomás está influenciado en su elaboración por la fuerza de los planetas y las estrellas? ¿Que no sólo importa la ubicación geográfica sino también el ritmo que impone el baile entre la tierra, el sol y la luna? Voy más allá: que también influyen la existencia de todos los planetas y el ritmo del zodíaco. No estamos hablando de cuestiones metafísicas sino de la Agricultura Biodinámica, una forma orgánica que escucha los movimientos de la tierra y el devenir de los planetas para hacer mejores vinos.
En 1924, el pensador austríaco Rudolf Steiner entregó al mundo una serie de ocho lecturas, sentando las bases de un nuevo pensamiento acerca de la relación de la tierra y las fuerzas de la naturaleza. Él mostró como la buena salud del suelo, planta y animales dependen de la reconexión consciente de la naturaleza con las fuerzas creativas del cosmos. La finca se considera una totalidad orgánica, viva y dinámica. Las distintas actividades, componentes y estructuras de la finca actúan como órganos del cuerpo humano.
La palabra biodinámica proviene de las palabras griegas Bios y Dyn que significa “fuerza vital”. Todo viñedo es observado en su individualidad, sumando su entorno formado por plantas y animales para emular a la naturaleza y crear un ambiente autosustentable. Su bandera flamea alto con un único objetivo: cuidar a la Tierra para las futuras generaciones.
«Alguna vez se te cruzó por la cabeza que el vino que tomás está influenciado en su elaboración por la fuerza de los planetas y las estrellas? ¿Que no sólo importa la ubicación geográfica sino también el ritmo que impone el baile entre la tierra, el sol y la luna? Voy más allá: que también influyen la existencia de todos los planetas y el ritmo del zodíaco.»
Algo importante en esta corriente es la individualidad, entendiendo que cada viñedo es un individuo diferente a otro y con su propia entidad, algo así como los renombrados single vineyards. Su meta principal es crear un ecosistema único y autosustentable. Esto es alcanzado por la construcción y mantenimiento de la fertilidad del suelo a través de la utilización del mágico compost y la sana rotación de los cultivos. Su cultura Bio lleva a la no utilización de fertilizantes, pesticidas, herbicida, fungicidas, hormonas o antibióticos.
Más allá de que parezca un cuento de la infancia, estos viñedos son visitados anualmente para ser re-evaluados y la duración de los contratos de certificación también son anuales. Deben estar libres de los elementos prohibidos durante 36 meses y bajo la gestión biodinámica durante 12-24 meses. En la actualidad Demeter, es la única organización de agricultura ecológica que ha creado una red mundial de organizaciones individuales de certificación.
«Algo importante en esta corriente es la individualidad, entendiendo que cada viñedo es un individuo diferente a otro y con su propia entidad, algo así como los renombrados single vineyards. Su meta principal es crear un ecosistema único y autosustentable.»
Diversidad de plantas: este factor juega un rol primario dado que provee un hábitat natural que se incorpora al ecosistema. La diversidad ayuda a emular la naturaleza y a disminuir los problemas de pestes. Un ejemplo de ello son los campos de lavanda, huertos de olivos, nogales y plantas autóctonas que interactúan con los viñedos.
Cultivos de cobertura: son beneficiosos para albergar en las filas de viñedos nutrientes tan importantes como el nitrógeno. También ayudan durante las fuertes lluvias y acumulan humedad durante los períodos secos. Por último, son forraje para los animales de la granja.
Rotación de cultivo: enriquece el suelo y promueve insectos beneficiosos, mientras que reduce la compactación del suelo y recicla los nutrientes de la planta.
Compost: ¡vas a tener que comprender que todos está en el compost! Es el remedio de la tierra. Contiene estiércol de vaca, cabra, oveja, más vegetales, sumado a preparados de diferentes hierbas tales como alcanfor, manzanilla, valeriana, diente de león, ortiga y corteza de roble.
Vida animal: cabras, vacas, ovejas y gallinas. Todas ellas se alimentan y retroalimentan a la tierra con su guano. Nos nutren con su carne, nos alimentan con su leche, sus huevos y hasta nos abrigan con su lana.
Tés homeopáticos: hay dos preparaciones esenciales en la biodinámica, el cuerno de sílice y el de estiércol. Estos deben provenir de vacas (hembras), luego son enterrados en el suelo durante el equinoccio de otoño y desenterrados en el de primavera. Tienen gran influencia en el desarrollo de la vida de microorganismos cuando es aplicado.
Cuerno de sílice: su nombre es BD 501 y está preparado a partir de cuarzo, envasado dentro de un cuerno de vaca y enterrado durante la primavera y el verano en lugares estratégicos. Luego es desenterrado y aplicado como spray sobre la superficie foliar para estimular y regular. ¿Por qué? Cuando el cuarzo cae sobre las hojas de la viña, la luz se refleja sobre sus prismas estimulando la fotosíntesis y la formación de clorofila. El resultado es obtener frutas de mejor color y sabor.
Fuerzas vivas: la hora del día, el día del año y los ciclos lunares juegan un papel primordial en la biodinámica. Ésta concepción universal es una corriente muy antigua. El ritmo de la luna al lado de los eventos celestiales afecta al crecimiento de la planta y su formación.
«Fuerzas vivas: la hora del día, el día del año y los ciclos lunares juegan un papel primordial en la biodinámica. Ésta concepción universal es una corriente muy antigua. El ritmo de la luna al lado de los eventos celestiales afecta al crecimiento de la planta y su formación.»
1) Ernesto Catena Vineyards en su Finca Nakbé (ver la crónica de Cay Vidal Buzzi en MALEVA, por ejemplo, ha desarrollado una vitivinicultura sustentable que crece en armonía con la naturaleza para obtener los mejores resultados. Cada rincón de la finca está diseñado con un concepto estético. Un sin fin de jardines rodean a la bodega incitando a descubrirlos. Cuentan con rosedales, huerta orgánica, colmada de hortalizas y plantas aromáticas. Circunda este centro solar un bosque de álamos y otras especies autóctonas como acacias, robles, fresnos, coníferas, nogales de pecan, sauces, entre otras. También plantas xerofíticas adaptadas al bajo requerimiento hídrico, como jarillas, olivillos, espinillos y algarrobos. En los corrales de pasturas naturales galopan potrillos manifestando la energía desbordante de su plena juventud. En su laguna nadan patos de diversas especies que se encuentran infundidos por el clima de sosiego que los ronda. Mientras tanto, una familia de llamas corre libres por la finca. En fin, la Finca Nakbé engloba una riqueza de fauna y flora que se encuentra inmersa en un universo de ensueño, enmarcado por una imponente cordillera de los Andes, que agasaja los sentidos de quien la visite.
2) La Bodega Colomé, en Salta, es pionera en la implementación de los principios de la Agricultura Biodinámica en nuestro país, recibió la certificación Demeter que garantiza una producción y procesamientos biodinámicos consistentes con los más altos estándares. Colomé tiene como filosofía, el compromiso de implementar la agricultura biodinámica, más allá de no utilizarlo como una herramienta de marketing.
3) Pierro Incisa della Rocchetta compró fincas de Pinot Noir de 1932 y 1955. Con la incorporación de los recién plantados Chardonnay, Chacra aprovecha el suelo de mayor contenido de tiza y el clima más frío, condiciones ideales para ambos varietales. Rocchetta utiliza sólo métodos de elaboración naturales y biodinámicos.
Esto de trabajar siguiendo las fuerzas naturales, acompañarlas en su devenir y plegarse a sus magnánimos resultados parece ser una tarea ardua, pero no por ello imposible. Veo en éstos emprendedores colocar los primeros ladrillos para salvar a nuestra madre tierra. El fin de éste artículo es lograr informarlos para que poco a poco vayamos inclinando la aguja hacia un mundo más equilibrado. Y a no olvidarse de las palabras griegas Bios y Dyn que significa “fuerza vital”.