Buenos Aires Open House por MALEVA: siete espacios imperdibles para descubrir nuestra ciudad con otra mirada

Desde un nuevo ícono arquitectónico frente al Hipódromo hasta un pedacito de Barcelona en la Ciudad. Una oportunidad perfecta para mirar la ciudad con ojos bien curiosos, nutrirnos de aprendizajes e historias mientras conocemos emblemas de la arquitectura, desde adentro. Un recorrido para todo el fin de semana empezando con un icono brutalista hasta patrimonios y espacios que están protagonizando la nueva escena arquitectónica en la ciudad.

Ola Palermo y una terraza verde y ondulada sin comparación en Buenos Aires. 

Buenos Aires Open House por MALEVA: siete espacios imperdibles para descubrir nuestra ciudad con otra mirada. Por Justina Gastaldi para MALEVA.

OHBA es un festival de arquitectura y urbanismo pero propone algo mucho más profundo: mirar Buenos Aires desde adentro. Durante un fin de semana, más de cien edificios (algunos patrimoniales, otros contemporáneos) abren sus puertas para revelar lo que más nos suele interesar, eso que muchas veces queda oculto: las historia detrás de las fachadas, de las paredes, los secretos del diseño y lo cotidiano de los espacios donde se vive, se trabaja o a veces, sorprenden al paso. 

Gracias a la voluntad colectiva, se abren espacios públicos y privados de enorme valor arquitectónico, cultural y patrimonial, en todos los barrios de la ciudad. No hace falta inscripción (salvo algunas excepciones), y todas las actividades son gratuitas. Solo hay que llegar con tiempo, curiosidad y ganas de dejarse sorprender.

En MALEVA, elegimos siete lugares que, por su historia, su estética o su espíritu, deberías recorrer:

1) OLA Palermo: un nuevo punto de encuentro urbano (frente al Hipódromo) con un diseño que va a dar que hablar.

en donde antes había un estacionamiento olvidado, hoy se da vida a un nuevo punto de encuentro urbano. Ola Palermo rescata más del 80% de su estructura original para reinventarse como edificio de usos mixtos: oficinas (como HIT Cowork, que conocimos hace poco en MALEVA), locales, cafés, espacios al aire libre y una terraza verde repleta de vegetación. Desde rampas que conectan con el parque, hasta miradores con vistas exclusivas al Hipódromo, este nuevo híbrido entre lo público y lo privado es una joya arquitectónica que va a dar que hablar. Es un lugar para ver, caminar, que despierta ganas de perderse en sus pasillos, de sentarse en sus terrazas, de sentirse parte de una ciudad que demuestra una vez más la capacidad de reinvención mediante el diseño y la innovación. 

2) Banco Hipotecario: una de las obras más emblemáticas de Clorindo Testa (un choque furioso entre lo moderno y lo clásico).

 Monumento histórico nacional desde 1999, esta es una de las obras más emblemáticas de Clorindo Testa. Un ícono brutalista porteño donde luces, sombras y formas se entrelazan para crear una experiencia visual única. Su estructura de los sesenta irrumpe en el Microcentro como una escultura que se habita: el choque furioso entre lo moderno y lo clásico que siempre deja sin aliento a quien mira la ciudad con curiosidad.

3) Chela (Centro Hipermediático Experimental Latinoamericano): para pensar Buenos Aires desde el futuro. 

En una ex fábrica de Parque Patricios, Chela es hoy un laboratorio creativo donde conviven arte, tecnología y experimentación. Salas multifuncionales, talleres, residencias, estudios audiovisuales y propuestas que exploran el cuerpo, la ciudad y lo digital. Un espacio que respira transformación: de industria a cultura, de producción mecánica a creación sensible. Ideal para quienes buscan proyectos que piensan Buenos Aires desde el futuro.

4) Pacto Estudio: en un petit hotel modernista de 1912.

El estudio, responsable de varios spots gastronómicos, abre las puertas de sus oficinas ubicado en un petit hotel modernista de 1912, previo a la Primera Guerra Mundial. Su fachada ornamentada combina curvas y líneas, mientras que en su interior un gran patio central ilumina los espacios y los conecta entre sí. Hoy funciona como punto de encuentro entre ideas, materiales y personas. Un ejemplo de cómo la arquitectura puede dialogar con el tiempo: conservar el alma original y potenciarla con gestos contemporáneos.

5) Casal de Catalunya: una joyita modernista, un pedacito de Barcelona en tierras porteñas.

En pleno Monserrat, esta joya modernista es un pedazo de Barcelona en Buenos Aires. Con su fachada neogótica y sus vitrales, el Casal conserva la elegancia de fines del siglo XIX, pero sigue siendo un espacio vivo: sede cultural, refugio para la comunidad catalana y testimonio de una Buenos Aires cosmopolita y migrante. Entre patios interiores y columnas ornamentadas, cada rincón parece guardar una historia, un acento, una nostalgia.

6) Casa Fernández Blanco: entre lo colonial y la Belle Époque.

Fue el primer museo privado de Argentina, y todavía conserva ese aire íntimo, doméstico, lleno de objetos que cuentan cómo se vivía a comienzos del siglo XX. Remodelada en 1901 por el arquitecto Alejandro Christophersen, mezcla lo colonial y lo Belle Époque: techos de ladrillo, patios, vitrales y muebles antiguos. Visitarla es entrar a un Buenos Aires de salones, platería y música de cámara.

7) Museo de Arquitectura (MARQ): su encanto es una paradoja.

Para cerrar el recorrido, hay que visitar este espacio ubicado en Retiro. Seguramente lo viste cuando llegabas a disfrutar de un buen recital en Camping porque está ahí, a metros. El MARQ funciona en una antigua torre de agua ferroviaria de 1915, construida con ladrillos ingleses y estructura metálica. Su encanto está en la paradoja: un edificio industrial reconvertido en templo de arquitectura.

///

Fotos: son todas gentileza de Buenos Aires Open House.