Desde una flamante cervecería de amigos en una casa de montaña hasta un sushi, con música y coctelería, MALEVA se fue a la nieve de #Chapelco y seleccionó cinco after ski para todos los gustos.
Cerveza y pizza al horno: Mesta – un proyecto de amigos – es una de las novedades ideales para un after ski.
Lo bueno sigue después del esquí: cinco coordenadas novedosas de San Martín de los Andes para disfrutar cuando te sacaste las botas. Por Lucía Tornero para MALEVA desde Chapelco (texto y fotos).
Es invierno y la Patagonia lo sabe. Aunque en Buenos Aires el clima engaña con primaveras (o hasta verano) falsos, el sur jamás defrauda con las temperaturas bajas en esta época del año. La nieve es una lotería, lo sabemos, y puede cambiar en cuestión de días. Así que si andás por San Martín de los Andes (o pensás ir) y el plan es deslizarte por las pistas y el bosque increíble de Chapelco, en MALEVA dejamos algunas novedades imperdibles de la temporada para que disfrutes, con o sin nieve.
1) Pantera: sushi, gastronomía patagónica y un after ski que ya es un clásico / Avenida San Martín 713
Ya van 14 inviernos que Chapelco Love es el punto de encuentro de todos los miércoles en este pueblo de la Patagonia que está creciendo cada vez más. El pionero detrás del clásico es Nicolás Urquiza, el gastronómico al frente de Pantera Bar Bistró, un restaurant que hoy es hogar actual del after ski (comenzó en Torino, uno de los proyectos previos del emprendedor).
“Arranca temprano, brindamos buena gastronomía, coctelería y la gente la pasa bien”, resume sobre esta movida que mantiene viva hace muchísimo tiempo para turistas y locales y que se potencia con Pantera Winter Point, en la base del cerro, para los que prefieren seguirla con el equipo de esquí o snowboard puesto. “Estamos los 90 días de la temporada. Cuando comencé hace 15 años, en la base del cerro no había absolutamente nada, y hoy se junta cada vez más gente, se hacen más eventos, grandes DJs, bandas, así que está bueno”.
Si la idea para relajar después del esquí es comer y tomar bien, Pantera tiene una puesta muy cuidada desde lo gastronómico y lo escénico. Si bien está sobre la calle principal del pueblo, para llegar al bistro hay que primero tocar timbre, atravesar un pasillo ambientado con un mural de Mariano Molina, subir un piso por ascensor y encontrarse con el lugar de luces tenues y una terraza vidriada imperdible.
“Tenemos dos puntos muy fuertes. Uno es el Sushi, con una barra de luz y con tres sushiman -liderados por Cristian Soria, con más de 20 años de experiencia- trabajando en el momento con pescado fresco de la misma calidad que se usa en los mejores restaurantes de Buenos Aires o capitales de otras provincias”, cuenta Urquiza sobre la propuesta cuya carta renuevan cada seis meses. “Después tenemos un equipo de cocina con Gonzalo Ramírez al frente y en nuestra gastronomía se destacan la carne, los pescados, las pastas, las ensaladas, y muy ricos postres a cargo de Cecilia, nuestra pastelera. Hay para todos los gustos. Y no puedo dejar de mencionar la coctelería de autor: tenemos tres barmans profesionales, con Juan García, ´el Chapo´ liderando e innovando continuamente”.
2) Casa Chola: un restaurante con mucha onda dentro de un hotel y un after ski con forma de banquete / Belgrano 717
Luz tenue, música chill, barra y pocas mesas. Casa Chola abrió este año prometiendo traer una nueva propuesta a la ciudad de San Martín de los Andes…y viene cumpliendo. El nombre es en honor a la abuela de su creadora, Daniela Carro (dueña, junto a su hermana Paula, del hotel Tunqueley, en donde está el restaurant que es abierto al público), y encontró en Juan Ignacio Rodríguez Gantus las mismas ganas de concebir un espacio gastronómico “diferente” a lo que normalmente se veía en el pueblo. Él, de Buenos Aires, hace años vive en San Martín y se fue haciendo su paso por varios restaurantes y bares de la ciudad. Se define como el que une el detrás de escena con la escena. “Me gusta poder unir el producto con el cliente y tener una visión más integral de la gastronomía, especialmente en sistemas pequeños como es éste”.
Los platos de Casa Chola tienen ese no sé qué. Hay una intención detrás de ellos, que reflejan una armonía no solo hacia adentro y el estilo del lugar, sino también con el entorno patagónico. El cordero se sirve en modo de pastel, con una carne que fue braseada durante horas, o una lasaña vegetariana con masa casera que sale en una vasija de barro. Cada detalle cumple un propósito, envía un mensaje. “Para mí las cosas simples, clásicas, bien hechas, un poquito reversionadas, y bien presentadas, no deberían fallar en ningún momento”, dice. “Por ejemplo, veía que ningún restaurante hacía un plato de asado con hueso. Entonces, más ganas me dieron de hacerlo. Lo condimentamos, lo dejamos unas 20 horas, con una humedad y temperatura específica, lo cocinamos al día siguiente y te encontrás con una costilla que se desarma”.
Inquietos, Daniela y Juan quisieron seguir dándole una vuelta a la propuesta y así surgió el Ágape Aprè Ski, el after de los jueves de San Martín de los Andes. Una vez a la semana, el restaurante se transforma. “Hacemos un banquete medio oscuro, como una onda medieval, con madera, con velas, con distintos platitos, desde cordero cortado en rodajes en pan brioche, unos canapés con una base tipo scon con roquefort, y sumamos frutas como manzanas, peras y uvas que le dan ese toque”. Completan la propuesta música electrónica con DJs locales y algún dress code específico para cada semana.
3) La Gale: el auténtico bar patagónico / Av. San Martín 1291
Como muchos bares alrededor del mundo, la Gale es el resultado de un grupo de amigos que no solo se preguntaron cómo sería tener un bar, sino cómo sería tener un bar en la Patagonia. Porque en realidad, La Gale ya existía hace más de 10 años y resulta que uno de estos amigos se había mudado a San Martín de los Andes.
“Nosotros vinimos a visitar a Santiago hace 4 años apenas se mudó y la primera cerveza que nos tomamos fue en este bar, cuando se llamaba Crux. Amamos la energía que transmitía, el ambiente que se generaba”, dice Mariano, uno de los dueños. “Nos encanta la ciudad y la amabilidad de la gente y este año se presentó la oportunidad de desembarcar en ese mismo lugar donde nos tomamos aquella cerveza. Juntos decidimos tirarnos a la pileta y meternos en esta nueva aventura”.
La Gale parece el auténtico bar patagónico. De hecho, está en una construcción que es de las primeras de la ciudad (o “de los primeros pobladores”, como les dicen). Íntegramente de madera, ya te da esa vibe bien cozy cuando entrás. Es descontracturado al igual que su menú, con comidas rápidas. “Las burgers son la joyita de la casa. ¡Están espectaculares! Hace un tiempito hicimos un cambio en la producción y estamos felices con el resultado”. También hay unos pinchos de pollo crocantes buenísimos y opciones vegetarianas y veganas.
La Gale, después de todo, es una cervecería (a pesar de tener coctelería para todos los gustos). “Tenemos cinco proveedores, dos son de San Martín, muy conocidos por todos en la ciudad, que son Fenris y Mukur que realmente manejan un nivel altísimo, de lo mejor que hay en el país, y tres de Buenos Aires (Galpón de Tacuara, Minga y Darwin) que están entre los mejores productores de cerveza argentina”.
4) Mesta: de marca cervecera a pub patagónico sobre la mítica ruta 40 / RN40 km 2217
La de Mesta es otra historia que nació entre amigos. Pero esta vez, oriundos de la zona. En realidad, la cervecería que abrió sobre la Ruta 40 se remonta bastante atrás. Primero fue Mesta Nostra, marca de cerveza que está hace ya casi 11 años funcionando en Buenos Aires. Inicialmente eran tres socios: Yuri Werefkin, Gastón Chauchard e Ignacio González Luna, y después fueron incluso sumándose a la mezcla más chicos de San Martín como Matías Aranguren.
Después de la pandemia, los muchachos decidieron reinventarse hasta darle vida a lo que hoy es el resto pub de la marca. “No fue simplemente abrir una cervecería, sino poner una fábrica, armar un horno de barro, un montón de cosas a la vez”, dice Julia Palazuelos, del equipo de Mesta. “El plan es que esto siga creciendo en más aspectos porque estamos en un punto gastronómico nuevo de la ciudad, que creció tanto en el último tiempo y el centro quizás está más colapsado, entonces empiezan a surgir estos nuevos lugares en los alrededores”.
Y para un buen after ski, ¿qué mejor que una buena pizza al horno de barro con una cerveza? Las de Mesta son de masa madre, bien al estilo italianas. El chef de la casa, Elías Abate también propuso una carta variada y amplia, para todos los gustos. Entre lo más pedido están las hamburguesas, bien caseras (hasta pican la carne ahí mismo) y no faltan opciones para vegetarianos y ensaladas.
Por supuesto, no se puede dejar de mencionar a la protagonista: la cerveza de la casa. “Es una cerveza liviana, de alta tomabilidad”, dice Julia y menciona que en 2019 ganaron la copa a la mejor cerveza del país. “Compitieron con todos sus estilos y con la cerveza roja, que es la Scottish, los chicos se llevaron la medalla de oro, que es muy difícil de ganar con una cerveza roja porque no es una rubia tradicional o una IPA, que en su momento era lo que estaba más de moda. Aunque también tuvieron premiada su sello en IPA, que también es muy icónica y es la que más sale”.
Extra: Café Montés: el ritual del café de especialidad / Tte. Coronel Pérez 830 Local 6
Como tantos otros emprendedores, Martín Moya Billorian se apasionó con el café de especialidad y hoy vuelca todo lo que aprendió en Café Montés, un cafecito escondido, chiquito, con mucha madera, barras y jazz infaltable: “Es un café al paso, pero como dicen, la casa es chica, pero el corazón es grande. Y tratamos de superar la identidad de una mera cafetería convencional”, dice. “Queremos que la gente pueda compartir esa pasión por el café de especialidad sin que sean expertos. Por eso asesoramos en el tema, hacemos catas, degustaciones. Hasta hicimos un tattoo flash en una ocasión o colaboraciones con otros emprendedores que terminaron en filtrados en la calle. La idea es que sea una propuesta cultural”.
Entonces se da mucho en Café Montés que la gente entra y aún sin conocerse, se ponen a hablar, a charlar sobre el café de especialidad. “A pesar de que somos una comunidad chica, tratamos de respetar el lenguaje y el mundo del café de especialidad, pero tratamos de no ser tan, tan extremistas”.
El protagonista es el café, claramente. Pero para acompañarlo hay algunas delicias elaboradas localmente. Desde panes y croissants de masa madre, pan con chocolate, medialunas con diferentes variantes y hasta cubanitos, alfajores. Pero, ¿cuáles son las estrellas de Montés? El flat white siempre es el que más se pide y el latte le sigue muy cerca. “Estamos hablando de una bebida mucho más suave como son los shots de espresso, leche emulsionada. Pero ahora en invierno pasó a la delantera desde hace poquito el mocha”.
Pero en Montés también tienen el mundo de los filtrados, por lo cual también empezaron a distinguirse, preparando en una V60, una Chemex, una prensa francesa. “En el verano, eso fue la sensación. Desde tomarlo o ver cómo era la preparación del filtrado. Porque lo hacemos artesanalmente”. Y así, se transforma como en una especie de ritual y uno que la gente se lleva a su casa.