Por Paula Eleod – texto y fotos –
Buenos Aires hace 400 años, pampa húmeda, Riachuelo, querandíes. Buenos Aires antes de ser Buenos Aires. Buenos Aires colonial. Buenos Aires hace 100 años. Buenos Aires francesa. La cara de la ciudad fue cambiando, se fue haciendo liftings, pintando capa sobre capa. Pero si hurgamos un poco sobre la faz de las cosas encontramos signos y marcas de su historia. A fines del siglo XIX y principios del XX Buenos Aires comenzó a ser pensada y estructurada a lo París de Haussmann (el arquitecto que diseñó la París moderna). El rostro porteño comenzó a mutar de recovecos coloniales a las paralelas racionalistas, diagonales, avenidas anchas y rectas. Orden, progreso. Pero en ese gran planteo de ciudad quedaron algunos resabios que de algún modo son errores encantadores: los pasajes.
Los pasajes fueron a su vez pensados como el pasaje (valga la redundancia) de una burguesía que antes habitaba en espacios cerrados y de pronto empezó a volverse más cosmopolita, dado que es un espacio a mitad de camino entre galería y calle, un espacio protegido y hasta techado. El habitante natural de los pasajes es el flâneur, figura parisina emblemática e intraducible que significa algo así como un paseante urbano que encuentra placer en el mero pasear (costumbre muy de la capital gala). Al flâneur lo realzó el poeta romántico Charles Baudelaire, para quien esta caracterización correspondía a los observadores apasionados con alma de detectives y a curiosos por la linda vida. Walter Benjamin recupera la figura del flâneur y ahonda más profundamente en su naturaleza: para él se trata de un producto singular de la vida moderna y la revolución industrial, describiéndolo como un burgués diletante, distanciado pero enormemente sagaz.
Maleva eligió cinco pasajes porteños ideales para hacer aflorar al flâneur que se lleva adentro. Todos son deleitables recovecos y grandes voceros de la historia urbana.
PASAJE BOLLINI (Entre Pachecho de Melo y French, barrio de Recoleta)
Este pasaje se encuentra en pleno barrio de la Recoleta, entre Pacheco de Melo y French. En 1874, a causa de la peste, varios inmigrantes fueron trasladados a estos terrenos, en su momento parte de la quinta de los Bollini. Construyeron viviendas modestas y armaron pequeñas chacras por lo que el pasaje se conocía como Calle de la Feria ya que vendían allí los productos que cosechaban. Décadas más tarde, el pasaje atrajo locales de otro tipo, donde abundaba el alcohol y el malevaje, el famoso Palermo inmortalizado por Jorge Luis Borges, el lugar del cuchillo y la guitarra, el truco, las quintas, los conventillos y burdeles, el truco. Hoy en día las humildes casas de los primeros habitantes han sido redecoradas y son un lujo de silencio y bohemia en medio de un barrio poblado de edificios y torres altas. Hay un famoso bar, La Dama de Bollini, donde se organizan encuentros poéticos, recitales de boleros, tango o jazz y muestras de arte visual, también hay parrillas, centros culturales, y envidiables y pintorescas viviendas particulares.
PASAJE BAROLO (Avenida de Mayo 1370, barrio de Congreso)
Ubicado en la Avenida de Mayo al 1370, el pasaje Barolo es una cosa extraordinaria por donde se lo mire: construido en 1923, por el arquitecto Mario Palanti, encargado por Luis Barolo, está inspirado en la divina comedia de Dante. Convencidos de que pronto en Europa iba a estallar una guerra arrasadora, Barolo y Palanti querían trasladar las cenizas de dante Alighieri de Italia al palacio. La idea era colocarlas debajo de la escultura de bronce ubicada en la bóveda central, alineada con la cúpula del palacio que a su vez se alinea con la Cruz del Sur los primeros días de junio. Para ello erigieron este monumental palacio, basándose en la sección áurea y el número de oro, siguiendo la estructura de la divina comedia: la planta baja es el infierno, los primero 14 pisos el purgatorio y luego el Paraíso. Para el ojo no entrenado el edificio podría tratarse de arquitectura de art nouveau o art decó, pero se trata de un estilo único y ecléctico elaborado por Palanti, con claras tendencias hacia lo gótico y reminiscencias del arte islámico de la india. Las alusiones a la obra de Dante son múltiples: tiene nueve bóvedas en la planta baja, representando las nueve jerarquías infernales, sus 100 metros de altura representan los 100 cantos de la divina comedia. La cúpula, inspirada en un templo de la India con alusiones al tantra, representa la unión de lo masculino y lo femenino, de Beatrice y Dante. En su momento fue el edificio más alto de la ciudad, y el faro ubicado en la cúpula se hacía luces con su edificio hermano gemelo construido en Montevideo. Allá por 1923 el faro también supo transmitir el resultado de la pelea del siglo entre Firpo y Dempsey.
PASAJE RIVAROLA (Entre Bartolomé Mitre y Juan Domingo Perón, barrio de San Nicolás)
El pasaje Rodolfo Rivarola une las calles Bartolomé Mitre y Juan Domingo Perón, en el barrio de San Nicolás. Fue construido en 1924 por la compañía de seguros La Rural, por lo que en su momento era conocido como el pasaje La Rural. El proyecto fue encargado a los arquitectos Petersen, Thiele y Cruz; y las obras estuvieron a cargo de la constructora alemana GEOPÉ. Recién en 1957 se cambio el nombre de a Rodolfo Rivarola, en homenaje al intelectual de la Generación del ’80. El pasaje tiene ocho edificios de viviendas, cada uno de 5 pisos de alto y en las cuatro esquinas se erigen cúpulas. Uno de sus mayores atractivos es el hecho de que los frentes de los edificios son totalmente simétricos. La preservación del estilo francés de la arquitectura así como la casi nula contaminación visual lo han vuelto una de las locaciones predilectas para filmaciones nacionales e internacionales.
PASAJE DEL CORREO (Vicente López 1661, barrio de Recoleta)
Otro pasaje ubicado en el barrio de la Recoleta, conocido también como el pasaje Suizo, en Vicente Lopez al 1661. Construido en 1920 por el italiano Felipe Restano fue estructurado en un primer momento con fines residenciales. Poco a poco las viviendas unifamiliares fueron transformándose en comercios, restaurantes y centros culturales. Hoy en día funciona allí El estudio, el taller de teatro de Julio Chávez y el estudio de danza de Ricky Pashkus y Vivian Luz, un taller de arte, tiendas de ropa, una peluquería, centro de terapias alternativas y yoga. El edifico de dos plantas cuenta con 21 viviendas, decoradas con pequeños balcones franceses, ventanas especialmente diseñadas y traídas desde Boston y un abundante uso de pinotea, ladrillo y piedra, todo conservado prolijamente. Como bien indica su nombre, allí funcionó el correo por muchos años, pero sólo su nombre y un buzón de correo en la entrada quedan como prueba fehaciente de su existencia.
RUE DES ARTISANS (Arenales 1239, barrio de Recoleta)
Fue construido en el año 1887, uno de los pasajes más antiguos de la ciudad, por el arquitecto Giuseppe Bernasconi. El pasaje se encuentra sobre Arenales al 1239 y sobre Libertad al 1240, ya que originalmente tenía forma de L, pero cuenta la leyenda que una riña familiar hizo que se separe en dos, el lado que desemboca en la calle Arenales fue restaurado con toques parisinos, mientras que el que da a la calle Libertad tiene influencias de la Toscana. En los mismos, hoy existen galerías de arte, casas de antigüedades, locales de muebles y otros de diseño e indumentaria. La calle de los artesanos sigue haciendo honor a su nombre albergando locales de muebles, de diseño, indumentaria, galerías de arte y casas de antigüedades. Como el local de zapatos de tango de Alicia Muñiz “Comme il Faut” y el taller y galería de arte de la artista Christel Kuker que se encontraron a gusto entre los pequeños balcones franceses adornados con macetas y los faroles originales de hierro, otorgando un look verdaderamente parisino.
Hubo que seleccionar, pero por suerte Buenos Aires tiene muchos otros pasajes geniales que, lejos del abandono de otras épocas, se convirtieron en algunas de las calles con más identidad, atractivo y propuestas de valor. Maleva seguirá buscando eso lindo de la ciudad. Esas dimensiones bonitas al alcance de quien quiera verlas. Habrá nuevas capturas. ¿Para ustedes qué pasajes vale la pena conocer?