Una gala de sabores: así se viven las flamantes noches gastronómicas – inspiradas en óperas -, en un salón legendario del Teatro Colón

En primera persona: una alquimia entre el teatro, la danza y la gastronomía en uno de los edificios más icónicos de Buenos Aires/Un menú de «cuatro actos», en la confitería del teatro, recrea los distintos momentos de la ópera que se estrenó en 1908, ahí mismo/»Aurora», disponible hasta el primero de octubre.

Gastón Storace y Silvina Del Grande decidieron honrar las óperas y galas del Colón, traduciéndolas en sabores.

Una gala de sabores: así se viven las flamantes noches gastronómicas – inspiradas en óperas -, en un salón legendario del Teatro Colón. Por María Paz Moltedo. Fotos: Sophie Starszenski para MALEVA.

Es el atardecer, casi la noche, y mientras camino por la calle Tucumán para llegar al Colón, me detengo un segundo y miro todo a mi alrededor. Me doy cuenta que llegué bastante antes de tiempo, por eso tomo un café en el Petit Colón, aunque sean las 19:30 y ya sea tarde para eso, me da intriga ese lugar al que nunca entré, y por el que pasaron tantas generaciones. Un rato después, el cielo medio anaranjado que cae sobre Tribunales se tiñe de azul, para dar comienzo ala función de esta noche: La Ópera Aurora, convertida en una experiencia gastronómica en el Pasaje de Los Carruajes, el restaurante y confitería del Teatro Colón. Las puertas de hierro de la calle Tucumán se abren para recibirnos y viajo con mi mente a septiembre de 1908, año en que se estrenó por primera vez Aurora en Argentina.

En ese entonces, el lugar era un comedor para los trabajadores del teatro, y el pasaje era literalmente un callejón por el que pasaban los carruajes y dejaban a la gente en la entrada del teatro. Hoy, este pasaje funciona como la antesala al restaurante y confitería que se abrió y se renovó a partir del 2002, con la última obra de restauración del Colón. Desde entonces, las mentes creativas de Gastón Storace, chef ejecutivo, y Silvina Del Grande, gerenta gastronómica, bailan al ritmo de la hazaña y desafío de crear junto a Blue Catering del Grupo L, un espacio gastronómico en un lugar que es un monumento histórico, un teatro museo, donde hay mucho que se puede hacer, pero siempre desde un lugar de respeto y de cuidado. Así es como decidieron empezar a honrar y celebrar las óperas y galas del teatro, con una experiencia gastronómica que traduzca en sabores lo que sucede cada vez que se abre el telón.

«Al chef le divirtió la idea de recrear la hoja del diario del primer estreno de la ópera para contar el menú de esta noche: Don Ignacio & Mariano (Primer Acto), En el convento (Segundo Acto), Revolución (Tercer Acto) y Libertad (Final), son los cuatro pasos de esta propuesta, que está vigente los días de la función de la Ópera…»

En esta ocasión, Gastón y Silvina crearon un menú para acompañar la ópera que desde el 24 de septiembre al martes 1 de octubre estará vigente en el teatro. «Aurora», creada por Héctor Panizza, en 1945 se estrenó en castellano por primera vez en el Colón, con Farrel y Perón como espectadores en uno de los palcos. La obra dio vida al aria “Alta en el cielo..” que se canta en los colegios, y hasta en las canchas de fútbol.

Al chef le divirtió la idea de recrear la hoja del diario del primer estreno de la ópera para contar el menú de esta noche: Don Ignacio & Mariano (Primer Acto), En el convento (Segundo Acto), Revolución (Tercer Acto) y Libertad (Final), son los cuatro pasos de esta propuesta, que está vigente los días de la función de la Ópera. Aurora es una historia de amor, que representa el conflicto del Virreinato, la lucha por la independencia y todas sus contradicciones y conflictos.

El banquete se inicia con un trago creado por Ezequiel Silingardi, un americano con aires de ferroviario que da paso al Primer Acto de entrantes: «Don Ignacio & Mariano». El primero es un pastel de langostinos al ajillo crocante español, y el segundo una clásica empanada argentina de carne cortada a cuchillo.

El Segundo Acto, «En el convento», hace un guiño a Italia, país que en 1945 aceptó la modificación de la historia de Aurora, a pedido del gobierno argentino. Gastón nos sirve dos raviolis, uno con queso brie y cebollas caramelizadas en masa de tinta de calamar, y el otro de polpetta y tomates secos. “Aurora es encerrada por haberse enamorado de Mariano, y se encuentra ante la decisión de elegir entre su deseo, y su sangre. Por eso en este plato observamos este juego de amor, esta dualidad entre el blanco y el negro”.

«El viaje concluye, y nos vamos todos con la sensación de haber sido parte de una obra de arte, de habernos “comido” esa ópera. Miro la hora en los relojes Rolex gigantes de las paredes del pasaje (únicos en el país), y dejo atrás esas puertas de hierro para subirme, no a mi carruaje, sino a mi auto y celebrar esta experiencia mágica en donde el teatro, la danza, el arte, la cultura y la gastronomía se mezclan gracias a una poderosa alquimia…»

El Tercer Acto, «Revolución», es un lomo apanado en chimichurri seco y hierbas autóctonas con una salsa de rutos rojos patagónicos y Malbec. “Acá buscamos representar el amor y la muerte: la pimienta como pólvora, la salsa ácida, dulce y ferrosa como la sangre…»

Llega la parte del postre, el gran final de esta obra. Silvina, que de chica fue parte del coro de niños del Colón, pide que pongan “Alta en el cielo” para acompañar “Libertad”, un súper flan de dulce de leche bien argentino, con una crema montada de hierbas y nibs de cacao, coronado con licor de baileys, y flores orgánicas.

El viaje concluye, y nos vamos todos con la sensación de haber sido parte de una obra de arte, de habernos “comido” esa ópera. Miro la hora en los relojes Rolex gigantes de las paredes del pasaje (únicos en el país), y dejo atrás esas puertas de hierro para subirme, no a mi carruaje, sino a mi auto y celebrar esta experiencia mágica en donde el teatro, la danza, el arte, la cultura y la gastronomía se mezclan gracias a una poderosa alquimia.

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