Las obras e instalaciones más deslumbrantes de la nueva edición de Chandon Artground.

La consigna de este año: “Cambiá la mirada”/ Bajo el ala de Julio Oropel, distintos artistas crearon obras interactivas y fascinantes/ Además, gastronomía a cargo de Niño Gordo, coctelería de The Hole, música, y microteatro.

Además de un festival de arte, Chandon Artground en el ex Tiro Federal es un fiestón

Las obras e instalaciones más deslumbrantes de la nueva edición de Chandon Artground. Por Melisa Boratyn. Fotos: Cortesía Chandon Artground.

Hasta el sábado 22 pueden visitar la tercera edición del exclusivo festival de arte CHANDON ARTGROUND, en el predio del ex Tiro federal, que continúa apostando a la creación de un festival de arte y experiencias, fusionando arte, teatro, música y gastronomía.

Este año la consigna planteada es “Cambiá la mirada»; es por eso que bajo la curaduría del arquitecto y diseñador, Julio Oropel, un grupo de cinco artistas y colectivos fueron convocados para transformar los espacios y ofrecernos la posibilidad de relacionarnos con propuestas únicas. Artground es una invitación a interactuar, experimentar y compartir, resaltando el aspecto lúdico del arte. Oropel explica que seleccionaron obras poco convencionales para que los públicos puedan apropiarse de ellas; «acá se usan todos los recursos para generar propuestas participativas”, declaró.

Este año la consigna planteada es “Cambiá la mirada»; es por eso que bajo la curaduría del arquitecto y diseñador, Julio Oropel, un grupo de cinco artistas y colectivos fueron convocados para transformar los espacios y ofrecernos la posibilidad de relacionarnos con propuestas únicas.

MALEVA recorrió sus imponentes espacios, y trazó una guía de los imperdibles.

1. Luis Terán y sus versiones habitables.

Así, estas instalaciones interactivas imponentes, nacen de las anteriores, y cargan con la historia de lo que pasó, ya que Luis casi no manipula las maderas antes de volver a usarlas, sino que las deja tal cual están.

Dos grandes instalaciones en madera de Luis Terán nos dan la bienvenida. Sobre ellas, el artista nos cuenta: «Aprovecho estas invitaciones para hacer ensayos que en mí propio taller no hago. Esta oportunidad me permite traerlas acá y que la gente haga con ellas lo que quiera».

Las grandes esculturas-instalaciones están hechas de fragmentos de otras piezas geométricas que Luis realizó el año pasado en La Usina del Arte, un mecanismo de trabajo habitual en su proceso, al trabajar con materiales que desarma y vuelve a utilizar en otro momento. «Tiene que ver con el reciclaje del material, algo que investigo desde el año 2002, cuando por entonces trabajaba con una serie de latas, las primeras obras con las que empecé a circular por el mundo del arte», detalla.

Veinte años más tarde Luis re-versiona ese concepto, en un momento en el que ya ni hablamos de la necesidad de reciclar, sino de ir mucho más allá; «le escapaba a ese discurso, ya que antes solo se trataba de la reutilización y ahora es algo más expansivo. Yo decía que esas latas no se reciclaban porque no volvían a su circuito, sino que iban a otro, pero eso de la reutilización del material o trabajar con lo que sobra, lo tengo desde siempre», amplía Terán.

Así, estas instalaciones interactivas imponentes, nacen de las anteriores, y cargan con la historia de lo que pasó, ya que Luis casi no manipula las maderas antes de volver a usarlas, sino que las deja tal cual están. Sintetiza: «La obra de La Usina se desarmó por completo y varios meses más tarde llego acá, donde in-situ armé la nueva versión. Y cuando esto termine, las maderas volverán a ser desarmadas hasta que sea momento de pensar otro proyecto». Bravo.

Con respecto a la posibilidad de participación por parte de la gente, el artista nos cuenta que era un camino que la obra iba a pedirle en algún momento; “de hecho la primera vez que hice algo así, la transité yo, pero no estaban dadas las condiciones para que el público lo hiciera. Ahora sí puedo aprovechar el contexto y pensar en una obra recorrible», reflexiona. De alguna manera, sería lo contrario a un “por favor no se acerquen a las obras”, sino más un “pónganse cómodos e interactúen”.

2. Unos minutos de teatro fugaz.

La propuesta completa incluye tres obras de quince minutos creadas y dirigidas por Jimena Del Pozo Peñalva.

Atrás de una cortina que no dice nada, se va reuniendo un grupo de gente a la espera de lo que parece una puesta de teatro improvisada. Así, aparecen cuatro personajes que al parecer trabajan en un tren de la alegría de la costa, y se encuentran en un acalorado debate: ¿llegó el momento de aggiornarse a las tendencias de la época o hay que defender a personajes clásicos, como la hormiga atómica o la pantera rosa?

De algún modo, esta propuesta nos invita a formar parte de la discusión de forma activa, para luego retirarnos como si nada hubiese pasado. La propuesta completa incluye tres obras de quince minutos creadas y dirigidas por Jimena Del Pozo Peñalva.

3. El ansia de Solange Agterbeg.

«El ansia» es la imponente instalación roja de más de 8 metros de largo, hecha de globos, que creó para invitarnos a sumergirnos en lo desconocido. «Es una pasarela a las entrañas del abismo existencial y el vacío profundo”

Solange es una diseñadora de interiores y artista visual que fusiona escenografía, diseño y performance. «El ansia» es la imponente instalación roja de más de 8 metros de largo, hecha de globos, que creó para invitarnos a sumergirnos en lo desconocido. «Es una pasarela a las entrañas del abismo existencial y el vacío profundo”, explica la artista, “como cuando uno se encuentra en una crisis y necesita navegarla. Tiene que ver con un estado y por eso hay un grupo de performers que hace una danza Butoh, que es la danza de la muerte». Solange nos propone transitar este recorrido para enfrentarnos al duelo y renacer bajo una nueva identidad.

4. Paul Sende nos invita a reunirnos alrededor de su fogón lumínico.

«Fuego», es una hipnótica instalación que recrea un fogón de manera digital y luminosa. «La idea es crear un punto de encuentro grupal y recorrer esta especie de tótem a través de la contemplación, simulando la experiencia que podríamos tener en un entorno natural.

En el primer piso, la propuesta participativa de Paul Sende, que gira en torno a «Fuego», es una hipnótica instalación que recrea un fogón de manera digital y luminosa. «La idea es crear un punto de encuentro grupal y recorrer esta especie de tótem a través de la contemplación, simulando la experiencia que podríamos tener en un entorno natural, como cuando nos colgamos mirando el fuego en un campamento» explica Paul, que busca que este transitar no sea algo instantáneo, sino que nos tomemos nuestro tiempo para hacerlo.

La música de género ambient y techno (pasando por Brian Eno o Mica Levi) es la gran responsable de crear el clima y terminar de completar la experiencia, una palabra que a pesar de estar un tanto bastardeada, en este caso es necesaria. «Al haber tantos intentos de experiencias, la vara queda muy alta, lo que me lleva a pensar en formas de abstracción profunda y contextos por fuera de la realidad del momento», reflexionan.

De esta manera, en esta sala se genera un verdadero desplazamiento, lo que nos permite activar nuestros sentidos a través del humo, el olor, la música y el efecto lumínico que por momentos se intensifica y por otros se apacigua y comprobar que no podemos dejar de mirar a «Fuego», el centro al que todos llegaremos eventualmente. Aquí hay un ambiente muy particular, con una leve tensión en el aire y una puesta en escena en la que vale la pena sumergirse para romper con nuestros hábitos tradicionales frente al arte.

///

Chandon Artground se puede visitar hasta el domingo 23 de octubre en el Ex Tiro Federal.