Cinco, nuevas, con onda, en Buenos Aires: aperturas para anotarse / Desde un lounge subterráneo hasta una esquina asiática, minimalista y elegante de Recoleta

Además de no dormir, la capital argentina no deja de sorprender con una escena de restaurantes y bares que se renueva (y con fuerza) hora a hora/Cinco para tener muy en cuenta por su calidad y ambiente con estilo.

Sosa: un «segundo hogar» cafetero para los vecinos de Colegiales. 

Cinco, nuevas, con onda, en Buenos Aires: aperturas para anotarse / Desde un lounge subterráneo hasta una esquina asiática, minimalista y elegante de Recoleta. Por Federica Gimeno para MALEVA.

Dicen que Buenos Aires es la ciudad que nunca duerme, y hace unos años se convirtió también en la ciudad que no deja de sorprender con nuevas aperturas gastronómicas que rápidamente, algunas de ellas, se vuelven emblemas.

«Desde un bar de vinilos subterráneo, un espacio minimalista de cocina al fuego, hasta un cocktail bar japonés en una de las calles más elegantes de Buenos Aires, estas son cinco aperturas para descubrir y dejarse envolver por la experiencia…»

Con el fin de año acercándose, la ciudad teñida de jacarandás y el clima primaveral en pleno auge, la temporada nos seduce a explorar y a probar espacios nuevos con sabores distintos y frescos. Desde un bar de vinilos subterráneo, un espacio minimalista de cocina al fuego, hasta un cocktail bar japonés en una de las calles más elegantes de Buenos Aires, estas son cinco aperturas para descubrir y dejarse envolver por la experiencia.

1) Bimbi Nilo: bajo una angosta escalera aparece un lounge digno de una película de Godard que es una carta de amor para los bon vivants. / José León Pagano 2750 – Recoleta.

En una enigmática puerta en Recoleta se encuentra una angosta escalera que, al bajar, te teletransporta como si fuese a otra ciudad – New York o Tokio -, hacia un pequeño bar subterráneo de vinilos. Esto es Bimbi-Nilo, bautizado en honor a los diseñadores industriales italianos Carlo Bimbi y Nilo Giocchini, una apertura novedosa que va forjando una identidad propia.

Francisco, Patricio y Santiago, tres amigos de 29 años, visualizaron un espacio inspirado en su convivencia en Palermo durante la pandemia, cuando su hogar se convirtió en la meca de encuentros y festejos entre amigos. Es así, que este mismo año, abajo del local de sus amigos de Sombra Sushi Bar, hallaron la guarida de su sueños y lo transformaron en su propio ecosistema de vinilos, un refugio alejado del ruido y la vorágine de la ciudad.

Ellos mismos se definen más que un bar de escucha: “Lo vemos más como un ‘lounge’ en donde la música en formato vinilo y los equipos valvulares se complementan con una iluminación tenue y una ambientación acogedora que lleven al huésped hacia un estado de goce” comenta Francisco.

Influenciados por sus viajes, se inspiraron por los bares de escucha en Japón, lounges sesentosos, speakeasies y barras emblemáticas de hoteles clásicos. Al entrar en Bimbi, sobresale su elegancia de lounge suntuoso que te traslada a una escena de una película de Godard: sus sillones bajos y aterciopelados, el predominio de las curvas, lámparas retro, mesas de acrílico rojas, alfombras eclécticas, el vibrante color naranja que inunda la sala, y sus luces tenues de tonos rojos crean una atmósfera de intimidad. A su vez, se divide en dos bibliotecas en contraposición que, de forma espacial, representan la esencia de Bimbi: Vinilos y Coctelería.

Bimbi es una carta de amor a los rituales clásicos de un bon vivant, como disfrutar de un buen cóctel de autor elaborado con ingredientes de estación con música curada de fondo. La carta rinde homenaje a la coctelería clásica, donde los tragos maridan con el ritmo del vinilo que suena: un Old Fashioned al compás de John Coltrane o una Caipirinha cuando se escucha un vinilo de Jobim o Veloso.

A lo largo de la semana, el ambiente es sintonizado tanto por el staff, selectors vinilomaniacos o DJs invitados, que traen géneros variados: desde jazz, soul o fusión hasta electrónica, acid jazz y downtempo, creando una amalgama de sonidos.

Lo especial de Bimbi es que, dentro de su clima íntimo, conserva una espontaneidad que armoniza con el sonido: noches de nostalgia, romanticismo, calma y por momentos eléctricas. “Compartir una charla con amigos, hablar con desconocidos, tener una cita, pasar un momento íntimo en compañía o en soledad, donde la música te penetra y te cautiva”, así engloba la experiencia su dueño.

2) Rashomon: una experiencia gastronómica con múltiples matices en una de las esquinas más elegantes de Recoleta (y con bar escondido de whisky al estilo japonés). / Adolfo Bioy Casares 2009 – Recoleta.

En una emblemática esquina en el corazón de Recoleta abrió Rashomon, un novedoso restaurante japonés. Inspirado en la icónica obra cinematográfica de Akira Kurosawa, busca amalgamar distintas perspectivas en su propuesta, ofreciendo una experiencia gastronómica con múltiples matices que invitan al cliente a sumergirse en un momentum sensorial.

Como si fuese un set de una película de Tarantino, el espacio combina la tradición japonesa con un diseño conceptual minimalista y moderno, transmitiendo quietud y equilibrio con cada elemento. La madera de Kiri envuelve el lugar, generando una sensación de intimidad, con un techo adornado por lámparas circulares que irradian calidez.

Con la cocina a cargo de Federico Jorge, chef del consagrado Nare Sushi Bar, la carta se centra en el sushi, destacando su omakase, que se sirve en dos versiones: 16 y 23 piezas. Además, incluye clásicos japoneses como el curry de pescado, el yakitori de pulpito o la berenjena nitsume, y para cerrar una mousse de miso con crumble de leche y gel de mandarina.

El foco está puesto en la excelencia del producto y el rigor en su cuidado, trabajando con los pescados y mariscos más frescos. El chef, en exclusiva para MALEVA, comenta: “Las variedades más destacadas son trucha, besugo de gran calibre y caballa.” Además, anticipa el inicio de la temporada de pez limón, que será protagonista durante el verano.

La propuesta de Rashomon se divide en dos espacios: Arriba, el restaurante, y abajo, un exclusivo cocktail bar inspirado en los míticos bares de whisky de Tokio. Este ambiente sofisticado y privado ofrece una delicada selección de whiskys y sakes japoneses, expuestos elegantemente. Estas bebidas de autor son el maridaje ideal que completa la experiencia en un círculo de oro perfecto.

3) Ness: el balance perfecto entre prolijidad y calidez. / Grecia 3691 – Núñez.

Ness es la nueva propuesta en el barrio de Núñez del chef Leo Lanussol y su socio Esteban Cigliutti, quienes definen su espacio como un «restaurante de fuegos con conciencia sustentable». Un proyecto que es la materialización de un sueño que comenzó a gestarse hace cinco años de manera orgánica y marca el regreso de Lanussol a Buenos Aires tras haber cerrado el icónico Proper y haber pasado un tiempo en el extranjero con la ilusión de abrir una cocina de fuego.

Junto a un equipo de jóvenes talentos, fueron moldeando lo que hoy es Ness, un restaurante con carácter. Lo que antes fue un taller mecánico de sodería hoy se transformó en un espacio amplio, íntimo y acogedor, con el balance perfecto entre prolijidad y calidez, y el vigor de los fuegos a la vista, donde las mesas y la cocina se amalgaman en un unísono. Al entrar, el comensal se sumerge en una sensación de atemporalidad donde lo único importante es disfrutar de la gastronomía en su máxima expresión.

La quintaesencia de Ness es el fuego, un elemento que, según Leo, representa “lo primitivo, esa cosa básica por la cual hay que tener respeto”. Este fuego simboliza lo natural del encuentro entre personas y refleja tanto la simpleza como el cuidado por el producto local y de estación. Con platos visualmente elegantes, simples y minimalistas, en cada bocado subyace una trama de elaboración y pasión. “Detrás de esa simpleza hay una profundidad de sabor, que es todo el trabajo que tenemos previo”, explica el chef.

Ness, a su vez, ofrece dos propuestas distintas: el restaurante y el bar, unidas por los mismos valores y calidad, pero con identidades únicas. El restaurante, el espacio principal, es un ambiente depurado que emana una atmósfera de calma. “Es la relajación, el silencio, la perfección, el tiempo, el no correr”, comenta el chef. Con platos que ya se han convertido en favoritos, como el pollo a la naranja y la ensalada de berro, y su ya consagrado flan de halva.

El bar, por otro lado, ofrece una alternativa más relajada y accesible, pensada para incluir al comensal porteño en una experiencia gastronómica de calidad. Con carta propia, ofrece una selección de vinos más económicos y de platitos como la ensalada de calamares y las cebollitas con cordero. Con una mesa comunal como el centro, distendido y, como menciona Leo, «una dosis de incomodidad prolija», ideal para una noche sin formalidades.

4) Casa Beza: un restaurante con alma hogareña en una casa tipo inglesia y casi centenaria de Belgrano R que es una joyita. / Av.Olazábal 3301 – Belgrano R.

Casa Beza es mucho más que un restaurante: es un verdadero hogar para el comensal. Belén Zanchetti, cocinera y sommelier con una trayectoria destacada en la gastronomía, tras seis años habitando cocinas en Londres, París y Barcelona, regresó a Buenos Aires en 2023.

Poco después, junto a su madre, encontró por pura serendipia una joya arquitectónica en una esquina de Belgrano R: Una casona inglesa de 1930. En apenas tres meses, la restauraron juntas y lo transformaron en un espacio único, con alma propia y rincones llenos de encanto que lo distinguen.

Con una propuesta de día y noche, Belén creó una carta que prioriza el producto, reimaginando los clásicos con su impronta personal. Cada plato llega con presentaciones cuidadas, algunas decoradas con pétalos que embellecen la mesa. Por las noches, la parrilla se convierte en el calor del hogar, con opciones que van desde su matambrito con ananá y ají amarillo, su coliflor a la brasa con ajo blanco, kale y almendras hasta sus langostinos a las brasas. Diseñada para compartir, es casi completamente libre de gluten y apta para diversos paladares.

El vino ocupa un lugar central en Casa Beza. Con una curaduría que va renovándose que incluye etiquetas naturales, biodinámicas y orgánicas, Belén comparte su pasión en cada copa, hilando historias y creando un puente entre el comensal y las bodegas que conoce de cerca, reivindicando el oficio por detrás del productor.

Lo que realmente hace único a Casa Beza es su espíritu hogareño. Respetando la arquitectura de la casona, su diseño lúdico conecta espacios diversos, creando una experiencia que fluye como un recorrido por diferentes escenarios: en la planta baja, dos patios (uno delantero y otro trasero) donde abunda de plantas, y un salón cálido que invita al disfrute. En la planta alta, los sillones vintage, una mesa comunal ideal para grupos grandes y una mesa en el balcón ofrecen un ambiente relajado y acogedor.

Con una mezcla perfecta de rusticismo, calidez y una energía serena en el aire. Su propuesta celebra lo esencial: disfrutar del buen comer, del buen beber y de la buena compañía, sin alardes o rodeos, pero con alma y corazón en cada detalle.

5) Sosa Café: la última novedad cafetera (y trendy) de la zona. ¿Su plato estrella? El Mc Sosa. / Moldes 653 – Colegiales.

Abrió en septiembre en Colegiales y es la última novedad cafetera de la zona. Nació como un proyecto de Magalí e Ignacio Sosa, dos hermanos amantes de la gastronomía, con el deseo de hacer un café que se transforme en un punto de encuentro para compartir. Con influencia en cafeterías de diferentes partes del mundo y tomando la máquina de café como pieza inicial de inspiración para el posterior diseño, buscaron darle su propio sello, creando un espacio amplio y cómodo, con diferentes alturas y opciones – desde la barra hasta una mesa comunal -, jugando con el ambiente. Con un estilo moderno, minimalista y trendy, el espacio es ideal para pasar horas entre café y bocados.

El concepto de Sosa es que los clientes lo sientan como su segundo hogar, sin prisa, para cualquier ocasión: ya sea para hacer home office, un encuentro con amigos o ese primer café de la mañana en soledad. La dueña destaca su búsqueda de crear un «ambiente cómodo y confiable, que los clientes sientan como su refugio y al que puedan regresar siempre», donde el público encuentre esa familiaridad y calidez propias de las cafeterías de siempre, a las que uno se convierte en habitué.

Como café de especialidad, trabajan con selecciones de tostadores locales como Cafe Puerto Blest y, en ocasiones, introducen granos exclusivos importados. Para el café negro, ya sea filtrado o expreso, eligen opciones más osadas, con granos que ofrecen notas frutales, florales y especiadas. En cambio, para el café con leche prefieren un grano de perfil más clásico y sabor más redondeado.

La carta respeta los clásicos de siempre y agrega su propio toque con detalles creativos: Desde la clásica medialuna de manteca argentina, reversionada con un almíbar de peras y tomillo, hasta bruschettas de tofu o trucha ahumada.

¿Su plato estrella? El «Mac Sosa», una versión del clásico tostado de lomito y queso con un toque de manteca de mostaza. ¿La bebida con más fanáticos? Su flat white; y para quienes buscan algo refrescante, su pomelada hecha con almíbar de hibiscus.

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Fotos: son todas gentileza para prensa de los locales mencionados.