Entrevista a la fundadora – arquitecta, madre, coleccionista -, de una marca que busca que el cuero se vista con la misma nobleza con la que ella diseñaba muebles inspirados en la Bauhaus/La Rando es hija de Buenos Aires: del brutalismo, de la velocidad urbana y de un estilo porteño que mezcla sofisticación con intensidad/¿Cómo es su flamante tienda en el más elegante de los paseos comerciales de Buenos Aires donde nada está librado al azar?
En el nuevo local de la Rando todo parece murmurar distinción.
«Somos el borde, el límite, la pausa»: con Gala Elman, creadora de La Rando, en su nueva boutique de Patio Bullrich «donde todo tiene algo de arte». Por María Comand. Fotos: Ana Pareta para MALEVA.
En pleno Patio Bullrich, inauguró un espacio que parece murmurar distinción: calma, permanencia, culto al detalle. La Rando nació en medio de una pandemia, cuando a Gala Elman – arquitecta, madre, coleccionista de arte –, se le cruzó la idea de que el cuero podía vestirse con la misma nobleza con la que ella diseñaba muebles inspirados en la Bauhaus.
Cinco años después, esa intuición se convirtió en una marca de culto que ya tiene locales en Recoleta, José Ignacio y ahora también en el icónico Patio Bullrich. “Subestimé lo complejo que era armar una marca – le admite Gala a MALEVA –. Son muchos procesos, mucho trabajo en equipo. Ahora que estamos acá, siento que nos pusimos el casco de Fórmula Uno”.
El borde como manifiesto.
El nombre no es casualidad: La Rando significa “el borde” en esperanto, un idioma con raíces latinas inventado para ser universal. Ese límite es la filosofía de la marca: un pie en la arquitectura, otro en la moda; un pie en lo clásico y atemporal, otro en el deseo de experimentar con artistas jóvenes y contemporáneos.
“Queríamos un nombre internacional pero no en inglés. Y también nos gusta que tenga ese halo misterioso. ¿Qué es La Rando? Es el borde, el límite, la pausa”, explica Gala. En un mundo del descarte, La Rando se planta en el borde: su revolución es el para siempre.
Cuero, brutalismo y permanencia.
El cuero fue siempre el corazón. Un material que aprendió a amar en la arquitectura y que decidió llevar a la moda. “Probamos con oveja andina, pero era irregular. Entonces migramos al cuero de oveja italiano. Eso nos dio el estándar premium que buscábamos”, cuenta Gala. La devoción por la calidad se siente en cada terminación, en la sobriedad brutalista de las prendas, en un producto que puede usarse y volverse a usar.
Con respecto a la moda, “Soy muy tranquila, me gusta tener prendas que me acompañen mucho tiempo. Me gusta una prenda versátil, noble, que la podés usar en distintas ocasiones y llevar de viaje”, dice Gala.
Gala habla en plural, porque sin equipo no hay La Rando. A su lado están Renata Maccione – directora creativa –, un grupo de diseñadoras, y gran parte de su familia. Zoe, su hija mayor y politóloga, tomó un rol clave en lo comercial y organizativo. La Rando es hoy una empresa familiar, creativa y ambiciosa donde ya no se habla de colecciones, sino de ocasiones, sensaciones y deseos.
«La Rando es hija de Buenos Aires: del brutalismo, de la velocidad urbana y de un estilo porteño que mezcla sofisticación con intensidad. Cada prenda lleva el nombre de un lugar de la provincia – Banfield, San Martín, Hurlingham – como un guiño afectuoso y un pequeño homenaje a lo nuestro. El arte también atraviesa la marca. Gala colecciona neofiguración argentina y convive con obras jóvenes y contemporáneas…»
La Rando Buenos Aires, arte y poesía.
La Rando es hija de Buenos Aires: del brutalismo, de la velocidad urbana y de un estilo porteño que mezcla sofisticación con intensidad. Cada prenda lleva el nombre de un lugar de la provincia – Banfield, San Martín, Hurlingham – como un guiño afectuoso y un pequeño homenaje a lo nuestro.
El arte también atraviesa la marca. Gala colecciona neofiguración argentina y convive con obras jóvenes y contemporáneas. “Mi gusto por el arte es muy ecléctico. No compro para guardar y especular: me interesa convivir con la obra en todos los espacios que habitamos. Ahora vamos a incorporar también piezas en la tienda, para generar conversación con artistas nuevos”, dice Gala.
Esa pasión se cuela en la tienda y en las prendas: desde poemas estampados en remeras hasta colaboraciones con escritoras como Marina Mariasch y María Blesa Blefari. “La única estampa que tenemos es una poesía, es arte”, dice con orgullo. Para ellas, ese es el lujo. Algo único, más silencioso, sensible y con significado. No es la etiqueta estridente sino la precisión por lo bien hecho.
La inspiración llega de muchos lados. “Con los viajes me inspiro mucho. París me encanta. Pero también los países nórdicos, Ámsterdam: hay un público muy inteligente, muy libre. Y claro, Italia: sofisticados, siempre a la cabeza. Me inspira el diseño en general, vengo de la arquitectura, soy observadora: todo lo que veo me nutre”, le cuenta Gala a MALEVA.
“Con los viajes me inspiro mucho. París me encanta. Pero también los países nórdicos, Ámsterdam: hay un público muy inteligente, muy libre. Y claro, Italia: sofisticados, siempre a la cabeza. Me inspira el diseño en general, vengo de la arquitectura, soy observadora: todo lo que veo me nutre”, le cuenta Gala a MALEVA…»
De la Bauhaus al mundo.
Lo que empezó en Alcorta Shopping creció a la calle Arenales, luego a José Ignacio y ahora a Patio Bullrich, con un salto de escala que multiplicó por siete la producción y el alcance de la marca. Además, La Rando ya se vende en París y Ciudad de México a través de boutiques selectas de fundadoras argentinas como Panorama y Proyecto República. “Nos gustaría abrir nuestras propias tiendas afuera – confiesa Gala –. Diseñar desde Argentina pero exportar nuestra materia gris. Hay mucho talento local y queremos mostrarlo”, sostiene.
Hoy mantienen su producción en Argentina, aunque admiten que no es fácil. “Hay una gran diferencia con lo que sucede afuera – cuenta –, Argentina es un país con poca tecnología aplicada a la moda. No es sencillo producir prendas de cuero, requieren muchas idas y vueltas, mano de obra calificada. Todas nuestras prendas están hechas artesanalmente en nuestro país”, aclara.
“No creo que sea mala palabra producir afuera, es una estrategia comercial”, explica. Les importa mucho lograr un costo competitivo y tienen una gran orientación por conocer a sus clientes y entenderlos. Esa también es en parte la clave de su crecimiento.
«Su filosofía se siente en su nuevo espacio en Patio Bullrich. “Queríamos un espacio que sorprendiera, distinto a lo obvio. En La Rando se respira perfección, sofisticación, calidez, sorpresa. Los vestidores están ocultos, la caja no es evidente, todo tiene un aire arty. Nada está librado al azar, detrás de cada decisión se pensó un concepto y un mensaje fuerte. “Queremos que todo sea artístico…»
Una boutique distinta.
Su filosofía se siente en su nuevo espacio en Patio Bullrich. “Queríamos un espacio que sorprendiera, distinto a lo obvio.» En La Rando se respira perfección, sofisticación, calidez, sorpresa. Los vestidores están ocultos, la caja no es evidente, todo tiene un aire arty. Nada está librado al azar, detrás de cada decisión se pensó un concepto y un mensaje fuerte. “Queremos que todo sea artístico. Aunque sabemos que no es lo que más vende”, admite Gala. Pero esto va más allá de lo comercial: es un movimiento cultural. La Rando propone cuidar la prenda como la interfaz que nos conecta con el mundo. Nos convoca a crear lazos duraderos, a habitar los objetos y amarlos por más tiempo.
La Rando Buenos Aires nos sumerge en una identidad porteña que combina lo racional con lo fantástico y, como su manifiesto lo expone, nos invita a habitar el cambio de velocidad con la que percibimos el tiempo y las relaciones que creamos con otros seres y también con los objetos.
Lo trascendente es poco, hermoso y tranquilo. Definitivamente, La Rando: una revolución del para siempre.