¿De dónde venimos? Seis momentazos que marcaron el debut de ACÁ – La Carta Argentina, en el Hipódromo de Palermo/ Fuegos prendidos, chefs y productores en una cita tête-à-tête

El Hipódromo de Palermo se corrió de su paisaje habitual y se convirtió el último finde en un mapa argentino en movimiento. El clima de la feria fue el de un plan que se arma solo: gente caminando con copa en mano, fuegos prendidos, músicos y artistas en escenarios itinerantes, productores contando su historia y un público dispuesto a probar, preguntar y llevarse algo más que una compra. Un recorrido federal.  Un vínculo directo entre quienes hacen y quienes eligen. 

¿De dónde venimos? Seis momentazos que marcaron el debut de ACÁ – La Carta Argentina, en el Hipódromo de Palermo/ Fuegos prendidos, chefs y productores en una cita tête-à-tête. Por Soledad Vallejos para MALEVA

Este 20 y 21 de diciembre, desde el mediodía hasta bien entrada la noche, ACÁ – La Carta Argentina – celebró su primera feria abierta al público, y el clima fue el de un plan que se arma solo: gente caminando con copa en mano, fuegos prendidos, músicos y artistas en escenarios itinerantes, productores contando su historia y un público dispuesto a probar, preguntar y llevarse algo más que una compra. Un recorrido federal.  Un vínculo directo entre quienes hacen y quienes eligen. 

No fue solo una feria gastronómica, fue el debut de una comunidad federal que propone unir productores, cocineros y consumidores, y que ya anunció que este encuentro en el Hipódromo fue apenas el primero de una serie que continuará el año próximo, y en distintas sedes del país. A continuación, los seis momentazos que hicieron de esta jornada única una postal de Argentina en movimiento: 

1) Cuando el Hipódromo se volvió un mapa foodie nacional

Una vez dentro del predio, lo que se imponía no era la lógica de un simple mercado sino la de un recorrido con sentido federal. Cada puesto funcionaba como una “historia mínima”, con productos tentadores y tiempo para la charla distendida sobre las materias primas y los métodos artesanales de elaboración. Harinas, quesos, aceites, frutas, carnes, bebidas y jaleas aparecían acompañados por quienes los producen, dispuestos a explicar procesos, decisiones y territorios. La idea de La Carta Argentina se volvía tangible en ese ida y vuelta. No se trataba solo de vender, sino de generar un vínculo directo entre quienes hacen y quienes eligen qué llevar a la mesa. En lugar de marcas anónimas o productos sin contexto, la ocasión invitaba a detenerse, probar, preguntar y entender de dónde viene cada cosa.

Ese espíritu atravesó toda la feria, marcó el tono del encuentro y estuvo en sintonía con la selección de proyectos que dejaba ver una Argentina productiva diversa, con saberes que combinan tradición y mucho esfuerzo; escalas chicas, medianas y una fuerte apuesta por la identidad local. 

Ese espíritu atravesó toda la feria, marcó el tono del encuentro y estuvo en sintonía con la selección de proyectos que dejaba ver una Argentina productiva diversa, con saberes que combinan tradición y mucho esfuerzo; escalas chicas, medianas y una fuerte apuesta por la identidad local. 

2) Los productores, las historias y los precios sin intermediarios

Recorrer los puestos fue entrar en universos muy distintos, todos atravesados por un fuerte impulso emprendedor. En Molino Mayal, por ejemplo, hace décadas que se perfeccionan en la molienda ancestral de granos orgánicos trabajados a piedra, con variedades antiguas como espelta, einkorn y emmer, y con una producción casi cinematográfica detrás. Cuenta Manuela Schedlbauer, líder del proyecto junto con su pareja y socio, Anton Kraus, que los molinos llegaron desde Austria en barco, en un desafío que no solo costó miles de dólares sino también unos cuantos dolores de cabeza, trámites, impuestos y trabas aduaneras. Pero el esfuerzo valió la pena, y las harinas de Molino Mayal hoy abastecen a las cocinas de panaderías y chefs muy reconocidos, como  Juan Gaffuri, del restaurante Elena, en el Four Seasons; el cocinero Donato de Santis o Narda Lepes.

«Recorrer los puestos fue entrar en universos muy distintos, todos atravesados por un fuerte impulso emprendedor»

Desde San Juan, Valle de San Juan desplegó una línea de conservas artesanales de vegetales, con pastas untables, chutneys, encurtidos y jaleas al vino pensadas para salir del frasco y mezclarse con carnes o quesos. Otro de los productores que cosechó buena repercusión fue Porco Rosso, que mostró otra cara del trabajo familiar en una empresa agroindustrial que se hace cargo de toda la cadena productiva del cerdo, desde la cría hasta la venta y con un criadero de 1.600 madres que les permite sostener calidad y eficiencia.

La Confitería Oddone llevó el espíritu de las Fiestas con su pan dulce histórico, fiel a la receta creada en 1960 por Don Dante Oddone. También estuvieron las nueces pecán de Pampa Orgánico, cultivadas desde 1996 bajo principios biodinámicos. 

Otro de los stands para los fanáticos de los quesos, yogures y lácteos agroecológicos era La Choza, cooperativa de General Rodríguez, con quesos como cuartirolo, Fynbo y Sardo a precios honestos y competitivos. También dijo presente la familia detrás del establecimiento El Parque, provincia de Corrientes, que desde hace cuatro generaciones trabajan los campos con producción de frutos y hierbas para lograr un producto saludable y nutritivo, sin utilizar técnicas de manipulación genética u otro tipo de adulteración en ninguna de las etapas de elaboración, tanto en la producción primaria, la planta, como en la secundaria, con productos como pulpa, deshidratados y congelados.

3) Armar la mesa y el regalo en un solo lugar

En la antesala de las Fiestas, la feria sumó un gesto que terminó de cerrar la propuesta: la posibilidad de armar canastas navideñas personalizadas con productos de distintos rincones del país. Mieles del Litoral, aceites cuyanos, dulces patagónicos, frutos secos pampeanos, infusiones de pequeños productores, quesos bonaerenses o gin patagónico se combinaban según el gusto de cada uno. Las canastas funcionaban como un mapa comestible de la Argentina y como una alternativa concreta al regalo importado, o menos personal, con los que se suelen resolver los obsequios navideños. El punto a favor de ACÁ llegaba con la ventaja de conocer quién estaba detrás de cada producto y de apoyar economías locales sin resignar calidad.

«En la antesala de las Fiestas, la feria sumó un gesto que terminó de cerrar la propuesta: la posibilidad de armar canastas navideñas personalizadas con productos de distintos rincones del país»

4) Comer, sentarse y quedarse un rato más

El evento no fue una feria de paso rápido. Almorzar o cenar allí fue parte del plan, y el sector de foodtrucks funcionó como un imán constante. Hamburguesas, café de especialidad con pastelería, sándwiches braseados, platos de bodegón, propuestas más sofisticadas como raclette y clásicos como el sándwich de milanesa tucumano convivieron con el fuego siempre encendido de Asado Campero, que se convirtió en uno de los puntos más concurridos del predio. Vacío, entraña y sándwich de costilla salían sin pausa, y la fila se aceptaba como parte del ritual. El resultado era un clima relajado, de mesas compartidas y charlas improvisadas.

«El evento no fue una feria de paso rápido. Almorzar o cenar allí fue parte del plan, y el sector de foodtrucks funcionó como un imán constante»

5) Música, charlas y copas que se chocan en un brindis federal

La experiencia se completó con una programación que sumó capas al recorrido. Hubo artistas y músicos en vivo, momentos de tango y folclore, propuestas pensadas para chicos y espacios de charla que invitaban a la pausa. Una de las actividades convocantes fue la cata guiada de yerba mate a cargo de Valeria Trapaga, la primera sommelier de yerba mate del mundo, que llevó al público a descubrir matices, orígenes y formas de consumo de una bebida cotidiana que Trapaga resignifica como experiencia sensorial. 

El vino también tuvo su lugar con una degustación abierta y muy celebrada. Por un valor de 10.000 pesos, el público podía alquilar una copa y disfrutar de una cata libre de vinos premium, con cepas como malbec, chardonnay, semillón, garnacha o chenin blanc, y al final devolver la copa para recuperar el dinero. Entre los brindis por las  distintas bodegas se armaban conversaciones, recomendaciones y encuentros que reforzaban la idea de feria como espacio social y no solo de venta de productos.

«Una de las actividades convocantes fue la cata guiada de yerba mate a cargo de Valeria Trapaga, la primera sommelier de yerba mate del mundo, que llevó al público a descubrir matices, orígenes y formas de consumo de una bebida cotidiana que Trapaga resignifica como experiencia sensorial»

6) La voz de la actriz Mica Riera y el eco del público

Las palabras de la gente, grupos de amigos, familias y de visitas en solitario que se animaron a recorrer la feria sin apuro, terminaron de ponerle voz al clima general del evento. Connie, llegada desde Almagro, armaba un collage perfecto del recorrido: “En Valle de San Juan probé una jalea de vino que estaba bastante copada para mezclar con una carne. Tomamos vino para degustar y empanadas tucumanas buenísimas. También probamos gin, comimos nueces, almendras… Un poco de todo y de distintas partes del país. La verdad que disfrutamos mucho. La feria me encantó, la veo como un proyecto que reúne y quiere mostrar lo mejor del producto nacional en un mismo lugar. Ojalá siga creciendo”.

En ese clima apareció también Mica Riera, actriz y voz embajadora de ACÁ – La Carta Argentina. Con su impronta fresca, Mica se animó también a dar consejos y a revelar lo mejor del encuentro: la calidad de los productos y los precios. Conocida por su trabajo en series como El amor después del amor y por su proyección como figura de la nueva escena cultural argentina, Riera funcionó como un personaje convocante. Alguien que traduce el proyecto a otro público y lo vuelve cercano. 

«Conocida por su trabajo en series como El amor después del amor y por su proyección como figura de la nueva escena cultural argentina, Mica Riera funcionó como un personaje convocante. Alguien que traduce el proyecto a otro público y lo vuelve cercano»

Cuando cayó la noche y el Hipódromo se iluminó, el escenario de La Carta Argentina cambió de vibra pero siguió en movimiento. Fue el primer capítulo de una serie de encuentros que prometen seguir ampliando este mapa de sabores, historias y comunidad a lo largo del país. Para quienes estuvieron, la sensación fue la de haber descubierto algo. Para quienes no, la certeza de que el próximo habrá que estar presente.