Fue convocada para exponer en el museo Louvre de París y le contó a MALEVA – en una entrevista en su casa de Punta del Este -, por qué eligió que sus obras para la ocasión sean un homenaje a la amistad/La única de la nueva generación de su familia que se dedicó al arte/Ideas en óleo desde el corazón, su infancia en Casapueblo, su vida en Barcelona, la inspiración en los clásicos/Además: ¿por qué se siente «re esteña» y cuáles son sus coordenadas favoritas (ojo a los datos) en el balneario uruguayo?
Sofía Balut Páez empezó a dibujar a los tres años de edad.
De Las Grutas (de Punta Ballena) al Louvre: entrevista a Sofía Balut Páez, la artista uruguaya que expone en Europa / «Estoy pintando una oda a mis hermanas de la vida…» / Por Victoria Schirinian para MALEVA desde Punta del Este. Fotos: Natalia Ayala desde Punta del Este.
Encontramos a Sofía Balut Paez en su casa en un barrio cerrado a cinco minutos de Manantiales, pintando dos obras que va a exponer en el Museo del Louvre a mediados de abril. “De la galería de Canadá me están pidiendo la foto de la obra terminada y mirá todo lo que me falta”, nos cuenta, mientras posa para la cámara sin que se le escape ningún detalle.
Estudió actuación, hizo algunos trabajos de modelaje para marcas de sus amigas, tuvo uno de los bares más divertidos de la noche esteña cuando tenía tan solo 18 años, incursionó en la gastronomía, llegó a tener 25 empleados a su cargo a sus 21 años, para que luego, el destino se le presentara con una galería de arte que llevaba su nombre, donde vendía obras suyas y de su abuelo, el gran artista uruguayo Carlos Páez Vilaró.
Muy pronto otra vuelta del destino la llevó a vivir a Barcelona donde se enamoró y se casó. “Nunca me imaginé que me iba a casar en Europa, toda mi vida pensé que me iba a casar en Casapueblo. Rompí esquemas, fue todo al revés de lo que me imaginaba y me encanta”, nos cuenta Sofía. “Acá conozco desde el cuidacoches hasta al presidente y en Barcelona tuve que empezar de cero, no conocía a nadie. Allá no tengo eso de ‘sos la nieta de…’ y eso me gusta, que mi trabajo guste por lo que es me pone muy feliz”.
«Estoy feliz porque para mí lo más lindo es que las ideas me encuentren, no ir en búsqueda de lo que está de moda o lo que vende, sino hacerlo desde el corazón. Después si gusta o no ya no me importa, hay un montón de haters y hay un montón de gente que le gusta. Para mí lo importante es ir dejando en cada obra un pedazo de expresión artística de lo que puedo, de alguna manera, dejar a la humanidad…»
¿Te molesta que te asocien con tu abuelo o te pregunten siempre por él?
No, para nada, soy una agradecida de lo que me tocó. Abrazo mucho lo que me dio, para con eso poder trascender y seguir mi camino. Creo que tengo un legado familiar muy grande con su obra, la de su hermano Jorge que también pintaba y mi tía Agó. De los nietos yo soy la única que pinta y siempre pienso que ojalá que la familia de artistas siga, tal vez con mi hija o alguno de mis sobrinos.
¿Cómo fue tu infancia en Punta del Este?
Nací en Montevideo y a los tres años me fui a vivir a Las Grutas, abajo de Casapueblo. Mamá tenía un parador ahí abajo “El Chiringo” y mi abuelo estaba arriba en Casapueblo. Mamá trabajaba, el parador explotaba, estaba muy de moda y yo me aburría de tanta gente, modelos, djs y entonces me iba con mis dos mejores amigas a la pileta de Casapueblo. Después pasaba por lo de mi abuelo, nos recibía Anette su mujer, nos daba una chocolatada, tomábamos el té y bajábamos de nuevo a la playa. Me crié en eso y siempre me gustó. Viví hasta los 17 años en Las Grutas hasta que terminé el colegio y me fui a vivir a Montevideo y después a Buenos Aires. Pero volvía todos los veranos.
¿Cómo ves el crecimiento de Punta de los últimos años?
Yo de chica siempre creí que este lugar iba a explotar. Porque es un paraíso.
Estoy re a favor del crecimiento, para mí los argentinos son nuestros hermanos y la unión forma parte de la evolución.
«Me convocaron para exponer en el Museo del Louvre en París y no sabía que hacer, porque quería presentar algo nuevo, algo lindo y emotivo para mí y que salga desde el amor. Este verano me reencontré después de algunos años con mis dos mejores amigas de la infancia, nos vimos en Casapueblo una tarde, como cuando éramos chicas, y a la mañana siguiente me desperté con la idea de lo que iba a hacer: Las Tres Gracias de Rubens versión amigas esteñas. Una oda a mis hermanas de la vida…»
¿Todavía te sentís local?
Si obvio, me siento re esteña, eso no lo perdí ni ahí. En Barcelona me dicen la turca esteña.
¿Te da FOMO no vivir más acá ahora que se llenó de gente todo el año?
No la verdad es que no, yo disfruto un montón en venir en verano, reunirme con toda mi familia y amigos. Mi marido tiene su laburo muy estable allá y yo también, cada vez más. Estoy en una creciente laboral que me gusta, muy contenta. Son momentos de la vida, hoy elijo estar allá pero quien te dice en diez años…
¿Estudiaste arte?
Nunca estudié facultad de arte porque me crié entre artistas, con mi abuelo y mi tía y siempre fui aprendiendo con ellos. Mucha gente me dijo que meterme en una facultad me iba a limitar, porque te enseñan la técnica y te quedás muy aferrado a eso. Cuando alguien te enseña algo sentís que está mal hacer otra cosa y para mí muchas cosas salen del error. Cuando me equivoco siempre aprendo. Creo que el camino del arte se lo va haciendo uno y no hay nada que esté bien o mal, vos podés pintar lo que quieras, lo que importa es que salga de adentro, que nazca de uno.
«Yo de chica siempre creí que Punta del Este iba a explotar. Porque es un paraíso. Estoy re a favor del crecimiento, para mí los argentinos son nuestros hermanos y la unión forma parte de la evolución. Me sigo sintiendo re esteña. En Barcelona me dicen la turca esteña…»
¿Cómo fue tu primera conexión o aproximación con el arte?
Desde que tengo 3 o 4 años ya dibujaba. Me acuerdo cuando tenía la edad de mi hija, 5 años, y le decía a mamá que me lleve a lo de mi tía Agó (Páez Vilaró, hija de Carlos) y yo me quedaba tranquila mirando como pintaba y me ponía a pintar ángeles chiquitos. Ahí fue cuando me di cuenta que quería hacer eso, seguir por ese camino. Aparte no me gustaba estudiar historia o matemática, lo único que me gustaba era el dibujo. Hoy por suerte existe la orientación artística en muchos colegios pero en mi época no existía.
¿Cómo es tu rutina de trabajo?
Soy re rutinaria para el trabajo. Soy muy profesional y me gusta dedicarle mucho tiempo a mi laburo. En Barcelona lo tengo más fácil porque tengo mi estudio. Me levanto a las 7, hago gimnasia, la llevo a mi hija al colegio y me voy al taller, me quedo todo el día trabajando. Acá cuando vengo todo se descompagina porque me enfoco más en exponer y en pasar tiempo con mi familia.
¿Qué artistas te inspiran?
Me gustan mucho los clásicos. En todo lo que es óleo y pintura, siento que tengo que aprender mucho de ellos y transformarlo. Más allá de que evolucionemos y haya un montón de cosas nuevas en el mundo digital, los clásicos están siempre ahí como referentes. Podría definir mi obra tomando como inspiración ciertos elementos de los pintores que más me gustan. Por ejemplo, la textura al óleo puede ser de Van Gogh, los árboles de Gauguin, el cubismo de Picasso, la paleta de Juan Gris.
¿La obra de tu abuelo también te inspira?
Si obvio, toda mi vida fue de gran inspiración. Cada vez que voy a Casapueblo encuentro algo que nunca había visto y lo entiendo de otra manera. Él pasó por muchos estilos y técnicas y para mí es súper enriquecedor eso, porque salís de tu zona de confort, vas probando cosas nuevas.
«Creo que tengo un legado familiar muy grande con su obra (su abuelo, Carlos Páez Vilaró) la de su hermano Jorge que también pintaba y mi tía Agó. De los nietos yo soy la única que pinta y siempre pienso que ojalá que la familia de artistas siga, tal vez con mi hija o alguno de mis sobrinos…»
¿Trabajás en series, temáticas? ¿Cuándo das por terminada una serie, una obra?
Tengo periodos, que siempre corresponden con lo que estoy viviendo en lo personal. Por ejemplo, en pandemia hice una serie de dibujos de línea, en tamaño pequeño. Con mi hija chiquita no tenía tanto tiempo ni espacio para hacer obras grandes encerrada en mi casa. Eso gustó mucho y se vendió mucho, armé mi tienda online donde vendía dibujos pequeños sobre papel. La serie se llama de hecho “Pandemia”. A medida que se fue abriendo la pandemia volví a renacer, con mi serie “Florecer” que son flores con caras, y después vino la serie que se llama “Liberación” que habla un poco de la libertad con ciertos símbolos como las palomas. Cada serie tiene su estilo, pero va un poco en torno a mi experiencia personal y al momento vivido.
¿En qué estás trabajando ahora?
Me convocaron para exponer en el Museo del Louvre en París y no sabía que hacer, porque quería presentar algo nuevo, algo lindo y emotivo para mí y que salga desde el amor. Este verano me reencontré después de algunos años con mis dos mejores amigas de la infancia, nos vimos en Casapueblo una tarde, como cuando éramos chicas, y a la mañana siguiente me desperté con la idea de lo que iba a hacer: Las Tres Gracias de Rubens versión amigas esteñas. Una oda a mis hermanas de la vida. Estoy feliz porque para mí lo más lindo es que las ideas me encuentren, no ir en búsqueda de lo que está de moda o lo que vende, sino hacerlo desde el corazón. Después si gusta o no ya no me importa, hay un montón de haters y hay un montón de gente que le gusta. Para mí lo importante es ir dejando en cada obra un pedazo de expresión artística que puedo, de alguna manera, dejar a la humanidad.
Los elegidos de Punta para MALEVA de Sofía Balut Páez.
Foto: gentileza Unsplash (PH Pablo López)
Lo que más te gusta:
Me gusta todo de Punta del Este, acá me siento en casa, ese aire que se respira es único. Casapueblo para mi es el lugar más lindo de Punta. También me gusta ir a José Ignacio, a la playa de la mansa al atardecer, a Las Grutas y al Club de la Ballena. Me gusta mucho la naturaleza. Habiendo viajado por muchos lugares de mundo te puedo asegurar que el atardecer más lindo es el de Casapueblo. Cuando uno nace ahí no es tan consciente, pero cuando fui recorriendo diferentes lugares digo “ah la mierda mi abuelo se fue al carajo con lo que hizo”. La magia que hay ahí es inexplicable.
Restaurantes favoritos de Punta:
Narbona, Café el Tesoro, Santa Teresita y Solera el Bar de Tapas.
Actividades culturales:
El Skyspace de James Turrell en Posada Ayana, una experiencia de arte y meditación que me encantó.
¿Algún spot secreto?
El mejor chivito de Maldonado está en el Poligrillo, pero no se lo cuenten a nadie.