Bocas abiertas 2023: los diez platos que tenés que probar sí o sí en esta edición.

Desde un sándwich de focaccia que se te deshace en la boca hasta unos rolls de conejo confitado que vienen directo desde Mendoza/Con un día menos, esta edición sigue prometiendo originalidad, calidad y disfrute/Platos y sabores que te hacen viajar por todos los rincones del mundo.

Es la oportunidad de probar platos únicos que los chefs prepararon especialmente para Bocas Abiertas.

Bocas abiertas 2023: los diez platos que tenés que probar sí o sí en esta edición. Por Lenchu Rodríguez Traverso. Fotos: Ana Pareta.

Se sufrió, ¡pero llegó! San Isidro se viste de fiesta, le gana a la lluvia y vuelve a ser anfitrión, por décimo primer año, de uno de los festivales gastronómicos más importantes de Buenos Aires (y, sin dudas, el más grande de Zona Norte): Bocas Abiertas. 

En tres días, reúne en su predio a metros del río más de treinta stands gastronómicos de la zona (y algunos invitados del interior), mientras suenan bandas en vivo y grandes chefs dan clases de cocina abiertas en sus escenarios. La experiencia la terminan de sazonar el mercado – con más de cuarenta productores de todo el país -, los fuegos y los espacios exclusivos de bebidas que armaron sus spots para sentarse a disfrutar del sol. 

En MALEVA seguimos fieles al formato que impusimos desde el primer año (¡ya van once!) y recorrimos la feria en modo “food hunting” seleccionando los diez platos imperdibles de esta edición. Hay para todos los gustos: con carne, con pescado, vegetariano, asiático, picante y suave; hay originalidad y hay simpleza muy bien ejecutada. Hay explosiones sorpresivas de sabor, hay frescura, hay mar y hay montaña.

Si se te hace agua la boca, tenés dos días enteros para acercarte y probarlos vos mismo: el sábado 4 y domingo 5 la cita es en Del Barco Centenera y el río, en el bajo de San Isidro.

1. El sándwich de focaccia casera de Kalis te saca un suspiro en cada bocado.

Focaccia casera cortada a la mitad, straciatella bien fresca, unas láminas de mortadella con pistachos y pesto, para un punch de sabor: el plato estrella de Franco Kalifon para este Bocas Abiertas demuestra que a lo simple bien hecho no hay con qué darle. La ternura de sus texturas (el pan acompaña perfecto esa suavidad de bocado) y los sabores de esos ingredientes que no fallan, lo convirtieron en uno de los más elegidos desde el inicio.

2. El chipá waffle de Rogelia, una sorpresa instantánea (y muy grata) de texturas y combinaciones.

Desde su puesto de Rogelia – bien lookeado, con merchandising y todo – Ale Temporini llama la atención de los paseantes con el megáfono, y al que logra captar, no se arrepiente. En esta edición combinó el amado sabor del chipá con una explosión de sabores: hummus de remolacha, puré de palta, garrapiñada de pecan (ese crocante le viene increíble) y pesto.

3. El fosforito de Alo’s: un gigante en cuerpo de bebé (no te olvidás más de ese primer bocado).

No es un simple fosforito. Y más si viene de Alo’s. La  estrella del restaurante de Alejandro Feraud en esta edición lleva muchísima complejidad y calidad escondido dentro de una forma que aparenta sencilla. Con un hojaldre hecho en casa, lo acompaña una bondiola de jabalí curada en pimentón de Cachi, queso gouda de los toldos, manteca de chipotle suave y ciboulette. Puede que a la vista no seas el primero que elijas, pero… las apariencias engañan, ¿no?

4. Los rolls de conejo confitado de Auténtico, con sabor a Mendoza.

Acercarse al stand y que te reciban con tonada mendocina entusiasma. Si encima te cuentan que todos sus platos son de producción local, entusiasma más todavía. Y si probás un roll y sentís la ternura del conejo confitado con una presencia tan equilibrada en boca, te urge la necesidad de comer uno más, ¡y por suerte vienen en pares! 

5. La entraña con gramajo de Feli Pizarro y unos huevos batidos babé que se deshacen en la boca.

Sabores que traen recuerdos pero con el twist de una mano que sabe: Feli Pizarro sigue siendo fiel a su esencia en esta edición con una entraña a punto hecha a la parrilla, acompañada de un revuelto gramajo soft – los huevos batidos babé parecen un tierno puré – y un final de salsa Huancaina verde medio picantón. En su puesto recreó a Maíz, con suculentas en cajones y un packagging de lo más estético. 

6. Los tacos de carnitas de wagyu de Agave, tiernos y dan ganas de repetir.

Qué linda que es la carne wagyu y por eso merece tanto protagonismo. El taco de carnitas de wagyu, tapa de asado y panceta ahumada de Agave no necesita más que unos pickles de cebolla – para aportar frescura – y esa deliciosa tortilla casera de maíz dorado para convertirse en uno de esos platos que se terminan demasiado rápido.

7. El ceviche de Rocoto, un shot de frescura peruana.

Podemos decir que el ceviche de Rocoto ya es un clásico, pero no por eso no se merece su lugar en el podio (además, siempre trae algo distinto). El shot de frescura del pescado curado, con el dulzor del camote glaseado con naranja, la salsa rocoto y la mermelada de chile y mango, terminado con batatitas fritas es un viaje de sabores a Perú sin escalas. 

8. El hot sushi tartare de Asato, un éxito de sutilezas para los amantes del sabor a mar.

Un bocado y la boca se hace mar. El hot sushi tartare de Roy Asato es un éxito de sutilezas, con un topping de trucha, pesca y langostinos con spicy mayo y teriyaki de tamarindo sobre el arroz de sushi en panko que le aporta calidez y crocor. 

9. El Pad Thai de Locos X el Picante, de Tailandia a San Isidro.

No es fácil encontrar un buen Pad Thai en Buenos Aires por eso, cuando lo descubrís, lo tenés que disfrutar hasta el final. Los chicos de Locos X el picante te hacen viajar a Tailandia con esos fideos de arroz gruesos, salteados en tamarindo, y acompañados de cerdo, maní, huevo, brotes, cilantro y ese splash de lima. Pensaron en todos, por eso vos elegís si te animás al picante (hay una cuota que le queda siempre muy bien) y si lo querés veggie, lo preparan con hongos. 

10. El pebete de raba de Buby te lleva en un mismo viaje a la playa y a la infancia.

Daniela Butvilofsky tiene su propio stand este año, con un cartel luminoso que lee Buby y tres propuestas unidas por un mismo concepto: la creatividad. Le preguntamos cuál diría que es la estrella y costó unos largos segundos de indecisión, pero al ratito apareció con algo nunca antes visto; un pebete, tierno y esponjoso, abierto a la mitad, y en el centro: rabas. Todo bien humectado con la indiscutida diva del plato, esa salsa tártara de eneldo y manzana. Es un plato para disfrutar enchastrándose.

Bonus track: el maridaje de Patagonia y su show de kamados.

Este año Cerveza Patagonia se armó su propio área “full experience Bocas Abiertas”, al final del predio junto al gran escenario principal. A la clásica casita Patagonia – donde te sirven una cerveza tirada bien fría – le sumaron un espacio gastro donde seis kamados hacen su magia llevándose las miradas y conquistando a los que pasan con sus aromas. Salva Mazzocchi fue el elegido para diseñar el menú especial, donde intervienen varias de sus cervezas: mollejas Amber Lager (la recomendación número uno del chef), sándwich de ojo de bife y hamburguesa 24.7, con gírgolas asadas, alioli y queso danbo.

Si seguimos disfrutando del sol, el puesto de Aperol Spritz te recibe para descansar un ratito con una copa fresca en mano mientras saboreás de tus platos favoritos.

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