El verdadero fuego de La Docta es su escena gastro y de planes con onda/La capital del interior ahora no sólo tiene bodegas a una hora (y entre sierras) sino que consolida un circuito de propuestas deliciosas/Desde el único fine dining fuera de Buenos Aires hasta unos nuevos alfajores que se convirtieron en un boom boca en boca.
Boom boca en boca: los alfajores «Culpa de los dos» van por su segundo local.
Arde Córdoba Capital: así es su – cada vez más – sobresaliente panorama gastronómico (y de salidas) / Cinco direcciones para comprobarlo. Por Paula Bandera para MALEVA desde la ciudad de Córdoba.
Córdoba arde y no solo por el calor furioso que La Docta vive cada verano, el verdadero fuego radica en la propuesta gastronómica de la ciudad. A modo de resumen, es la única fuera de Buenos Aires con un fine dining de menú por pasos; las cafeterías de especialidad están en casi todos los barrios y la alta coctelería tiene sus templos bien ganados.
Para completar el panorama, basta con viajar una hora hasta llegar a una bodega, pasear por los viñedos y disfrutar del vino cordobés. ¿Otro bonus track? La cantidad de lugares para ir a bailar y escuchar música. Córdoba recibe a estudiantes de todo el país y les da sus espacios para que se diviertan: fiestas en clubes nocturnos, boliches de lunes a lunes y shows artísticos en salas alternativas.
Aquí un recorrido – con mirada MALEVA -, de los lugares más sobresalientes.
1) Bros Comedor: platitos y buenos vinos / Una buena sorpresa que desde la calle pasa casi desapercibido / 27 de Abril 568, piso 2.
Por fuera Bros pasa casi desapercibido, el restaurante no da a la calle, hay que subir dos escaleras, la primera, hasta la puerta de entrada, y luego otra que desemboca en el salón.
Una vez allí la discreción se esfuma y Bros despliega todo su histrionismo: un collage entre el azul y el terracota para las paredes y las columnas, y un ambiente vibrante, con mayoría de mesas para cuatro, cinco y seis comensales.
El cocinero Franco Ghione inició este proyecto con sus dos amigos de toda la vida, al comienzo eran nómades, hacían eventos a domicilio hasta que pudieron montar casa propia. “Tenía todas las contras porque dos pisos sin escalera es un caos para subir la mercadería, pero entramos y vimos la vista, que da sobre Paseo Sobremonte, uno de los parque más lindos de la ciudad, y nos enamoramos”, cuenta.
El nombre, claro, hace alusión a la hermandad de este trío, lo bautizaron como a su grupo de Whatsapp, y también se inspiraron en sus costumbres para plantear el estilo de cocina. “Elegimos platitos porque la forma en la que nos gusta comer, nos gusta compartir todo, siempre fuimos de picotearnos los platos, que es como uno come en familia, por eso también lo de comedor”, cuenta Ghione.
El pacú es uno de los hitazos, viene de criadero y siempre lo tienen en carta, solo cambian el plato -los ingredientes que lo acompañan, la forma de cocción, etc. Los langostinos también están siempre, Ghione los califica como un “productazo” y explica que cuando vivía en España, iba al supermercado y veía que los langos eran argentinos; “es una locura que en el país donde más comen mariscos en el mundo los valoren y acá nosotros no”, detalla.
Todos los platos proponen algún juego de texturas, combinaciones impensadas y sabores bien definidos. Los enófilos que vistan Bros están de parabienes porque la carta de vinos ofrece etiquetas de casi todo el país de todo tipo de bodegas, desde masivas hasta super boutique. También hay buenas opciones por copa.
A diferencia de lo que sucede en Buenos Aires, donde el público sub 45 copa los restaurantes de este estilo, en Bros las mesas familiares forman parte de la cotidianeidad. “Tenía el prejuicio de que al presentar una propuesta diferente, que se juega más en combinar texturas o ir un poco a lo picante, quizás no iba a gustarle a los niños o a la gente más grande y nada que ver”, concluye Ghione. Es que como buen comedor, en Bros hay lugar para toda la familia.
2) El Papagayo: la reinvención del fine dining / Precios mucho más amistosos que en Buenos Aires y la novedad de su propio hotel / Arturo M.Bas 69 – Centro.
El Papagayo se hizo conocido por ser el restaurante más angosto del país y por ofrecer uno de los mejores menús por pasos de la escena local. Pero todo indica, que está a punto de conquistar otro título, el del restaurante que reinventó el fine dining en la Argentina, acá comer un menú por pasos, con técnicas super elaboradas e ingredientes desconocidos para muchos de los comensales no es sinónimo de solemnidad ni sofisticación. Antes que nada, El Papagayo es un restaurante para pasarla bien, para sentirse cómodo, para disfrutar.
Todo empieza por el precio super democrático, un menú de once pasos que en Buenos Aires costaría 3 veces más de lo que se cobra acá. “Un restaurante no es solo la comida, está la música, la atención, las bebidas y el precio también. El precio de hoy nos sirve, no es que vamos a perdida y me gusta que sea inclusivo, acá al mediodía ves al gobernador y en la mesa de al lado a un hippie o una pareja jovencita”, le cuenta a MALEVA Javier Rodríguez, el chef que revolucionó la gastronomía cordobesa cuando abrió este restaurant hace 8 años.
El Papagayo está creciendo, acaban de inaugurar un hotel enfrente “Casa Papagayo” con un living y bar en la planta baja donde ofrecerán los primeros pasos del menú, la parte de snacks, y copas de vino espumoso, luego los comensales cruzarán la calle para continuar con el resto del menú. Al finalizar, las puertas de enfrente volverán a abrirse para pasar por la barra y disfrutar de un whisky, cóctel o café. La intención es darle dinamismo a la experiencia, lograr que sea divertida.
Un dato increíble es que el 40% de la carta cambia de forma diaria, un desafío enorme para el tipo de precisión que requiere este tipo de cocina, un desafío que cumplen con éxito. “Cuando arranqué, durante dos meses o algo así, hice mucho fermentados, cosas agrias y teníamos buenos comentarios, pero yo intuía que la gente iba a venir una vez y no iba a volver, entonces le di una vuelta y empecé sin bajar el nivel a ir a sabores más sencillos y amigables, hoy la gente confía y son clientes regulares, yo trabajo sobre todo con el cliente cordobés”, explica.
Los comensales se divierten, como el lugar es estrecho, al final de la noche muchas mesas cruzan conversaciones. Comer en El Papagayo es tan gratificante que solo ese es motivo suficiente para viajar a Córdoba.
3) Francis: excelentes cócteles en la galería al aire libre con más onda de Córdoba / Prueben el «Aire de las Sierras» con miel de San Marcos / ¡Y sus whiskies (varios japoneses)! / Achával Rodríguez 244 – Galería Barrio – Güemes
Un gran cóctel es todavía mejor cuando sale de una linda barra y se disfruta en un buen entorno, como sucede en Francis, el bar comandado por Francisco Vaccalluzo, bartender ganador del concurso World Class edición 2021. El cóctel emblemático de la casa se llama “Aire de las sierras” e intenta licuar a Córdoba en un vaso tipo whisky, lleva gin, miel de San Marcos, manzanilla y spray de peperina.
“Verde, fresco y ácido” es otro de los más pedidos, inspirado en la famosa ensalada Waldorf, combina vodka, manzana verde, apio y avellanas. Por supuesto, no faltan los clásicos, como el Penicillin, que aquí sale con Caol Ila 12, para darle un extra de ahumado.
La propuesta de cocina es breve, pero correcta. Cuando abrieron, allá por 2018, el foco era la charcutería y hoy ofrecen opciones más elaboradas, como el aguachile de pejerrey, los tacos de coliflor asado y la provoleta de bufala; nada defrauda.
Casi toda la carta cambia dos veces por año, pero todas las semanas sacan dos platitos y dos cócteles especiales, por eso siempre hay novedades. Detrás de la barra llama la atención el gran despliegue de etiquetas de whisky, con varios japoneses, como los de la familia Suntory, con The Chita y el Hibiki Blossom Harmony, entre otros.
Si bien tienen mesas adentro y espacio en la barra, la mayoría de los comensales elige sentarse afuera para disfrutar del aire libre con la seguridad que brinda esta galería gastronómica. De hecho, frente a Francis se encuentra la pizzería estilo neoyorquina Pibi, y como pertenece a los mismos dueños, también está la opción de acompañar los cócteles con unas ricas pizzas.
4) Legrand: club social y hidden bar en el subsuelo del Selina / Se pone toda la semana con agenda arty y fiestas / San Lorenzo 163 – Nueva Córdoba (pleno barrio de las facultades, ergo, planazo joven).
La juventú cordobesa se da cita en Nueva Córdoba, el barrio de las facultades, y claro, esa es la mejor ubicación para un hostel como Selina. Basta atravesar la recepción y bajar al subsuelo para dar con Legrand, su bar y club social.
Tienen una agenda que funciona de martes a domingos en dos horarios, a las 20, con shows artísticos y musicales, y después de la medianoche con fiestas.
Los martes se sale a la pista con cena show y baile, los miércoles música en vivo, los jueves llega el turno de Soul Bitches, una banda que ya es toca como local, y los viernes es día de acústicos.
La carta de cócteles es bastante amplía y se centra en clásicos, desde tragos simples, como el infaltable fernet con Coca, hasta alta coctelería, con insignias como el Old Fashioned, el Negroni o el Boulevardier. También ofrecen bottle service (vino espumoso más bebida energizante, vermut más jugo de naranja, etc.)
A la hora de comer, los platos rápidos de bar, como bastones de muzzarela, hamburguesas, pizzas, sándwiches y también algunas opciones healthy y vegetarianas.
También organizan pool parties, una opción ideal para escuchar música y mover los piecitos al ritmo de los chapuzones.
5) Take away para golosos: los alfajores y conitos de Culpa de los Dos (que rebalsan de dulce de leche) y las tortas de Mandala Cakes (variedad impresionante).
Para los golosos un pedacito de cielo es cordobés porque la capital de esta provincia hay dos paraísos al mejor estilo Willy Wonka: Culpa de los dos y Mandala cakes. Ezequiel Beltramino y Agustina Alegre Obligado, ambos gastronómicos, necesitaban un ingreso extra, pensaban dedicarse a las pizzas, porque son la especialidad de Ezequiel, pero los trataba la logística de la entrega.
En el bautismo de su hijo, Ezequiel hizo alfajores al estilo de Agustina, con “mucho más dulce de leche que todos los del mercado” y fueron un boom. Desde ese día, se activó el boca a boca y no pararon hasta abrir local, ahora ya van por el segundo. Las tapas son finitas y no demasiado dulces para equilibrar la sobredosis de dulce de leche.
Los alfajores vienen simples, triples y van desde el clásico con dulce de leche hasta otros inspirados en golosinas, como el Ferrero (con un bombón entero adentro) o el Oreo, con una galletita en medio de ese mar de dulce de leche.
Entrar al perfil de Instagram, y ni hablar al local, es sinónimo de salivar, imposible no tentarse. Mandala Cakes, en tanto, queda en Nueva Córdoba y se centran en las tortas y el café para llevar. La variedad es impresionante, los clientes se llevan de a dos o tres porciones. La estrella se llama Hopie, se agota siempre, y combina doble capa crocante de vainilla, chocolate blanco, dulce de leche, crema y maracuyá.
La Rufina es otra bomba, tiene base de oreo, dulce de leche, cheesecream de dulce de leche y merengue italiano. Y para más dulce de leche, la Cabsha Blanca, con base crocante de chocolate y maní, dulce de leche y ganache de chocolate blanco.
Los budines –en formato cuadrado- y alfajores también son muy buenos. Visita obligada a Mandala Cakes, un lugar no apto para paladares flojos.
Mandala Cakes, Obispo Salguero 479, Culpa de los dos, Belgrano 886.
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Sobre la autora de la nota: la primera palabra que pronunció la periodista Paula Bandera fue “ma”, «pero apuesto a que lo hice en tono de interrogación», arriesga. «Es que la inquietud me define, me interesa preguntar, escuchar, aprender. Dedicarme al periodismo, entonces, fue una consecuencia lógica, el devenir de mi ser», cuenta Paula.
Se especializó en lifestyle – gastronomía, belleza y turismo -, y escribe en los medios más importantes del país desde hace 15 años.
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Fotos de la nota: son todas gentileza de los locales mencionados.