Lo que pasa en Chapa, queda en Chapa: nueve propuestas con onda y mística cuando sale la luna en Chapadmalal.

“Todo muy Chapa”: desde lugares de encuentro donde pasa de todo – buena comida, grandes músicos y un fuego como centro – hasta restós de viajeros que te cocinan pedacitos de mundo en espacios íntimos/Los clásicos están más activos que nunca, con ciclos casi todas las noches de verano/Además, sushi a puertas cerradas, una cantina “vascoitaliana” y pizzas a la leña mientras sale la luna.

Bai Bai sigue convocando fuerte, con grandes chefs y músicos, tattoos y domingos de cine independiente.

Lo que pasa en Chapa, queda en Chapa: nueve propuestas con onda y mística cuando sale la luna en Chapadmalal. Por María Paz Moltedo.

El balneario de la Costa Atlántica al que hace 20 años iban solo unos pocos, desde hace ya unos cinco se volvió uno de los lugares más elegidos por los amantes del surf, la música, los fogones y los atardeceres. Si bien creció mucho, y cada vez son más las propuestas, hay algo que hace a Chapadmalal único y singular: una mezcla entre mar y campo, naturaleza que se impone, con flores salvajes, búhos, bandadas de pájaros, caballos, vientos fuertes, olas grandes, acantilados poderosos, y gente que busca un verano más alejado de los típicos paradores, las carpas, las playas plagadas y los parlantes a todo volumen. 

«El ritmo de Chapa es más lento, más integrado a los ciclos de la luna y el sol. Quienes lo habitan y arman sus propuestas gastronómicas y nocturnas, buscan compartir y transmitir esa energía, de vivir un poco más conectado con lo que pasa en ese momento y lugar…»

El ritmo de Chapa es más lento, más integrado a los ciclos de la luna y el sol. Quienes lo habitan y arman sus propuestas gastronómicas y nocturnas, buscan compartir y transmitir esa energía, de vivir un poco más conectado con lo que pasa en ese momento y lugar. Por eso, lo que pasa en esta caprichosa selección de nueve lugares – la mística que se genera en cada uno de ellos – solo puede existir en Chapa.   

1) Bai Bai y su after cultural, gastronómico y artístico imparable.

«Al fondo del jardín de Bai Bai, donde suceden festivales alrededor de un escenario entre los árboles, Cristina Sunae pone su sello en una propuesta de cocina street style, mientras tocan bandas como Santi Motorizado, 1915, Isla de Caras, Dante Spinetta, Clara Cava, Ainda, Los espíritus y más, y artesanos locales ofrecen sus emprendimientos de joyería y arte, tattoos, al calor de un fogón…»

Un referente de la escena musical y cultural de Chapa, de los primeros en “ponerse”: eso es Bai Bai. Un espacio a unos pasos del mar, y un jardín, donde pasa de todo: festivales, eventos musicales, y chefs marplatenses como Lisandro Ciarlotti de lo de Tata y Hernán Domínguez de Caldo, que de jueves a domingo se lucen con carnes, risottos y platos basados en la pesca fresca del Atlántico. Todos los lunes de enero, un ciclo de pop ups gastro con chef invitados que proponen menús por pasos, acompañados por súper vinos y música en vivo en formato unplugged.

Además, al fondo del jardín de Bai Bai, donde suceden festivales alrededor de un escenario entre los árboles, Cristina Sunae pone su sello en una propuesta de cocina Street style, mientras tocan bandas como Santi Motorizado, 1915, Isla de Caras, Dante Spinetta, Clara Cava, Ainda, Los espíritus y más, y artesanos locales ofrecen sus emprendimientos de joyería y arte, tattoos, al calor de un fogón. Como si esto fuera poco, los domingos a la noche proyectan pelis de cine independiente, que terminan en un cine debate con los directores. 

2) Luna Llena en Experiencia Almendra: pizzas para recibir la salida de la luna en la playa.

“Andy de Chapa”, chef y creador de Casa Almendra, ama ver la salida de la luna desde el mar, cuando hay luna llena, y se dio cuenta que a otra gente también le atraía el fenómeno. Por eso se le ocurrió poner un punto de encuentro para verla salir en grupo, acompañados de algo para comer y tomar. Desde entonces convoca a amigos y conocidos, de boca en boca, a los que espera con pizzas al estilo napolitano a la leña, sin gas ni electricidad, con una linterna minero como única guía lumínica para poder cocinar.

“La luna sale del mar, primero amarilla o más roja y va subiendo, y a medida que va pasando la noche, nos empieza a iluminar a todos y se hace como de día” cuenta Andy. Hoy se suma gente de Mar del Plata, Chapa, Miramar, de todos lados. Él se volvió un erudito en este tema, e investigó cada vez más sobre los tiempos y los lugares para verla mejor. “La idea es no adueñarnos de un lugar, sino ir conociendo distintas playas”. La gente lleva lo que quiere tomar e instrumentos para tocar. “Buscamos disfrutar y cuidar el espacio. No es una fiesta, es ver el acontecimiento rodeado de gente para compartir”.

3) La Japonisa: sushi itinerante y a puertas cerradas por Isabela Curbelo.

Isabela Curbelo es una cocinera y sobre todo un alma viajera, que experimentó vivir en distintos lugares del mundo y llevar su cocina a donde iba. Hace cuatro años vive en Chapa, y se le ocurrió hacer sushi en su casa, como take away, primero vegetariano a base de fermentos, y al tiempo incorporó el pescado fresco que pescan sus amigos cocineros en la zona. Empezó a llevar su propuesta de sushi a eventos, retiros, cenas a puertas cerradas y un amigo la bautizó La Japonisa. En esta temporada, va a hacer cenas a puertas cerradas en su casa y también acompaña a Cristina Sunae y Paloma Cejas en los pop ups de Bai Bai, donde pone en juego todo lo que aprendió de la gastronomía filipina. 

4) Taiñ Pulkü: un chef internacional y una sommelier de vinos apasionados por cocinarte.

Una propuesta íntima para pocas personas, creada por Marcio Zimmermann, chef que trabajó y vivió en varios países, y su esposa Belén Barbieri, sommelier de vinos. En esta casa de madera un poco escondida, dentro del complejo Kelü Küyen, despliegan sus influencias española e italiana y vuelcan lo que aprendieron en viajes y experiencias, para servir platos de estación basados en productos locales y pesca de anzuelo. Juntos crearon su propio vino, que también ofrecen en el restaurante, ambientado por diseñadores de la zona, con decoración de artistas locales como los pescados de hierro de El Viru, el herrero de La Estafeta y vajilla de ceramistas del lugar. Pescados, mariscos, pastas, carnes y una cava con 50 etiquetas de vinos no comerciales, que ellos se encargan de recomendar e invitar a maridar con sus platos, como los agnolotti al plin, una pasta rellena con masa de nero di sepia, rellena con trucha asalmonada, con crema de camarones y eneldo.

5) Proyecto Pescado: el grupo de amigos que recuperó la cultura del pescado argentino tiene su chiringo permanente en Las Cuevas.

“Un estilo de vida que terminó convirtiéndose en un proyecto”, cuenta Fran Soldi, diseñador, chef de oficio y uno de los creadores de esta oda a la pesca en el Atlántico, junto a Elio Contreras, Pico Villanueva y Rolo. En pandemia empezaron a salir a pescar en canoas por la zona, como una forma de ir a buscar su alimento. Esa actividad se convirtió en una celebración con amigos, donde compartían lo que se había pescado y unos vinos. Esos encuentros comenzaron a tomar forma y a ser cada vez más frecuentes, hasta que crearon un proyecto gastronómico y cultural, para compartir y transmitir la pasión por pescar y recuperar la cultura del pescado del mar argentino y la comida de mar. 

Así nació su chiringo en Las Cuevas, una de las cervecerías con comida vegana más power de Chapa, donde todas las noches (o casi todas) hay ciclos de música con artistas invitados, dj sets y fiestas que hacen bailar a la gente hasta tarde. En el jardín deslumbran con un menú de pasos; un tiradito, un ceviche, una hamburguesa y un filete a la plancha. Con sus anzuelos pescan corvina, pez palo, besugo, chernia, mero, salmón blanco, pez limón, anchoa de banco, caballas. Una de sus premisas es limpiar el pescado con agua de mar, y que nunca toque el agua dulce, porque es ajena al pez. 

6) Abuela Catalina: una casa mágica, un jardín encantado y un ritual artístico para compartir.

Esta casona en el medio del campo fue un club deportivo privado y exclusivo; solo algunos de los locales y visitantes de Chapadmalal eran miembros. Cuando la familia de la artista y muralista Luján Salomon Madero llegó a la zona decidió recuperar el lugar, que se transformó en un hostel, y hoy, a cargo de Luján, es un lugar de encuentro artístico en donde se celebra la música, la comida, el vino y el arte. El Águila, artista y productor, es su mano derecha.

A la tarde funciona como una galería de arte con obras de artistas locales, y una casa de té, donde ofrecen café colombiano que trae Francisco Salomón Madero (chef en Harry Sasson de Colombia), y tortas de la madre de Luján y Francisco, la mejor repostera de Chapadmalal. En cuanto cae el fin de tarde, en este spot desde el que se puede ver el cielo naranja del atardecer, puede tocar Erlend Oye bajo un árbol para quienes se enteren, o el mismo Francisco puede armar un pop up con un menú de pasos, acompañado por un dj que musicaliza. “Estamos atentos a la espontaneidad de las cosas”, cuenta Águila. Otro de sus ciclos es la Flipada; junto con el Chacal, músico residente de Chapa, convocan poetas, actores y actrices, y músicos. En febrero también van a ofrecer un ciclo de cine bajo las estrellas en las canchas de padel del ex club. 

7) Pintxopote: una cantina “vascoitaliana” para brindar entre amigos y desconocidos.

Sol y Nacho quisieron mezclar sus raíces italianas y vascas, y volvieron de un viaje al País Vasco con muchas ganas de transmitir la magia del “pintxopote”; esa costumbre de tomar una copa de vino, una caña o un zurito con un pinchito en un bar, y de ahí ir a otro y a otro, probando y compartiendo. En enero abrieron este local donde después de las 18, podés sentarte en sus mesas comunitarias y probar pinchos que cambian día a día, platos de fiambres de Las Dinas (Tandil) y Granja La Piedra (Batán, Mar del Plata), con copas de vinos en su mayoría orgánicos, de una cava creada por Sol, sommelier y apasionada de las etiquetas de pequeñas bodegas como Casa Pirque, Paso a Paso, Altos las Hormigas, Nodo y más. 

8) El Ranchin de AFT: una verdadera comunidad de amantes del fin de tarde.

Pedro Romero Malevini y Franco Rivas o Pepe, se conocieron en Mar del Plata hace 18 años. Pedro venía de Buenos Aires, dejando atrás un trabajo en una empresa y una vida de ciudad. Pepe, nacido y criado en Mardel por padres surfistas, en ese entonces ya se dedicaba, entre otras cosas, a surfear. Se encontraron, y gestaron una comunidad de artistas, fotógrafos, diseñadores, músicos que se volvió un movimiento, un estilo de vida. En medio de instalaciones, muestras y producciones, también le dieron forma a AFT, su hotel en Chapadmalal, donde se empezó a juntar gente amante del surf y el arte. Tiempo después nació AFT Rancho, un espacio totalmente integrado con la naturaleza en el fondo del hotel, escondido en un jardín. “Queríamos que tenga el concepto de Chapa: fuegos, guitarra, naturaleza, un poco de olor a humo. Si la gente se va sin olor a humo es un fracaso”, aclara Pedro. 

El lugar, al que hoy rebautizaron como Ranchin, es un punto de encuentro del fin de tarde, que te recibe con un horno de barro de donde salen carnes con quince horas de cocción, cazuelas, wraps, pizzas, empanadas de pesca del día, casi todo elaborado con productos locales, a cargo del chef Tom Masala. También tienen platos de autor como el osobuco y la parmigianna. Con carta de vinos de Luigi Bosca y Coronas heladas, es realmente sublime sentarse un viernes a ver un show de música en vivo del ciclo La Fraternidad del Atlántico (curado por Francisca de Francisca y los Exploradores), con artistas como Santi Celi, El Chacal, Tango Astral, Francisca y más. También tienen ciclos con djs como Loly Toones, y Tribu, un formato alrededor del fuego, con músicos como Fonso, María La Piba, Hipnótica y más. Los domingos hacen un pop up con menú de pasos a cargo de Felipe Cuneo y jazz en vivo

9) Calamar Loco, el parador de Casa Pampa Playa: 100% fiesta y sunsets en la arena, para los más manijas.

El parador de Casa Pampa Playa es el lugar más “fiestero” para los que busquen bailar en la playa al ritmo de un dj, junto a una pileta, con chozas, hamacas y camastros, con unos aires a Miami y Hawaii. Todos los días desde el atardecer hasta las doce de la noche hay un evento distinto. Un line up que puede pasar desde una poolparty, hasta una noche electrónica con djs internacionales, una fiesta de La Mala, o un sunset de Corona. 

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Las fotos: son gentileza para prensa de los lugares mencionados.