Sí, por supuesto que la postal es tentadora. Arena blanquísima, agua turquesa y con la calidez suficiente como para zambullirse sin miedo y un sol rutilante. Sin incluir, claro, las miles de tiendas y las incontables bolsas de shopping con las que los turistas promedio suelen volver a sus hoteles. Pero Miami, una de las ciudades más visitadas por los argentinos, es mucho más que un cliché noventoso. Para aquellos con ganas de conocer un costado más sensible, más sutil y hasta más trendy (si alguien sabe de tendencias, es Alan Faena que apostó fuerte inaugurando un distrito propio y un espacio de arte que va a dar que hablar) de este destino, he aquí un recorrido con otra óptica y enfoque, en una Miami que está más interesante y atractiva que nunca.
Es posible que este barrio sí figure en las guías turísticas. Es que si se toma en cuenta el crecimiento de Miami como punto de influencia del arte mundial (algo por lo que hizo mucho la feria anual Art Basel Miami, que sucede aquí), es seguro que esta zona esté en el mapa. Con más de 70 galerías, museos y colecciones, sus calles otrora tranquilas y rodeadas de almacenes son hoy puro bullicio y excitación. Llaman la atención, por ejemplo, sus murales gigantes decorados por artistas reconocidos como Shepard Fairey (el autor del famoso cartel tipo arte pop para la campaña de Obama que rezaba “Hope”). ¿Qué hacer aquí? No dejarse intimidar y entrar en cuanta galería, museo y colección tiente, sin perderse la oportunidad de hablar con algunos de los artistas presentes y así ser un poco parte del efervescente mundo del arte. Y cuando los pies estén cansados, entrar a comer al Wynwood Kitchen and Bar, un restaurante donde la cocina latina y las obras de arte coquetean en un perfecto romance. También hay que estar atentos al Faena Forum, el espacio de arte que va a inaugurar Alan Faena a fines de este año. No está en Wynwood, está en Miami Beach, pero promete convertirse en estación obligada del circuito arty de la ciudad.
«Con más de 70 galerías, museos y colecciones, las calles de Wynwood, otrora tranquilas y rodeadas de almacenes son hoy puro bullicio y excitación…y cuando los pies estén cansados de caminar este barrio, hay que entrar a comer al Wynwood Kitchen and Bar, un restaurante donde la cocina latina y las obras de arte coquetean en un perfecto romance.»
Este barrio es un gran ejemplo de visión. Es la que tuvo el agente de bienes raíces Craig Robins cuando, promediando la década del 2000, compró varios edificios venidos a menos en la zona y convenció a diseñadores independientes de mudarse allí. En poco tiempo, pasó de ser un lugar de antiguos almacenes y casas humildes a un barrio que derrocha estilo y vanguardia. Se encuentra al lado de Wynwood y bien puede ser un paseo continuado, porque ofrece más de 130 galerías de arte, salas de exposiciones, tiendas de antigüedades, restaurantes y bares. Aunque se diferencia por la inclusión de la moda de alta costura: Christian Loubotin fue el pionero, pero lo siguieron otras casas como Louis Vuitton, Prada y Hermès. Y sí, también hay lugar para el diseño independiente y los hallazgos fascinantes, tanto en moda, como en arte y decoración. En este último rubro, un dato: el espíritu retro cobra aquí su mejor y más exquisita versión.
Esta posiblemente sea la versión más familiar de Miami de todo este listado, dado su paisaje ubicado junto a la bahía. Originalmente fundado en el 1800 (es la zona más antigua de la ciudad), Coconut Grove sigue siendo un pueblo con encanto. Pero aunque clásico, no es tan visitado por los turistas, y lo que se pierde en ese olvido es mucho. Es que esta es una pequeña aldea bohemia en la que cada tanto se encastran cadenas de restaurantes conocidos, pero ni aún así pierde la gracia de sus cafés, bares, galerías y boutiques independientes, que parecen suspendidos en el tiempo. Su ambiente relajado y natural se extiende también hacia sus parques, entre los que se destacan el Peacock, el Kennedy y The Barnacle Historic State Park. Y hacia el barrio West Village la historia cobra vida en un ambiente similar al de Little Havana y Little Haití, porque allí se ubican los descendientes de las Bahamas y afroamericanos de los primeros colonos de la zona. Con ellos habrá que charlar para atisbar un poco de aquella Miami de fin del siglo XIX, tan distinta de esta versión a puro shopping, sol (y algo de arte).
Fotos: gentileza Hoteles.com
En Miami, los latinos están en todas partes. Pero si se quisiera buscar su origen real, nada mejor que enfilar hacia Little Havana. Aquí la cultura hispana lo impregna todo, desde los enormes murales y monumentos a héroes del pasado a los pintorescos viejitos jugando al ajedrez o dominó en la calle y discutiendo de política. Todo, musicalizado por ritmos cubanos. El súmmum de esta reunión está en la calle 8 (la principal), donde entre puestos de frutas, galerías de arte, locales de venta de cigarros y restaurantes de comida local (vale la pena probar el típico café cubano de “Versalles”, entre otros platos y bebidas), es posible sentir que uno se está internando, sin escalas, en La Habana real. Para agendar: el último viernes de cada mes se expone el programa “Viernes Culturales”, donde se ponen en escena los talentos del barrio con entrada libre y gratuita.
«Coconut Grove es como una pequeña aldea bohemia en la que cada tanto se encastran cadenas de restaurantes conocidos, pero ni aún así pierde la gracia de sus cafés, bares, galerías y boutiques independientes, que parecen suspendidos en el tiempo.»
Este es otro barrio que se formó a partir de una comunidad que debió exiliarse de su país. Pero una vez en Estados Unidos, sin embargo, hicieron todo lo posible por sentirse en casa. Y aquí parecen haberlo logrado muy bien. En Little Haiti la integración contempla galerías de arte, librerías, negocios de música regional y hasta el Centro Cultural de la Pequeña Haití, donde es posible disfrutar de espectáculos de danza y teatro típicos del país de las Antillas. Y aunque muy fiel a sus orígenes, esta es una zona que va tomando cada vez más protagonismo inmobiliario, y en los últimos años se ha convertido también en un centro floreciente de empresas independientes. Así, el paisaje actual combina compañías nuevas y empresas familiares con clásicos mercados haitianos. Un movimiento ecléctico que es observado de cerca por la estatua de bronce de Toussaint L’Ouverture, el padre de la independencia de Haití.
Agradecemos a Hoteles.com por las fotos e info para la producción de esta nota.